Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de mayo 28, 2023

#2192 - HERNÁNDEZ DE VALLE-ARIZPE: Errancia | Versión contraria

  Versiones Les mots que vont surgir savent de nous… ce que nous ignorons d’eux. René Char Errancia Pueden ser, igual que ella, rectas, prolongadas, ligeras, horizontales; a veces directas, previsibles, tibias y cálidas. ¿No son duras, las palabras? Cuántas veces no han caído lineales, oblicuas, repentinas, penetrantes, eléctricas como un rayo. Para una breve errancia, un insistir como la lengua que resucita cada vez en sus vocablos, hay que medir su peso porque así como “hiere el agua un remo y saca luz”, lo que decimos no sólo agita la superficie. Versión contraria En este mundo alguien dirá, sin embargo, que cayó ligera, horizontal, tibia y cálida. Dura, compacta, obesa. Algunas veces bajó distinta, dirá, pero cuántas fue la misma en idénticos lugares. Y aunque nunca sucedió, esa voz querrá la versión contraria; hablará de cómo calló ese pájaro y de cuándo –porque fue rápido– comenzó a menguar la emoción de estar en este mundo.

#2191 - Nueve poetas escriben poemas a Tórtola Valencia (1882-1955)

Rafael Penagos (1915) Ahora vamos a la inversa. Dicen los lectores: Laura Fischer: Recién en mayo descubrí a la enigmática Tórtola Valencia. Fue en un chat en el festejo del Día de la Madre con dos amigas, una doctora en física y una diseñadora textil. Las tres estamos impactadas por la libertad de esta artista de inicios del siglo XX (Sevilla, 1882-Barcelona, 1955). Rompe con el movimiento corporal tanto como con el vestuario que diseñaba, como si fuese su propia piel. Yo hablé con mis amigas del cambio que provocó la Primera Guerra Mundial, que dio origen a la liberación del diseño, tanto en las curvas femeninas, como en autos y diversos objetos que se miran ahora con admiración por su arrojo para innovar. Esta foto es impactante. Cuánto lograba con su vestuario y su danza, esta mujer serpiente... Encontré esta fotografía por casualidad, y en ella descubrí seis serpientes: dos en los pies, dos en las manos, una en la cabeza y la sexta es toda ella... Ya comprendo por qué Carlos Pell

#2190 - LEÓN FELIPE: Aullidos | Ni nazco ni muero | Ex libris

  Aullidos Pasan los días y los años, corre la vida y uno no sabe por qué vive... Pasan los días y los años, llega la muerte y uno no sabe por qué muere. Y un día el hombre se pone a llorar sin más ni más, sin saber por qué llora por quién llora. y qué significa una lágrima. Luego, cuando otro día uno se va para siempre, sin que nadie lo sepa tampoco y sin saber quién es ni a qué ha venido aquí… piensa que tal vez vino sólo a llorar y aullar como un perro… por el perro de ayer que se fue, por el perro de mañana que vendrá y se irá también sin que se sepa adónde y por todos los pobres perros muertos del mundo. Porque ¿no es el hombre un pobre perro perdido y solitario sin amo y sin domicilio conocido?... Y no puede llorar y aullar el Hombre en el Viento sin más ni más... porque sí como aúlla el mar... ¿Por qué aúlla el mar? Señor Arcipreste... ¿por qué aúlla el mar? Ni nazco ni muero ¡Qué agonía tan larga! Hace tanto tiempo que no soy más que un moribundo. Moribundo eterno soy que razon

#2189 - VITIER: El espejo de Dostoievski | Casa de Lezama

  El espejo de Dostoievski A Verónica Spáaskaya Me iba ya de la casa que no estaba ocupada ni vacía, que está en el borde de los vivos y los muertos, llena de cosas maduras por el uso y el desuso, tan tenaces, con los ojos abiertos a la sombra— cuando volví sobre mis pasos. Fue quizás el sombrero bajo el cristal, el bastón oscuro, desgastado por la punta, los dos paraguas inútiles en la bastonera, no esperando a nadie, ausentes de toda mano. Algo faltaba, aquello por lo que él llevaba la tercera taza de té a su escritorio y escribía salvajemente toda la noche blanca como una página cuyo blancor lechoso flota sobre el Neva y no es posible llenarla con ninguna mirada. Entonces miré su espejo: vértigo, miedo, audacia, tentación indescifrable. No mirarme en él (absurdo), sino mirarlo a él, a su espejo sin él, desnudo de él, ovalado en su marco de madera. Todo tan pobre, tan alucinante, tan real. (Él no inventaba nada, me dijeron: ésa es la ventana lí

