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Mostrando entradas de abril 23, 2023

#2158 -ZURITA: El descenso

  El descenso TE PALPO, te toco, y las yemas de mis dedos, habituadas a seguir siempre las tuyas, sienten en la oscuridad que descendemos. Han cortado todos los puentes y las cordilleras se hunden, el Pacífico se hunde, y sus restos caen ante nosotros como caen los restos de nuestro corazón. Frente a la muerte alguien nos ha hablado de la resurrección. ¿Significa eso que tus ojos vaciados verán? ¿que mis yemas continuarán palpando las tuyas? Mis dedos tocan en la oscuridad tus dedos y descienden como ahora han descendido las cumbres, el mar, como desciende nuestro amor muerto, nuestras miradas muertas, como estas palabras muertas. Como un campo de margaritas que se doblan te palpo, te toco, y' mis manos buscan en la oscuridad la piel de nieve con que quizás reviviremos. Pero no, descendidas, de las cumbres de Los Andes sólo quedan las huellas de estas palabras, de estas páginas muertas, de un campo largo y muerto de flores donde les cordilleras como mortajas blancas, con nosotros d

#2157 - MATOS MOCTEZUMA: ix | xiii

  ix Un día me escribió: […] ¿Sabes?: el llanto es una de las formas de decirte lo feliz que soy, que me has hecho sentir mujer desde el fondo de mi ser y que soy tuya nada más. No se cómo expresarme y hacerte comprender lo profundo, intenso y maravilloso que es amarte, tocarte, sentirte, tenerte, besarte. Eres... ¿Qué más? Estoy enamorada de ti. Yo xiii Desde que partió me han parecido siglos de ausencias. El caleidoscopio de mi vida se ha convertido en tonos grises que giran caprichosos en cada espacio de mi existencia. Paso por lugares que fueron nuestros y ella, simplemente, no está. Hay momentos en que el vacío se llena de lágrimas que corren, cansadas, a esconderse en las tardes silenciosas. Todo acabó. Es la historia de amor mil veces repetida. Se llevó mis tardes, se llevó mis latidos, se llevó mi esencia. Aquí estoy, solo, rodeado por mi propio silencio. Eduardo

#2156 - CADENA: De agua | Temascal | Chacala

  De agua La vida no es un río sino un mar no corre hacia ninguna parte se mueve apenas cuando hace viento o hay luna nosotros navegamos a través suyo de repente cazamos una tortuga sin hambre disparamos a las gaviotas vamos diciendo adiós Por buscar continentes perdemos islas. Agustín Cadena (1963) Temascal Al principio había humedad, paños blancos, hacía frío. Al final de un túnel estaba la vida. Todo era negro pero dorado, naranja en las rodillas y en las sienes, y olía a sangre, a jugos, a vida nunca derramada. Al fondo de aquello estaba la energía, los ojos del jaguar detrás del agua. La oscuridad era pequeña y sin fronteras. Vertimos en nuestros cuerpos flores blancas, el agua caliente del pulso solar. Sonaban metales dentro del mundo, murciélagos rojos, palomas abrasadas. Se sentía la carne de la tierra. Ahí dentro nació la primavera. Agustín Cadena (1963) Chacala Abril llegó con un collar de lágrimas y flores. Los demás se fueron antes. Dejaron su ropa a los cangrejos

#2155 - MOSCHES: Las palabras XIII | XIV | Las palabras XIV

  Las palabras XIII Se estremece dentro el corazón me asaltan pavores de muerte miedo y temblor me invaden un escalofrío atenaza ciertamente ellos encontraron a sus padres extraviados. Hasta el pajarillo ha encontrado casa. Desdichado y agónico estoy desde mi infancia he soportado tus terrores y ya no puedo más me envuelven como el agua todo el día. Eduardo Mosches (1944) XIV Costaba respirar debido al polvo que se levantaba los zapatos corrían rápidamente ante las nubes gaseosas que se alzaban como hongos esparciendo a su alrededor un olor intenso y picante Los gritos se hicieron más bruscos empezaron a arder mis ojos los crucé con la mano queriendo sacarme esa especie de venda húmeda que me hacía lagrimear. Mirando entre rodillas lloraba junto a otros que intentaban levantarse. Sonaron muchos disparos los cuerpos se derrumbaban buscaba la mano de mi padre perdida sentí un fuerte golpe en el pecho quedé sin respirar mientras caía lento al empedrado la sangre comenzó a i

