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Mostrando entradas de enero 1, 2023

#2050 - HERNÁNDEZ: Mis abarcas vacías | HERRERA: Sobreviviente del desastre nuclear escribe carta a los Reyes Magos

  Mis abarcas vacías Por el cinco de enero, cada enero ponía mi calzado cabrero a la ventana fría. Y encontraban los días, que derriban las puertas, mis abarcas vacías, mis abarcas desiertas. Nunca tuve zapatos, ni trajes, ni palabras: siempre tuve regatos, siempre penas y cabras. Me vistió la pobreza, me lamió el cuerpo el río, y del pie a la cabeza pasto fui del rocío. Por el cinco de enero, para el seis, yo quería que fuera el mundo entero una juguetería. Y al andar la alborada removiendo las huertas, mis abarcas sin nada, mis abarcas desiertas. Ningún rey coronado tuvo pie, tuvo gana para ver el calzado de mi pobre ventana. Toda la gente de trono, toda gente de botas se rio con encono de mis abarcas rotas. Rabié de llanto, hasta cubrir de sal mi piel, por un mundo de pasta y un mundo de miel. Por el cinco de enero, de la majada mía mi calzado cabrero a la escarcha salía. Y hacia el s

#2049 - GARRIDO: El cuarto Rey Mago

  El cuarto Rey Mago Para Emmanuel Carballo Villaseñor –Me lo trajeron los Reyes Magos –dijo Fermín, y metió la cuchara en la crema de pimientos tiernos que Toña acababa de servirle. –Yo les pedí otra cosa –protestó luego Fermín con el plato extendido, mientras Toña partía en dos la tarde. –Ya te dijeron que es distraído, niño –refunfuñó la Beba, que no encontraba el pañuelo y se quería sonar. –¿En mayo? –se escandalizó la tía Celia. Algo iba a decir el Nene, pero las primas memoriosas lo miraron de mala manera. –Fue hace dos años, o cuatro –explicó Fermín–, pero antes no me quedaba –y alzó el brazo para que lo viéramos. –¿Vas a apagar tu cigarro? –preguntó la Beba botando en el plato una flota de aros de cebolla. La tía Martucha estaba de dieta y no respondió. Aspiró el humo y lo dejó escapar hacia las cenefas de estuco. –Voy a escribirles otra vez –dijo Fermín muy serio, mientras cuchareaba la sopa. –¿En mayo? –insistió la tía Celia, que estaba esperando el agua de arrayán. –Y ¿qué m

#2048 - UNAMUNO: 1371 | 1570 - GARCÍA LORCA: Navidad en el Hudson | Nacimiento de Cristo

  1371 / En la noche, madre del sueño, Gaspar, Melchor, Baltasar, la estrella nos lleva a su Dueño, a sombra de tierra el altar. El acebo eriza sus hojas —a la luna brilla el verdor— abroquela mazorcas rojas; Gaspar, Baltasar, Melchor. 5 de diciembre, 1929. Miguel de Unamuno (1864-1936) Navidad en el Hudson ¡Esa esponja gris! Ese marinero recién degollado. Ese río grande. Esa brisa de límites oscuros. Ese filo, amor, ese filo. Estaban los cuatro marineros luchando con el mundo. Con el mundo de aristas que ven todos los ojos, Con el mundo que no se puede recorrer sin caballos. Estaban uno, cien, mil marineros luchando con el mundo de las agudas velocidades, sin enterarse de que el mundo estaba solo por el cielo. El mundo solo por el cielo solo. Son las colinas de martillos y el triunfo de la hierba espesa. Son los vivísimos hormigueros y las monedas en el fango. El mundo solo por el cielo solo y el aire a la salida de todas las aldeas. Cantaba la lombriz el terror d

