Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de diciembre 25, 2022

#2043 - FERNÁNDEZ: Sala de espera | Palinodia del rojo

  Sala de espera Uno, sí, la estoy viendo de cuando en cuando, y después vuelvo a verla, la espío y oteo y quedo en vilo y más tarde la miro todavía, y sí, es verdad, finjo cierta demencia tras los lentes aun cuando la mire fijamente y hasta usted se dé cuenta. Y sin embargo, dos, no se ve nada, cosa que usted que debe haberse visto cientos de veces bien que debe saber, nada de nada, ni un amago siquiera de tirante, por más que esté al cuidado que nada se le asome, y una y otra vez, y luego una vez más se componga el escote. Pero la culpa, tres, es sólo suya, de usted sentada frente a mí en esta sala de espera que al tiempo que conversa por teléfono, con tres dedos precisos y nerviosa insistencia, se retoca insegura usted consigo sopesando sus dos pechos opimos pudorosa y quizás algo coqueta. Es por esta razón que, cuatro, espío y asomo y oteo e insisto y quedo en vilo aunque finja demencia tras los lentes, fa

#2042 - FLORES: NO VUELVAS A CANTAR a lo Neruda | Promesa de verano | A las puertas del año

NO VUELVAS A CANTAR a lo Neruda. Además ni te sale aquel viejo oropel. ¿No ves que ya no hay esplendor ni símbolo? Metáfora no hay. Las palabras no sirven. Qué pides qué suplicas con esa voz meliflua de asistente bilingüe --sus ojos entornados su puntual pañoleta unida por el cuello como un cable huérfano de la viga. El amor no se dice se babea se escupe se vomita. No hubo nunca misterio ni cobra ardiente del orgullo ni paloma de sangre solitaria en la frente de nadie. No es lo que tú pensabas: brújula mínima. Malva Flores (1961) Promesa de verano 1 Afuera el sol se extiende como una promesa de verano. Pájaros que no he escuchado nunca se ven desde el balcón en donde espero. ¿Son los mismos de antaño? ¿Qué canción cantan esta tarde de abril larga como mi sombra en la pared del cuarto? 2 Dicen que una tigresa tose en Nueva York. Una tigresa hermosa

2041 - RUY SÁNCHEZ: [Poesía y Revolución]

  [Poesía y Revolución] […] La policía secreta rusa comenzó a seguirlo. Lo vieron hacer cosas extrañas, como ir todos los días a acariciar el pie de un hombre sentado, con la pierna cruzada, en una estatua frente a La Sorbona. Salía de la universidad, cruzaba la Calle de las Escuelas y en la orilla del parque florido estaba ese hombre tan sonriente, vestido de antiguo, que nuestro sospechoso veneraba. Nunca entendieron muy bien por qué. Averiguaron que se llamaba Montaigne. Poco después aparece una publicación literaria en ruso, Sirius. Los agentes secretos, que no encuentran lo subversivo en ninguna página, creen que el mensaje revolucionario está en clave, escondido en la poesía, y tratan de descifrarla. Todo lo que no entienden o les parece extraño lo envían a su informe con una anotación: “Pendiente de ser traducido por los expertos”. Algo aún más sospechoso para ellos es que el joven editor, Nicolai Stepánovich Gumilyov, según descubren en la imprenta, es autor de casi t

#2040 - BÉCQUER: Rima LIII | Rima LXXIII

  Rima LIII Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamarán; pero aquellas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha al contemplar, aquellas que aprendieron nuestros nombres, esas... ¡no volverán! Volverán las tupidas madreselvas de tu jardín las tapias a escalar, y otra vez a la tarde, aún más hermosas, sus flores se abrirán; pero aquellas cuajadas de rocío, cuyas gotas mirábamos temblar y caer, como lágrimas del día... esas... ¡no volverán! Volverán del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar; tu corazón de su profundo sueño tal vez despertará; pero mudo y absorto de rodillas, como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido...desengáñate, ¡así no te querrán! Gustavo Adolfo Becquer (1836-1870) Rima LXXIII Cerraron sus ojos que aún tenía abiertos taparon su cara con un blanco lienzo; y unos sollozando, otros en silencio, de la triste alcoba todos se salieron.

#2039 - MISTRAL: El establo | Romance de Nochebuena

  El establo Al llegar la medianoche y al romper en llanto el Niño, las cien bestias despertaron y el establo se hizo vivo. Y se fueron acercando, y alargaron hasta el Niño los cien cuellos anhelantes como un bosque sacudido. Bajó un buey su aliento al rostro y se lo exhaló sin ruido, y sus ojos fueron tiernos como llenos de rocío. Una oveja lo frotaba, contra su vellón suavísimo, y las manos le lamían, en cuclillas, dos cabritos... Las paredes del establo se cubrieron sin sentirlo de faisanes, y de ocas, y de gallos, y de mirlos. Los faisanes descendieron y pasaban sobre el Niño la gran cola de colores; y las ocas de anchos picos, arreglábanle las pajas; y el enjambre de los mirlos era un velo palpitante sobre del recién nacido... Y la Virgen, entre cuernos y resuellos blanquecinos, trastrocada iba y veía sin poder tomar al Niño. Y José llegaba riendo acudir a la sin tino. Y era como bosque al viento el e

#2038 - DE VEGA: El nacimiento del señor Jesús | Pues andáis en las palmas… | La huida a Egipto

  El nacimiento del Señor Jesús De una Virgen hermosa celos tiene el Sol, porque vio en sus brazos otro Sol mayor. Cuando del oriente salió el Sol dorado, y otro Sol helado miró tan ardiente, quitó de la frente la corona bella, y a los pies de la Estrella su lumbre adoró, porque vio en sus brazos otro Sol mayor. “Hermosa María –dice el sol, vencido–, de vos ha nacido el Sol que podía dar al mundo el día que ha deseado”. Esto dijo, humillado, a María el Sol, porque vio en sus brazos otro Sol mayor. Lope de Vega (1562-1638) Pues andáis en las palmas… Pues andáis en las palmas, ángeles santos, que se duerme mi Niño, tened los ramos. Palmas de Belén que mueven, airados, los furiosos vientos que suenan tanto. No le hagáis ruido, corred más paso; que se duerme mi Niño, tened los ramos. El Niño divino, que está cansado de llorar en la tierra por su descanso, sosegar quiere un poco del tierno llanto. Que se duerme mi Niño, tened los ramos, rigurosos hielos le están

#2037 - PEÑALOSA: La piñata de los ángeles | PELLICER: Navidad

  La piñata de los ángeles Que se rompa la nuez y se rompa la esfera, que se rompió el anuncio, la realidad empieza. Empieza un nuevo día y un nuevo testamento, que se rompa la nube y llueva su misterio. Que se rompa el buñuelo en los labios del Niño, que el pandero se rompa y que se rompa el frío. Todo en este minuto un cambio se realiza, todo menos el vientre virginal de María. Que los ángeles niños rompan ya la piñata, la que compró Miguel en el puesto, tan cara. Que se suban al techo a colgarla en la reata, que venden los ojillos con oscura mascada y que preste José, por un rato, su vara; que les den dos, tres vueltas cerca de la piñata y en un golpe de gritos brinque ya su descarga de confeti y almendra, de limón y naranja. Que se rompa la nuez, que se rompa la esfera, que se rompió el anuncio, la Navidad empieza. Joaquín Antonio Peñalosa (1922-1999) Cantar de las cosas leves. Antología. Prólogo y se