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Mostrando entradas de enero 22, 2023

#2070 - COMESAÑA: En el diván de las palabras | Cien años

  En el diván de las palabras Una tiene rarezas heredadas, las de la abuela más antigua que nos mira desde el retrato, las de la tía que aparece sentada en las historias de sobremesa. Una tiene costumbres muy insanas, como las de sentirse costurera de culpas, y devanar el ovillo con una olímpica destreza para tejer los puntos del derecho y del revés. Una tiene tendencias muy frenéticas, como la de asomarse al precipicio del mes de enero, arriesgando el sentido del equilibrio, mirando morbosamente el fondo a sabiendas de que el abismo existe. Una tiene reservas enfermizas de miedos heredados también de las abuelas y de las bisabuelas, que se dejaban estar entre las sombras, sumando malos ratos que coincidentemente se acomodaban en el infierno de la noche y convertían sus camas en una travesía delirante. Una tiene un armario, igualmente heredado, con un espejo grande colgado de la puerta que ha estado ahí por años reflejando el peinado, el vest...

#2069 - CUEVAS: Frutos de sal (I, VIII y XIII)

  Frutos de sal I ¡Se ha roto el dique!, ¡Se ha vuelto cada vez más urgente, oh Mar, que en mí te reconozca! Que en mis abismos vea el pez que mora en tus abismos el que ha quedado ciego, corroída la carne a la intemperie cuando salta de ti salido de ti mismo           Me has observado siempre en la enramada y entre la fronda me has dejado verte           ¡Anda pez ancla, sal a la luz…!           ¡Leva tus brazos…! ¡Surca mi piel…!           ¡Anda en mis ondas…!           ¡Renace pez…!           Como ese niño arrebatado que regresa sonriente entre las islas, trazo de pez espada que relumbra al nacer Ángel Cuevas (1970) VIII En el áureo caracol del nautilus oigo tu voz cada mañana separados al nacer por el mar quisiéramos reunirnos sin saber el horizonte entrelaza nuestros reflejos hilos de una misma casa nacidos el mismo día oigo a lo...

#2068 - CONDE: Poemas por Ciudad Juárez (2a y última parte)

  Poemas por Ciudad Juárez Segunda y última parte VI Un grito apagado se esparce por el viento de Juárez desierto plagado de pendones testigos mudos de silencio guijarros acompasados por el soplo del rastro que dejaran las huellas de una ninfa incapaz de convertirse en laurel. El acero atraviesa mi corazón y lo rompe intencionadamente en partes para que siga, doliente, el amago de su golpe: desprecio, odio, insulto, mote. VII Un desierto mutilado muestra sus carnes sin rostro. Sediento se alza: antiguo mar de sirenas cercenadas, sol durmiente, silencioso grita la desesperanza. Muda ante el misterio de la ruta, trazada por un brazo, una pierna, un pezón, una lágrima que no fue escuchada, la prensa se duerme en los brazos de la duda: un graznido de perros es lo que un ladrar de cuervos para sus orejas. VIII No es necesaria una gota de sangre para gritar contra el odio y la violencia Ni una gota de sangre me basta para sentir el dolor de la víctima. Ni una gota de sangre: ni una más… ...

#2067 - CONDE: Poemas por Ciudad Juárez

  Poemas por Ciudad Juárez I Lloro por las cosas pequeñas y por las grandes también, y a veces no distingo entre unas ni otras: lloré cuando vi en televisión a Enriqueta Basilio encender la Llama Olímpica; cuando Neil Armstrong pisó por primera vez la Luna; cuando Sebastião Salgado retrató Serra Pelada en Brasil; cuando las aves del Golfo se ahogaron en el oro negro, y cuando escuché el llanto de mi primera nieta al nacer. Igualmente lloro cuando se suma uno más a la lista de desaparecidos; mueren más migrantes al cruzar la frontera; aparecen los miembros de una mujer esparcida en el desierto; o presiento una muerte tras el impacto de una bala que silba tras la noche. Lloro, también, con las cifras de las muertas de Juárez; de los caídos en las huelgas de hambre; de los masacrados en las guerras; de los secuestrados; de los violados… Lloro cuando una anciana famélica toca a mi puerta; cuando un niño aúlla atropellado por el hambre; cuando dos globos penden danzantes de los glúteos ...

#2066 - NERUDA: Sobre mi mala educación | CELAYA: Educar

Sobre mi mala educación Cuál es cuál, cuál es el cómo? Quién sabe cómo conducirse?           Qué naturales son los peces! Nunca parecen inoportunos.           Están en el mar invitados y se visten correctamente sin una escama de menos, condecorados por el agua.           Yo todos los días pongo no sólo los pies en el plato, sino los codos, los riñones, la lira, el alma, la escopeta.           No sé qué hacer con las manos y he pensado venir sin ellas, pero dónde pongo el anillo? Qué pavorosa incertidumbre!           Y luego no conozco a nadie. No recuerdo sus apellidos.           Me parece conocer a usted. No es usted un contrabandista?           Y usted señora no es la amante del alcohólico poeta que se paseaba sin cesar, sin rumbo fijo por las cornisas? Voló porque tenía alas. Y usted continúa terrestre. Me gusta...

#2065 - DUQUE HERNÁNDEZ: Remitidos por Wasap | Poema de la no violencia | Letanía del agua

  Remitidos por Wasap Silencio sutil perfume tu silencio * El derviche serena bondad sobre el Río Blanco * Cada vez más plateada esta llovizna regresa junto al saúz consciencia anegada en otra línea del tiempo quizá la del olvido * El viento cabalga sobre la prisión nocturna de la libertad ansia de ser pasión creadora calidez azul índigo * La noche sueña brisa bajo la buganvilia * Soledad noches blancas junto a la hoguera hasta que amanece y danza * Como el agua se infiltra hasta el centro de la Tierra observo que tus penas descienden a través del sosiego hasta el fondo de la mina como el agua espero que triunfen tus pasos ríos de sol Miguel Ángel Duque Hernández (1970) Poema de la no violencia ¿Cuántas veces en medio de la tormenta hemos preferido seguir los cam...

#2064 - ROMO PÉREZ: Eva | Los cantos de Maldoror | Cuando no esté

  Eva Soy la que sustenta el ímpetu trémula, desarropada, sin prisa: soy la llama que arde a perpetuidad. Yo soy como la luna con el corazón de manzana: musa que a tus oídos reza. Soy serpiente encantada y hechizo de acero la frágil desnudez que provoca la conciencia. Soy Eva la que amaste desde el sueño de tu costilla, en el soplo. ¿Recuerdas el árbol al que nos adherimos como a una ferviente deidad? Yo soy la elegida La más bella al seducir soy la que dio pasión a tus ojos soy el vicio dentro de ti soy la que siempre te dirá: Adán, mi amado Adán. Rosana Romo Pérez (1958) Los cantos de Maldoror Desde el comienzo he sido animal; pensante, pero animal. Me ruboriza la noche, me saben las lágrimas a sal, nada mejor que esto para expiar aquello que nace dentro de mí. Luego, cuando el viento gime y la brisa lava mi oscuridad, un murciélago clava su mirada en mis ojos. Sus alas en lúgubre transparencia van cubriéndome ...