El baile es una cosa que, como usté no la sienta por dentro no la puede hacé. Hay que sentí unas cosquillitas por dentro y tené también unas buenas palmitas. Y tené un toquecito y un cantecito porque, sin la cuchara, el puchero no se puede comé. Ese puchero con sus fideítos, ¿se puede comé sin cuchara?, ¿verdad que no? Pues to eso hace falta pa un buen baile… (Tía Juana, “La del Pipa”)
Me casé con un hombre que era mu trabajadó y mu bueno, pero mu cerrao. Era marinero, como tantos hombres del barrio, pero, como además bebía como mis hermanos, me maltrataba y me pegaba. Y no era porque tuviera celos de que yo mirara a otros hombres, ¡no, qué va! Él tenía celos de mi familia porque decía que lo que yo ganaba era pa mi gente y él lo quería pa vino. ¡Que yo había pasao muchas duquelas [cansancio al cantar, falta de voz], ¡mu malitas! ¡Muchas fatigas! Yo estuve casá ¡treinta y cinco años!, pero me separé de él por lo menos quince veces. Y me llamaba y me juntaba porque era muy gracioso, pero ya le cogí miedo…
…Pa mí el cante es una herencia y un ambiente. Se tienen cualidades, predisposiciones, pero pa cantá bien se requiere un ambiente, un clima y un aprendizaje al lao de los mayores porque el cante, al fin y al cabo, es una transmisión oral…
…A quien me gusta cantarle es a los cristos. A las vírgenes, no. Cuando veo tantos mantos, tanto oro, tanto lujo, eso no me conmueve. A mí me gusta cantá a los cristos, con esos pies en cueros, esa carita amoratá de sufrí, esos golpes, esa cruz… ¡eso es que me muero! Yo quisiera llevármelo a mi casa, pelearme con la gente y llevármelo… (Encarnación, “La Sallago”)
…Y es que yo siempre he sío un cantaó de fiestas, de cuartos, de bodas y bautizos, y sobre to de ventas, porque yo no he salío de Jerez hasta que ya fui bastante mayó. La primera vez que canté en un teatro, si aquello se pue decí que era un teatro, era un corralón donde cantábamos y luego allí mismo encerraban las cabras… (Tío Gregorio, “Borrico de Jerez”)
…Porque, pa ganarme la vida yo tenía que hacé de to, claro. Me metía dentro de la cueva y echaba las cartas. Bueno, usté ya sabe, adivinaba lo que ca una quería que le dijera, y eso era lo que les decía. A las extranjeras les decía que iban a conocé un gitano muy guapo y que se iban a enamorá y esas cosas así. Hombre, yo intentaba decirle a ca uno lo que yo creía que le gustaba. Además, les decía que lo que yo les había adivinao no deberían decírselo a nadie, pues si lo decían no se cumpliría el sueño…
…nosotros vivíamos de lo que ganaba mi marío, vendiendo con la borriquilla, o en los tratos, o de las lechuguillas que vendía con vinagre pa los que subían a las cuevas. Y de lo poco que yo ganaba con las danzas, porque en las danzas pagaban mu poco… (Antonia “La Gallina”)
…Y hay letras que me hacen llorá de verdá. Y me tengo que asujetá porque se me caen las lágrimas de lo que me entra en el corazón, del desgollipamiento que me entra, porque es verdá, porque hay letras que llegan a esa cruz que yo tengo en el corazón o a esa cosa que yo tenía en mi cuerpo. Y he salío cantando y he salío llorando… (Tía Anica, “La Piriñaca”)
…Yo, con diez años, ya me buscaba la vida cantando por los bares o, si venía un circo, cantaba lo que fuera. Y así me fui haciendo en reuniones de señoritos muchas veces caprichosos, y otras, con buenos aficionaos, que respetaban a los artistas. De todo había…
…El cantaó que es aficionado de verdá canta por necesidá. Hombre, también se canta por dinero porque hay que viví, pero el cantaó cantaó canta porque lo necesita. Necesita sacá fuera lo que tiene dentro porque, verás, yo llevo desde que me puse malo hace once años ya sin cantá, bueno, pues por las noches yo canto sin pronunciá palabra, pero yo canto por dentro, porque lo necesito, porque m’acuerdo de cuando estaba en la fiesta aquella o en Los Califas, en la venta Antequera o en cualquier sitio y canto las mismas letras y con la misma gente. Y ya ves, estoy solo y sin podé pronunciá ningún cante. Canto con el pensamiento… (Perrate de Utrera)
Manuel Herrera Rodas
Flamencos. Viaje a la generación perdida
Editorial Almuzara, Córdoba, 2022
2153 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
24-IV-2023. Selección de Chari Akal / Felipe Garrido.
Miguel Ángel Porrúa, editor; Academia Mexicana de la Lengua; Creadores Eméritos FONCA
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Imagen vía Pixabay |
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