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Mostrando entradas de mayo 14, 2023

#2178 - SOUZA JAUFFRED: El retrato del hombre que esto narra | Pregunta para comenzar a morir | El ángel

  El retrato del hombre que esto narra Miro al espejo: este hombre en que me he convertido : sus largos miembros, la cabeza imposible sostenida tan sólo por un delgado cuello. Padezco sus agruras y sus miedos. Su piel cansada que delgada anhela el relente del tacto/ la caricia. La sed de manos tuyas, de tu cuerpo. Conozco su insistencia en elevar los sueños en fabricar palomas sobre plazas en dibujar siluetas en la retina tuya. Entro en su corazón como a una barca y dejo que sus velas me conduzcan. Pero en el cuarto gris al fondo del cristal, ese hombre oscuro me hace una seña a mí, quiere que sepa que la noche comienza a devorarlo y que la higuera a florecer no ha vuelto Pregunta para comenzar a morir ¿Podremos recordar esta ceniza? ¿este polvo perdido en la memoria y los gorriones pardos que nos llaman?/ ¿podremos? ¿Arder de nuevo en las hogueras del alba conservar tus silencios en mi piel?/ ¿podré? ¿podremos? ¿Encontrar un refugio pa

#2177 - QUIRARTE: Días del amor | Circe victoriosa

  Días del amor Así como en las mujeres la luna ordena la marea entre sus muslos, el mar es barómetro de sangre marinera. Días en los que el mar es uno solo y nadie habla ya porque el pensamiento al convertirse en palabra es agua y cielo. Largos días del mar; antes de ser vividos los marcamos con velocidad y olvido. Desembarcamos en puertos miserables y conquistamos mujeres sólo con mirarlas. (Ellas acaso esperen que los hijos fruto de nuestra semilla y nuestra sangre nazcan de sal, agua y cielo, solamente.) De vuelta en el viaje curamos las heridas del espíritu, sus alas navajeadas en unas horas de alcoba. Pero siempre deseamos volver. ¿No así la espuma, tras su incesante viaje, abandona la gloria de altamar y regresa siempre a tocar la arena, muslos, pechos de mujeres bañándose en la orilla? Porque suele ser más vasto que el cielo en la mañana el mirar prolongado de unos ojos en los que selva y lluvia se baten iracundas o es más claro aún el cu

#2176 - KOZER: Discurrir

Discurrir Como moscas, decía aquel hombre, caen como moscas. Soldados con la bayoneta calada al asalto de trincheras enemigas se precipitan color gris plata al nido (moscas) de ametralladoras (caen): ¿tiene flores el trigo? por supuesto ¿cómo reconoce de antemano la hormiga el olor del fuego? La hormiga reconoce la proximidad de la semilla: se detiene, completa la semilla. Así habla a la salida del café me agarra del brazo, nos duele la cabeza: varía mucho la temperatura en esta ciudad, exclama: sí pero, es un asunto generalizado aquello; nada que investigar, mirarlo más bien como el orfebre: destellos rubí pálidos destellos y en fin el azul o el azabache que identificamos con las moscas. Escucha, me dice: hazte a la idea y por qué no a la idea de que somos una misma especie: unos mismos moribundos, tus familiares: ellos, luego nosotros ¿cuántos hijos tienes? pregunta, golpeándose el casco de hierro golpeándose con las yemas de los dedos las solapas del traje cruzado a rayas: las parce

#2175 - FACUNDO: El pollo tempranero

  El pollo tempranero Conozco un pollo de esos que hay muchos, medio elegante, medio palurdo, medio risueño, medio ceñudo, de gran copete, negro y pasudo, de angostas piernas, de rectos muslos, de escasa barba, de secos puños, de grandes ojos como los buhos. Este es un pollo que los palurdos, que saben de esto según calculo, los consideran como cambujos y tempraneros; porque a su turno, muy más temprano, más que otros muchos hacen la aleta sin disimulo. No hay gallinero en que haya uno de estos polluelos, que no sea un mundo de galanteos y de espeluznos y de reyertas y de seguros inconvenientes, riñas y sustos. Ya las gallinas temen al tuno del tempranero como a ninguno. A todas pica sin disimulo, se cree entre todas como el gran turco. Pica casadas cual copetudo señor de hechizos; y en el reflujo de sus intrigas y sus tumultos y sus desmanes se cree el muy chulo Don Juan Tenorio de nuevo cuño. Ya los que tienen algún jonuco para gallinas, se están al husmo de ver q

#2174 - VERDUCHI: Palabras para un día de campo | Ciego en plaza de toros | VI (Ne me quitte pas) | Muchacha mirando al Sena

  Palabras para un día de campo Para Coral Bracho No conocimos la experiencia de un mantel a cuadros sobre la hierba, no presenciamos la huida de un sombrero de paja con el viento. Quizás segar el campo hubiera sido útil como importante es para las mujeres lavar la ropa juntas, contarse anécdotas que jamás sucedieron. No existió tiempo, el necesario, para la contemplación. Demasiados acres nos alejaron de la ilusión posible, del paso de la hormiga por la pierna. Ciego en plaza de toros A la memoria de Alberto Acuña E. Un paso adelante, y puede morir el hombre; un paso atrás y puede morir el arte. José Alameda Porque la tarde apenas nacía en el reflejo de tus lentes oscuros, la barbilla reposada en las manos y las manos aferradas al báculo. Invidente ante la acción de la liturgia pero atento del rito y el sacrificio de la lidia en la arena. Porque a través de mis palabras imaginaste todo tipo de suertes que la muleta y la espada ofrecen –desde la suelta del toril hasta el arra

#2173 - TABLADA: Noche de Trópico | Murriña Septembrina (Vacilones, Op. No. 3)

  Noche de Trópico En la fúnebre bóveda no brillan las estrellas. Jamás enlutó el cielo más lóbrego capuz. Y sin embargo, estriado de tenebrosas huellas bajo el cielo de ónix el mar es todo luz! Sobre el profundo abismo la luz es móvil nata do apenas un Erebo de sombra se desliza, y en esa temblorosa película de plata en perlas se deshace la ola que se riza. Pero sobre la borda el nauta que se inclina teme que finja un sueño su rápido vislumbre de incandescentes peces y flora submarina y anémonas de fósforo entre árboles de lumbre, Y –de un pez luminoso al lívido fanal– el cadáver de un náufrago, que en la sombra total, con los huesos tan blancos que parecen de luz, es igual a una cruz de cristal. José Juan Tablada (Ciudad de México, 1871 - Nueva York, 1945) Murriña Septembrina (Vacilones, Op. No. 3). Hoy he teñido a Nueva York de verde, blanco y colorado. Los rascacielos decorados con flecos de tule y sotol ¡y banderolas de papel picado! Y en lu