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Mostrando entradas de septiembre 25, 2022

#1954 - MACÍAS: A contratiempo | Vacaciones

  A contratiempo A veces creo que mamá murió hace seis, hace diez o hace más de veinte años y que papá se cansó de vivir. Tenía novecientos años, la edad de los patriarcas, cuando al cielo subió por un nopal inmenso de penca en penca de penca en penca como el niño del cuento que él nos narraba. Elva Macías (1944) Vacaciones Falda de flat y blusa transparente, rizos alborotados y bermejos, ella compra una revista de chistes obscenos en la que fue la librería de este pueblo sin lectores. Yo compro el último libro: Las aventuras de Huckleberry Finn . El señor Sánchez ya no lamenta conmigo haber cambiado su negocio. Ahora vende periódicos y revistas y habla en voz baja, entre risas nerviosas y rubores, con su nueva clienta. Terminamos de pagar casi al mismo tiempo, me adelanto a la puerta para que el lienzo estrujado que vuela sobre nuestras cabezas termine de caer. Yo vuelvo al patio de mi casa a leer bajo el flamboyán y la muchacha regresa al b...

#1953 - VILLAURRUTIA: Nocturno | Nocturno eterno

  Nocturno A Jules Supervielle Abría las alas profundas el sueño y voces delgadas corrientes de aire entraban Del barco del cielo del papel pautado caía la escala por donde mi cuerpo bajaba El cielo en el suelo como en un espejo la calle azogada dobló mis palabras Me robó mi sombra la sombra cerrada Quieto de silencio oí que mis pasos pasaban El frío de acero a mi mano ciega armó con su daga Para darme muerte la muerte esperaba Y al doblar la esquina un segundo largo mi mano acerada encontró mi espalda Sin gota de sangre sin ruido ni peso a mis pies clavados vino a dar mi cuerpo Lo tomé en los brazos Lo llevé a mi lecho Cerraba las alas profundas el sueño. Xavier Villaurrutia (1903-1950) Nocturno eterno Cuando los hombres alzan los hombros y pasan o cuando dejan caer sus nombres hasta que la sombra se asombra cuando un polvo más fino aún que el humo se adhiere a los cristales de la voz y a la ...

#1952 - GARCÍA MARRUZ: Transfiguración de Jesús en el Monte

  Transfiguración de Jesús en el Monte Y después de seis días, Jesús toma a Pedro, y a Jacobo, y a Juan su hermano, y los lleva aparte a un monte alto: Y se transfiguró delante de ellos; y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos fueron blancos como la luz. San Mateo, Cap. 17-1.2 En tanto que Israel se agitaba todavía entre la adúltera y el justo, el mercader y el mancebo; en tanto que discurrían por los gastados tapices de las calles susurradas y sagaces los escribas de la Vieja Ley; y en el templo los animales eran ofrecidos con ojos rápidos y diminutos y hondas inclinaciones del cuerpo; en tanto que las calles empinadas y estrechas olían a comida simple y brutal y se obedecían las prescripciones; y el paso lento de los fariseos y el paso rápido de los mercaderes se entrecruzaban en el mismo paño gastado y minucioso; en tanto que una tiznada intimidad se pegaba a los cuerpos como un manto muy usado, o ese lugar sabido hasta la dulzura y la angustia y al que nu...

#1951 - KRAUSS: Temazcal

  Temazcal Vista desde la nada la luz de la tierra es una gema de fuego, un capullo hirviendo, una palomilla anaranjada. La oscura luz incandescente enciende la pulpa de los órganos. El miedo es sudor. El cuerpo atrapado en sí mismo flota en agua de miedo y en agua que lo relumbra. Corre todo disuelto, en un flujo rojo de sangre, antes y después de las palabras. En el barro no existen el tiempo ni las conjugaciones. Es de tierra la ira y el bálsamo, la vida, la muerte; la viva muerte latiendo. Llora lo niño de encierro, llora de rasgadura. El vapor se vuelve peligro: mi padre, la ciega gigante ausencia, son esta cueva, dentro todo es locura. Ni nacer ni ser nacida. No consigo serme feliz. ¡Puerta! Inocencia, quiero salir. De no sé dónde como el misterio, como lo amniótico, un té limón nutre y arrulla. Afuera de mí todo se acaba, afuera, en lo múltiple, en otra cueva o en un final de tierra. En la abertura todo es escalar la luz como escalar sin saber el costillar de una ballena. ¡P...