#2154 - GONZÁLEZ: Sofía | El animal

  Sofía Sofía descompuso los relojes y se nos vino encima la eternidad, con sus demonios y sus grillos y sus lágrimas gordas y toda su pereza. Sofía me deletrea y se equivoca, está ebria y pregunta por mí, y nadie, ni siquiera la luna, le responde. El cristal que la cubre me refracta. Me estoy volviendo otro, Sofía, no me dejes aquí. Y canta, ajena a su eternidad, joven para siempre, como un hermoso tigre disecado. Rocío González (1962) El animal En el extremo ardor yo soy el animal herido por la flecha sagrada y él lame mi sangre en un festín impúdico y vehemente. No hay combate. Soy su presa y me ofrezco: en su hambre está mi plenitud (este hecho simple lo tambalea) mi cuerpo, en su violenta floración no duda, y él entiende. Cuando acepta mi carne y se sacia, lo sabemos. Cada uno ofrece su nombre. EL AMOR ES UN CONOCIMIENTO ANÓMALO. Rocío González (1962) Antología general de la poesía mexicana. Poesía del México actual. De la segunda mitad del siglo XX a nuestros

#2153 - HERRERA RODAS: Flamencos

El baile es una cosa que, como usté no la sienta por dentro no la puede hacé. Hay que sentí unas cosquillitas por dentro y tené también unas buenas palmitas. Y tené un toquecito y un cantecito porque, sin la cuchara, el puchero no se puede comé. Ese puchero con sus fideítos, ¿se puede comé sin cuchara?, ¿verdad que no? Pues to eso hace falta pa un buen baile… (Tía Juana, “La del Pipa”) Me casé con un hombre que era mu trabajadó y mu bueno, pero mu cerrao. Era marinero, como tantos hombres del barrio, pero, como además bebía como mis hermanos, me maltrataba y me pegaba. Y no era porque tuviera celos de que yo mirara a otros hombres, ¡no, qué va! Él tenía celos de mi familia porque decía que lo que yo ganaba era pa mi gente y él lo quería pa vino. ¡Que yo había pasao muchas duquelas [cansancio al cantar, falta de voz], ¡mu malitas! ¡Muchas fatigas! Yo estuve casá ¡treinta y cinco años!, pero me separé de él por lo menos quince veces. Y me llamaba y me juntaba porque era muy gracioso, per

EN OCASIÓN DEL DÍA DEL LIBRO

  En lugar del poema que no envié para el 23 de abril –hubo demasiados lugares donde festejar al libro– publico hoy aquí apenas tres comentarios, tomados al azar, sobre mi libro Mentiras transparentes . Las y los miembros del Círculo de Lectura Felipe Garrido, que se reúne, lee, escribe y dialoga en Guadalajara desde 2001, bajo la sabia y afanosa guía de su presidenta, la querida Tere García, acaban de leerlo y comentarlo. Para agradecer su generosidad lo mejor que puedo hacer es redoblar mis esfuerzos para seguir trabajando en su fraterna compañía. FG Luz Silvia Real: Mentiras transparentes no se puede leer “de corrido”. Hay que tenerlo a la vista, ir leyendo cada relato con calma y analizarlo a fondo. Uno encuentra personajes del pasado y el presente. Uno mismo se encuentra allí. Me encantan los finales. “En Catedral” Manuel realmente ama la lectura. Para la chica, en cambio, el libro es sólo un medio para atraerlo. Si lo amara, lo habría hojeado porque estuvo en manos de Manuel, y e