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#2037 - PEÑALOSA: La piñata de los ángeles | PELLICER: Navidad

 

La piñata de los ángeles


Que se rompa la nuez y se rompa la esfera,
que se rompió el anuncio, la realidad empieza.
Empieza un nuevo día y un nuevo testamento,
que se rompa la nube y llueva su misterio.
Que se rompa el buñuelo en los labios del Niño,
que el pandero se rompa y que se rompa el frío.
Todo en este minuto un cambio se realiza,
todo menos el vientre virginal de María.
Que los ángeles niños rompan ya la piñata,
la que compró Miguel en el puesto, tan cara.
Que se suban al techo a colgarla en la reata,
que venden los ojillos con oscura mascada
y que preste José, por un rato, su vara;
que les den dos, tres vueltas cerca de la piñata
y en un golpe de gritos brinque ya su descarga
de confeti y almendra, de limón y naranja.
Que se rompa la nuez, que se rompa la esfera,
que se rompió el anuncio, la Navidad empieza.

Joaquín Antonio Peñalosa (1922-1999)
Cantar de las cosas leves. Antología.
Prólogo y selección de Hugo Gutiérrez Vega
FCE, México, 1999


Navidad


Sacó tras de los Andes su Luna restaurada
la noche gigantesca solemnemente pura.
Y el cielo ecuatorial que con estrellas jura
la Cruz del Sur esconde tras niebla delicada.
Pasa la cordillera sutilmente. Robada
preconiza la noche lo que mi ser augura.
Un nombre de suspiro cerró la sepultura
que iba a tragarme… Lágrimas… y otra vida iniciada.
Ensueño? Sueño? Vida?
Me he vuelto de otra raza por el sol de la Luna?
Piedad para la angustia desplomada y hendida!
Música de los Ángeles… Noche de Navidad!
Tu nombre me salvó, Jesús blanco! Y aduna
mi vuelta a tu hermosura su noble claridad.
Cruzaban las estrellas lánguidamente. Platas
en grandes gotas trémulas bajo el follaje había.
Faenas argentinas la Luna proseguía
y de pedriscos nulos haciendo cosas gratas.
Del pecado del mundo sobre las escarlatas,
surtidores de lirios citáronse en la vía.
Y trastornando vínculos, violetas timoratas
fuéronse como niños hacia la Epifanía.
Los arroyos saltaban para llegar más pronto;
hasta las mismas piedras querían caminar.
Se inclinaba la Luna desde su aúreo tramonto.
Querubín fue una estrella que principió a cantar.
Porque la musical noche azul fue de pronto
el cintilante ángelus de la divina paz.

Carlos Pellicer (1897-1977)
Poesía completa Volumen I
Edición de Luis Mario Schneider y Carlos Pellicer López.)
Universidad Nacional Autónoma de México.
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Ediciones del Equilibrista, México, 1996.

2037 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.25-XII-2022. Selección de Felipe Garrido.
Miguel Ángel Porrúa, editor; Academia Mexicana de la Lengua; Creadores Eméritos FONCA

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