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#2014 - MACHADO: El limonero lánguido suspende | GARCÍA LORCA: Serenata

 

El limonero lánguido suspende


El limonero lánguido suspende
una pálida rama polvorienta,
sobre el encanto de la fuente limpia,
y allá en el fondo sueñan
los frutos de oro...
Es una tarde clara,
casi de primavera,
tibia tarde de marzo
que el hálito de abril cercano lleva;
y estoy solo, en el patio silencioso,
buscando una ilusión cándida y vieja:
alguna sombra sobre el blanco muro,
algún recuerdo, en el pretil de piedra
de la fuente dormido, o, en el aire,
algún vagar de túnica ligera.
En el ambiente de la tarde flota
ese aroma de ausencia,
que dice al alma luminosa: nunca,
y al corazón: espera.
Ese aroma que evoca los fantasmas
de las fragancias vírgenes y muertas.
Sí, te recuerdo, tarde alegre y clara,
casi de primavera
tarde sin flores, cuando me traías
el buen perfume de la hierbabuena,
y de la buena albahaca,
que tenía mi madre en sus macetas.
Que tú me viste hundir mis manos puras
en el agua serena,
para alcanzar los frutos encantados
que hoy en el fondo de la fuente sueñan...
Sí, te conozco tarde alegre y clara,
casi de primavera.

Antonio Machado (1875-1939)
Poesías completas.
Editores Mexicanos Unidos,
México, 1994 (1ª reimp.)


Serenata


Por las orillas del río
se está la noche mojando
y en los pechos de Lolita
se mueren de amor los ramos.
Se mueren de amor los ramos.
La noche canta desnuda
sobre los puentes de marzo.
Lolita lava su cuerpo
con agua salobre y nardos.
Se mueren de amor los ramos.
La noche de anís y plata
relumbra por los tejados.
Plata de arroyos y espejos.
Anís de tus muslos blancos.
Se mueren de amor los ramos.

Federico García Lorca (1898-1936)
Obras completas
Aguilar, Madrid, 1960


2104 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria. 4-III-2024. Selección de Felipe Garrido.
Miguel Ángel Porrúa, editor; Academia Mexicana de la Lengua; Creadores Eméritos FONCA

Reacciones a la selección previa:

Adolfo Castañón: Gracias por el envío 2103 de “Un poema al día”, con varios incisivos poemas de Eduardo Lizalde, nacido en 1929 y fallecido en 2022. Pertenecen los tres a la antología titulada
Los fulgores del tigre, editada en 2019 en México, por Lectorum.
La poesía, esa dama despiadada, esa diosa cruel, se acercaba a Eduardo Lizalde y le susurraba al oído los modos y declinaciones del elogio y del canto. En '”Bellísima”, con “Rilke de nuevo” el poeta, en un juego amoroso, acaricia castigando e ilumina con sombras. Es, sin duda, un maestro del efecto dramático que sabe cincelar el poema y tensar la palabra hasta un grado casi imposible de precisión. Lo deslumbra la belleza y la ve en lo terrible, lo oscuro y lo abismal tanto como en la majestad de la figura femenina.
Los poemas de Caza mayor parecen desprenderse del orden afectivo para buscar una gramática desaforada y a la par objetiva, calcinante. Lizalde es un poeta visionario capaz de ver belleza en el mar insondable de una imaginación apocalíptica. Se mueve con elegancia silenciosa entre las sombras de la historia. De ahí que en su palabra austera y atormentada resuene la voz amarga de un demiurgo que sabe de memoria las engañosas fábulas de la historia. Gracias, querido Felipe. Larga vida a la alta poesía de Eduardo Lizalde.

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