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Mostrando entradas de marzo 26, 2023

#2132 - GUTIÉRREZ VEGA: Poemas del amor no escuchado

  Poemas del amor no escuchado I Estamos juntos a la puerta de “ese terrible amor” juntos, lejanos. Cada uno con su voz tan ininteligible y con el germen de su propia muerte oculto en las entrañas. Y hablamos hasta la madrugada… Hablamos del amor y de las cosas poco importantes. Hablamos de lo que creíamos y que al irse nos ha dejado los lugares baldíos. Hablamos de la vida, de las regiones del espíritu (pero de esto pudimos hablar gracias a nuestra calidad de dueños desterrados) y hablamos de las cosas poco importantes: nuestro miedo… nuestro trabajo… de la situación social… de la muerte, del tiempo, de la muerte y de la última película y de la muerte. Y nos callamos hasta que la estrella murió en el golpe de la luz amanecida. Cuando se hizo la luz Regresamos a nuestro paraíso primordial y quedamos dormidos a la perversa sombra del manzano. II Estoy tendido a tu lado y rodeado de la imposibilidad de mi amor. He escrito sobre tu vientre Las cuatro letras de la palabra que ya

#2131 - Trenes para habitar la ciudad (2/2)

  Trenes para habitar la ciudad 2ª de dos partes: VI a X VI La estación se encuentra quieta, los ciudadanos ya duermen, se han curado el desvelo, han cumplido la voluntad de los finados, y el dolor ya no los toca. Corre el rumor de que los habitantes no quieren abordar el tren o cruzar un puente, temen que desaparezca el descanso como una señal de desobediencia. Pero no es su caso, algo viaja con ellos: la infancia, el mañana, un amor. VII En el patio de la estación mi padre enterró mi ombligo al nacer, lo escondió bajo la oscura tierra de una ciudad sostenida por paredes de adobe. No sé con qué propósito: ¿evitar que emigre? Siempre que abordo un tren mi ánimo viaja lejos, pero vuelvo a descender aquí para mirar la fosa de mi germen. VIII Sé de las tempestades de cruzar un puente, aún así camino con incertidumbres, abordo un tren, vuelvo a los vagones para partir a otra ciudad. Nunca he sabido de algún sitio, siempre me han habitado diferentes mapas, siempre me da por huir. Estoy en u

#2130 - RUIZ: Trenes para habitar la ciudad (1/2)

  Trenes para habitar la ciudad 1ª de dos partes: I a V I El pasado es un milagro que no vuelve. La estación se ha vuelto ajena, lejana a aquellos días en que todos se conocían, cercana al miedo que les resulta el ayer. Aquí el pretérito no se conjuga: ¿quién recordará la estación en un mapa? Nadie. El ahora rasguña un porvenir. II Los foráneos anuncian no volver a la ciudad. Comentan que los trenes no vienen a menudo, se quejan de la ausencia de puentes, la pérdida de mapas. Me quedo en silencio: ¿cómo decir que he construido una ciudad sobre la misma, donde el tren no se aburre en la rutina de los rieles, y la voz es cicatriz que muerde sonidos ya difuntos? III Los ciudadanos han extraviado los mapas: a ciegas ubican la ciudad, los entume el dolor del exilio, han olvidado cómo escuchar con el cuerpo. Una parvada de pájaros ahora los guía; la crónica de su pérdida es el nuevo mapa. IV La ciudad parece preocupada por ocupar un lugar en el pasado. Despertó en los días cuando el calor ha

