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Mostrando entradas de noviembre 13, 2022

#2001 - PELLICER: Yo no sé qué tiene el mar | Vacaciones | Oda al sol de París

  Yo no sé qué tiene el mar Yo no sé qué tiene el mar, que se ha vuelto tan callado desde el último crepúsculo lunar. . . Novilunio de marfil se ha escapado de las nubes por mirarse en el cantil. Los romances de la noche abren ala en el palmar, y dice el viento nocturno: “Yo no sé qué tiene el mar.” A veces una guitarra que desgarra una canción española, lamenta el silencio humano y la quietud del océano que no emerge ni una ola. Mi vecina está de luto. Y hasta esa nota discuto, pues la oigo suspirar. Yo creo que está de luto por la tristeza del mar. Por la tristeza del mar!... que se ha vuelto tan callado desde el último crepúsculo lunar… Vacaciones Días azules en mi pueblo de tejados como libros abandonados. Días azules con sus tardes moradas a través de palmeras danzarinas y nubes imperiales. Días azules con noches negras fascinadas por los ritmos pentagonales de las estrellas. Días azules arreglados por la mujer amada que escogía mis joyas en

#2000 - PELLICER: Cedro y caoba | Noche en el agua

  Hoy, viernes 18 de noviembre, a las cinco y media de la tarde se transmitirá la ceremonia de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua de don Gabriel Trujillo Muñoz, como correspondiente en Mexicali, con su discurso y mis palabras de bienvenida. Cedro y caoba A Ramón Galguera Noverola Cedro y caoba, la tarde baja de garza en garza y ahonda al río, ligeramente, lo que se canta. Cedro y caoba viven pareja del paraíso cuya manzana mi sangre moja. Al pie del cedro, húmedo aroma. Por su paloma torcaz y cielo, subió una rama sonoramente dodecaedro. Franjas tardías queman el cielo de una caoba. Aire jilguero, y entre sus brazos, la tarde toma. ¡Ay tarde sola que te desgajas cedro y caoba! Sin que se quiera, vuela una garza, con tal belleza, que tal semeja que así volara por vez primera. Restira el cielo mantas azules para la garza que sigue el vuelo. Tanto su tiempo la tarde extiende, que en dos azules uno despide y el

#1999 - TRUJILLO MUÑOZ: Imperios de salitre | Cierta hermosura | La amiga fiel

  Imperios de salitre LXXVIII Mi madre odia el polvo que se cuela en la casa, las arenas finísimas que se meten por umbrales y hendiduras, por puertas y ventanas. Mi madre, en cambio, ama las plantas floridas en sus macetas de barro, esas plantas que el sol quema hasta volverlas arena, esas flores que la luz pulveriza hasta hacerlas polvo. El desierto, para mi madre, es el tizne que no se marcha, el viento que está siempre golpeando la casa. Una calamidad colectiva. Una afrenta personal. XCII Pinturas rupestres, puntas de obsidiana, arcabuces, alforjas de gambusino, estandartes, carpas de circo, esqueletos anónimos. Sin compromisos permanentes, sin anclajes perdurables, el desierto te enseña sus tesoros, te mece en su cuna de nostalgias perentorias. Por más que lo neguemos, esta es la casa que elegimos. Esta es nuestra vida de cara a la intemperie. Todos los tiempos son nuestro tiempo. Todas las historias, la sangre que nos une. Cierta hermosura A veces, casi por accidente, las palabra

#1998 - PEÑALOSA: Testamento de la abuela | Aunque es de noche | Muerte no es morir

  Testamento de la abuela Arrímense, hijos, junten también a los niños, ay, este nublado de ojos, quiero sentir cerca su resuello. Pobres fueron mis abuelos y más pobres mis padres y ustedes más y así hasta el fin de los siglos. Les dejo la selva que nos sustenta y la caída de agua; nunca se negó a llenar los cántaros. A ti, como mayor, te entrego la familia no desgrane la granada su roja pedrería y a ti, Juan, te doy la ceiba; cuelga ahí tu hamaca cuando llegue el perro del mal de la canícula. A las niñas les entrego las mariposas para que jueguen a “hilitos, hilitos de oro”, les dejo a mi paisano el río, mi hermano el río, me quería, me retrataba, ondulaba mi cabellera. Las palomas son para Lupe, lindas como trocitos de luna, rondaban mi cama por las tardes nunca supe si para arrullarme o no querían que me durmiera. El azul no hace ruido cuando amanece, ni ustedes ahora que me entierren, no lleven guitarras ni desperdicien las lágrimas, guárdenlas para

#1997 - NAVAGÓMEZ: Orígenes | Niños pájaro

Orígenes Dice la gente que somos huicholes. Wirraritari nombran los abuelos sol arroyos cuevas montes nos llaman wirraritari. Wirraritari nacemos. Van trotando en nuestra sangre altos venados azules. Hikuri muerdo hikuri es y lo nombran peyote al masticarlo todo se ilumina. En la conciencia mundos levanta. Wirikuta nos llama cruzaremos días interminables para llegar a sus terrosas manos. Tatewari abuelo fuego llameante flor asoma en nuestros ojos. El corazón wirrárika ostentamos también la sangre negra. Jicáras y esplendores defendemos. Niños pájaro Ordena la costumbre que al ritmo del tambor y la sonaja todo niño se vuelva un colibrí y vuele a conocer a sus abuelos. ¡Resuena ya el tambor se agitan las sonajas! Tam tam tam zum zum zum. Niños míos ne turi no crean que es mentira igual que un colibrí su corazón wirrárika las alas sacudiendo

#1996 - BUÑUEL: [La muerte de un ateo]

  [La muerte de un ateo] Al aproximarse mi último suspiro, imagino con frecuencia una última broma. Hago llamar a aquellos de mis viejos amigos que son ateos convencidos como yo. Entristecidos, se colocan alrededor de mi lecho. Llega entonces un sacerdote al que yo he mandado llamar. Con gran escándalo de mis amigos, me confieso, pido la absolución de todos mis pecados y recibo la extremaunción. Después de lo cual, me vuelvo de lado y muero. Pero ¿se tendrán fuerzas para bromear en ese momento? Una cosa lamento: no saber lo que va a pasar. Abandonar el mundo en pleno movimiento, como en medio de un folletín. Yo creo que esta curiosidad por lo que sucede después de la muerte no existía antaño, o existía menos, en un mundo que no cambiaba apenas. Una confesión: pese a mi odio a la información, me gustaría poder levantarme de entre los muertos cada diez años, llegarme hasta un quiosco y comprar varios periódicos. No pediría nada más. Con mis periódicos bajo el brazo, p