#2188 - PELLICER: La serpiente | LÓPEZ VELARDE: Fábula dística

  [Poema no coleccionado] La serpiente Coreografía indostánica de Tórtola Valencia. Música de Leo Delibes Repta la música dos sílabas y a su sensual ondulación, sobre el ancho morado de la cortina un brazo de danzarina sintetiza la emoción. Porque ese brazo que penetra, ondeante como reptil, casi se esparce sobre la tela, sacerdotal y viril. Brinca otro brazo, y el abrazo de dos serpientes se deriva de los vibrátiles fragmentos de una tragedia intempestiva. Porque los dedos, convergentes, simulan testa de serpiente. Porque los brazos, claros y ágiles, sueltos y solos sobre la tela casi nocturna, símbolos fingen de una certeza de horror selvática que entre la música de ondas ondea la ondeante lucha. Chispea y latiga y se hace trizas la música. Y como una boa dorada en oros de magia brusca, la danzarina con vestidura que a sierpe emula, serpeante y súbita, se desanilla rápidamente y en serpentina fruición que ondula. La danza a vueltas que desenvuelven lo resbalante de una postura, gira

#2187 - LÓPEZ RAMÍREZ: Nosotras

  Nosotras Éramos cinco mujeres contra la marca. Delfina nació en Tierra Fría una tarde de julio, y su madre murió de risa en su presencia. Ella al crecer tuvo una hija y prefirió no reír. Zany se quedó sin padre a los seis meses pero lo entendió hasta los sesenta años. Era una muchacha de luz que no quiso casarse. Tuvo tres hijas con el hombre que no tenía. Gis era un fuego alado, una luciérnaga venida desde Grecia. Tita, un remanso de pan y lamparita debajo de la tormenta. Y yo, pájaro atado al miedo. Todas teníamos un espejo una doncella de la primavera que cantaba en medio de las bestias se llamaba Romelia y había nacido en las montañas. Nunca dejó de sonreír ni de amar. Era tan bella como Remedios, y fue capaz de alojar en su casa a los asesinos de su único hijo. Éramos cinco mujeres y Romelia. En Santa Rita, a la orilla de La Quebrada, frente al puente de piedra. Linda fuma y maldice. Siempr

#2186 - ROMERO: Fui dos… | No me sabe tu besar… | Cuando no sepa tu nombre | En esta soledad | Sin agua…

  Fui dos… Fui dos. Sentía sin mis manos, veía sin mis ojos. Esperaba tenderme horizontal de dicha en abrazo redondo, cuando tu ausencia fuera un respirar muy mío y un despertar de gozo. ¡Qué ilusiones de estío, de mies y de contorno...! ¡Ahora sólo me queda la soledad vacía bajo mi cuerpo solo. No me sabe tu besar… No me sabe tu besar a sal ni a mar, ¡qué desvarío! ¡que me sabe tu besar a agua de río! No me sabe tu mirar ni azul ni rojo; amarillo es el sabor de tus ojos y es el son de tu cantar. No me sabe tu besar, tu cantar ni tu mirar a mareo de alta mar. Cuando no sepa tu nombre Cuando se me haya olvidado el recuerdo, entonces te habré perdido. Cuando la ola se quede sin volver a la arena, entonces te habré perdido. Cuando la hoja en el árbol no sepa su color, entonces te habré perdido. Cuando el callar no sea ya mirarte hacia adentro, entonces te habré perdido. Cuando tu nombre me sea completamente nuevo, entonces, te habré perdido. En esta soledad En la soledad no se encuentra