#2129 - GUERRERO: Los gatos se asolean en la casa de los techos azules

  Los gatos se asolean en la casa de los techos azules Empezar de donde no se viene. Morir como quien viaja. No encontrar palabra que nombre este grito de niña parecido al mar. Seguir como si río y flora, porque casual es la luz que me descubre. Andar a partir de la noche y volver de nuevo al puerto con la voz del viento. No sé, debería ir de nuevo a los ciruelos, caminar como si entonces tuviera la sed innecesaria de los ríos. Bajar y escuchar los cantos de las aves que se pierden en los matorrales, en las palmeras y el aguacate; ir y bajar y buscar de dónde crecen las papayas, de dónde [sale esa luz que me roba el aliento, de dónde ese colgadero de tabaco que me pierde como las piernas de una recién casada: ir y bañarse, estar dispuesta a lo que ofrezca el día; estar como si una piedra tuviera tantos motivos para no hablar; estar como quien espera que la tarde no mate hombre alguno; estar como alguien a quien sólo la vida le preocupa. No sé, debería no estar aquí, pensando

#2128 - GALVÁN: Lilith | Las brujas

  Lilith Designada primera esposa de Adán era un ser alado, ancestral, de ojos elípticos y torso de sirena que, al bendecir, grababa besos de litoral en la piel y fiordos en las ingles. Pertenecía al linaje de las diosas pájaro y por eso fue elegida. Tenía ese par de alas bordadas que levantaba polvo estelar y dejaba estela de torbellinos lúcidos. Entonaba agudas melodías y su voz era de mujer libre y por un tiempo, Adán conoció el placer de la magia corporal, el olor del almizcle y escuchó la música de las esferas celestiales en su periplo constante. Luego, quiso someterla. Estar por encima. Poseer lo que no puede ser poseído. No entendió que ella era diosa y que al despertar desplegaba la aurora entintada de violetas y que en la noche comandaba el oscilar de las mareas y que con sus brazos orquestaba el coro arbolario de los pájaros. ¿Cómo podría ella quedarse a los pies de aquel que deseaba encadenarla? ¿Para qué servían las alas si no para volar? Las brujas De sus madrigueras salen

#2126 - ANDREU: Vendrá sin las estrellas lácteas | SABINES: Te desnudas igual que si estuvieras sola

  Vendrá sin las estrellas lácteas Vendrá la muerte y tendrá tus ojos. C. Pavese Vendrá sin las estrellas lácteas y sin tiranosaurios de luz, maroma umbilical para niños marítimos que se ahorcaron con algas y cabellos oceánicos huyendo en hipocampos de sueño de aquel parto, en la columna vertical mayor, entre jarcias y vértebras. Pues somos una saga. Oleaje escarlata en delito, y cimas de cianuro, y golpes de cerezo. Pues somos, en mi cuerpo, una saga con luna abdicante, que recuerda colegios, mapas del mundo en otoño, complicadísimas hidrólisis, pero nunca marfil y mediodía. Colegio: niña que bebía los pomelos directamente en labios de la noche, que juraba acostarse con el miedo en la cama de nadie, que juraba que el miedo la había violado hasta doscientos hijos. Amor, la niña rusa que comulgaba reno asado y bebía liquen. Amor, la niña rusa que leía Tom Wolfe. Blanca Andreu (1959) El sueño oscuro Poesía 1980-1989 Hiperión, Madrid, 1994 Te desnudas igual que si estuvieras sola Te desnu

#2016 - MURILLO: Así | A una estrella | Contraste

  Así Elevóse en la orilla del arroyo blanco jirón de gasa, y al llegar a lo azul, desvanecióse, cayendo en gotas de agua. Mi esperanza de amor se alzó ligera como esa nube blanca, flotó un punto en el cielo de la dicha, y se deshizo en lágrimas. A una estrella Cándida estrella que das el fulgor más peregrino, y tu celeste camino radiante cruzando vas… ¡Cuántas noches, desde lejos, al verte por lontananza, un rayo de mi esperanza soñé ver en tus reflejos!… Y ¡cuántas, me parecía cuando tu lumbre velabas, estrella, que te ocultabas porque yo me entristecía! Tengo el pecho comprimido por un intenso pesar, grande, grande como el mar y triste…como el olvido… Seres que en la cuna vi, seres que mecí en la cuna, hoy la contraria fortuna aparta lejos de mi… Mis caricias y mi afán en llanto se convirtieron: lloré por los que murieron, lloro por los que se van… Y se quedará la casa cuando se hayan alejado, como nido abandonado