#2047 - JIMÉNEZ: Los Reyes Magos | GARRIDO: Reyes

Los Reyes Magos ¡Que ilusión, esta noche, la de los niños, Platero! No era posible acostarlos. Al fin, el sueño los fue rindiendo: a uno, en una butaca; a otro, en el suelo al arrimo de la chimenea; a Blanca, en una silla baja; a Pepe, en el poyo de la ventana, la cabeza sobre los clavos de la puerta, no fueran a pasar los Reyes… Y ahora, en el fondo de esta afuera de la vida, se siente como un gran corazón pleno y sano, el sueño de todos, vivo y mágico. Antes de la cena, subí con todos. ¡Qué alboroto por la escalera, tan medrosa para ellos otras noches! —A mí no me da miedo de la montera, Pepe; ¿y a ti?, decía Blanca, cogida muy fuerte de mi mano. Y pusimos en el balcón, entre las cidras, los zapatos de todos. Ahora, Platero, vamos a vestirnos Montemayor, Tita, María Teresa, Polilla, Perico, tú y yo, con sábanas y colchas y sombreros antiguos. Y a las doce pasaremos ante la ventana de los niños en cortejo de disfraces y de luces, tocando almireces, trompe

#2046 - GAGLIARDI: Poema a la madre | Poema del padre

  Poema a la madre Yo fui medio consentido, por ser el hijo menor, y ya mi hermano el mayor, me llamaba "el preferido". Razones habrá tenido; cada vez que me corría detrás de ella me ponía, y ya estaba protegido. Si mi padre me mandaba, a la cama sin comer, la veía aparecer, haciendo que se enojaba, y a escondidas me pasaba, la parte mía en un plato, y "en la próxima ¡te mato!", --me decía-- y lagrimeaba. Aquel delantal mojado, de lavar en la pileta, y que retorcía inquieta, porque alguno había avisado, que el hijo se había peleado, con otro chico en la esquina, y al rato yo aparecía, con un ojo amoratado. Me acuerdo lo que sintió la vez del pantalón largo, fue un momento muy amargo, me miraba, me tocó, decía: "cómo creció, si ayer lo hacía dormir", y al quererse sonreír, el llanto la traicionó. Igual que muchos creí que sabía demasiado, por unos labios pintados del lado de ell

#2045 - OCHOA: Retorno de Electra

  Retorno de Electra I Para poderte hablar así, de frente, tuve que echarme toda una vida a llorar sobre tus huesos. Tuve que desandar lo caminado desnudando la piel de mi conciencia. Para poderte hablar tuve que volver a llenarme de aire los pulmones. Y cuidar que no se me encogieran las palabras, el corazón, los ojos, porque aún se me deshacen de agua si te nombro. Ya me creció la voz, padre, patriarca, viejo de barba azul y ojos de plomo. Ya te puedo contar lo que ha pasado desde que tú te fuiste. Con tu muerte se quebrantaron todos los cimientos. No me atreví a buscar, porque no habría un roble con tu sombra y tu medida que me cubriera de la llaga de sol en mi verano. Uní la sangre que me diste a otra sangre. Malherida, borré la sombra del sexo entre los hombres y me quedé vacía, a la intemperie. Y no pude decir hasta que se hizo carne de mi carne el amor lo que era hallar la propia sombra, entregándose. Después quise ubicarte en mí, te pesé, te ultrajé, te lloré, medí tus actos; d

#2044 - DARÍO: Marcha triunfal

Marcha triunfal ¡Ya viene el cortejo! ¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines, la espada se anuncia con vivo reflejo; ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines. Ya pasa debajo los arcos ornados de blancas Minervas y Martes, los arcos triunfales en donde las Famas erigen sus largas trompetas, la gloria solemne de los estandartes llevados por manos robustas de heroicos atletas. Se escucha el ruido que forman las armas de los caballeros, los frenos que mascan los fuertes caballos de guerra, los cascos que hieren la tierra y los timbaleros, que el paso acompasan con ritmos marciales. ¡Tal pasan los fieros guerreros debajo los arcos triunfales! Los claros clarines de pronto levantan sus sones, su canto sonoro, su cálido coro, que envuelve en su trueno de oro la augusta soberbia de los pabellones. Él dice la lucha, la herida venganza, las ásperas crines, los rudos penachos, la pica, la lanza, la sangre que riega de heroicos carmines la tierra; de ne