#1950 - PAZ: Nocturno de la ciudad abandonada

  Nocturno de la ciudad abandonada I Esta es la Ciudad del Silencio. De la voz amarga de lágrimas. Esta es la Ciudad de la Desesperanza. Los enormes templos derruidos las columnas ya rotas, aplastando serpientes y dioses labrados. Y los grandes vientos heroicos que agitaron la bandera del Sol, arrodillados –inmóviles– ante la desolación. Las fórmulas y los conjuros, Impronunciables, borrados de los bloques eternos. Y los números mágicos exhaustos. perdido todo poder y toda fuerza. Las palabras ya secas Se cayeron de los labios helados. (Los viajes azules de los pájaros jamás escucharon silencio y sombra muerta tan igual.) Esta es la Ciudad del Silencio, patíbulo del Tiempo. II Noche cada vez más pura, se torna quinta esencia de sombra luminosa. El espanto se quedó en el umbral de la llanura. Y aúlla. Se oye, metálica, a la sombra caer en el piso –tan sólido y compacto–. En la calzada...

#1949 - FRENK ALATORRE: LÍRICA ESPAÑOLA DE TIPO POPULAR

  76 --Gentil caballero, dédesme hora un beso, siquiera por el daño que me habéis hecho. Venía el caballero, venía de Sevilla, en huerta de minjas limones cogía, y la prioresa prenda le pedía: --Siquiera por el daño que he habéis hecho. [Mudarra, nóm. 72] 116 Si eres niña y has amor, ¿qué harás cuando mayor? [Romancero general, núm, 370] 118 --Meterte quiero yo monja, hija mía y de mi corazón. --Que no quiero ser monja, no. [Farsa penada] 121 Agora que soy niña quiero alegría, que no se sirve Dios de mi monjía. Agora que soy niña, niña en cabello, ¿me queréis meter monja en el monasterio? ¡Que no se sirve Dios de mi monjía. [Juan Vásquez, Recopilación, II, 12] 135 [A] aquel caballero, madre, que de amores me fabló más que a mí le quiero yo. [Cancionero musical de Palacio, 329] 139 Perdida traigo la color: todos me dicen que lo he de amor- Viniendo de la romería encontré a mi buen amor; pidiérame tres besicos: luego perdí la color. Dicen a mí ...

#1948 - NERUDA: Amiga, no te mueras... | Puedo escribir los versos más tristes esta noche...

  Amiga, no te mueras… Amiga, no te mueras. Óyeme estas palabras que me salen ardiendo, y que nadie diría si yo no las dijera. Amiga, no te mueras. Yo soy el que te espera en la estrellada noche. El que bajo el sangriento sol poniente te espera. Miro caer los frutos en la tierra sombría. Miro bailar las gotas del rocío en las hierbas. En la noche al espeso perfume de las rosas, cuando danza la ronda de las sombras inmensas. Bajo el cielo del Sur, el que te espera cuando el aire de la tarde como una boca besa. Amiga, no te mueras. Yo soy el que cortó las guirnaldas rebeldes para el lecho selvático fragante a sol y a selva. El que trajo en los brazos jacintos amarillos. Y rosas desgarradas. Y amapolas sangrientas. El que cruzó los brazos por esperarte, ahora. El que quebró sus arcos. El que dobló sus flechas. Yo soy el que en los labios guarda sabor de uvas. Racimos refregados. Mordeduras bermejas. El que te llama desde las llanuras brotadas. Yo soy el que en la hora del amor te dese...