Trenes para habitar la ciudad
1ª de dos partes: I a V
I
El pasado es un milagro que no vuelve.
La estación se ha vuelto ajena,
lejana a aquellos días en que todos se conocían,
cercana al miedo que les resulta el ayer.
Aquí el pretérito no se conjuga:
¿quién recordará la estación en un mapa?
Nadie.
El ahora
rasguña un porvenir.
II
Los foráneos anuncian no volver a la ciudad.
Comentan que los trenes no vienen a menudo,
se quejan de la ausencia de puentes,
la pérdida de mapas.
Me quedo en silencio:
¿cómo decir que he construido una ciudad
sobre la misma,
donde el tren no se aburre
en la rutina de los rieles,
y la voz es cicatriz que muerde
sonidos ya difuntos?
III
Los ciudadanos han extraviado los mapas:
a ciegas ubican la ciudad,
los entume el dolor del exilio,
han olvidado cómo escuchar con el cuerpo.
Una parvada de pájaros ahora los guía;
la crónica de su pérdida
es el nuevo mapa.
IV
La ciudad parece preocupada por ocupar
un lugar en el pasado.
Despertó en los días cuando el calor
hace que los trenes
desaparezcan sin eco.
En medio del ardor
aparece una enorme fumarola
que amarga los labios.
Ahora el sonido se percibe por la lengua.
V
El ferrocarril es una bestia que no se cansa,
repite el gemido de los rieles a destiempo,
traslada fábulas de sur a norte,
sus vagones esconden la furia de unos hombres
que, a falta de hogar,
asaltan vías,
patean a ilusionistas,
desangran el ansia de los viajeros,
igual a las palabras que pronuncio
cuando el diestro corazón revienta.
Yelitza Ruiz / 2012
XV premios de poesía
María Luisa Ocampo 1999-2013
Instituto Guerrerense de Cultura
Compilación y Prólogo de Luis Armenta Malpica
Mantis Editores, Guadalajara, 2015.
2130 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
30-III-2023. Selección de Felipe Garrido.
Reacciones a la selección previa:
Adolfo Castañón: Gracias por el envío 2129, este 29 de marzo del 2023, de “Un poema al día”. Esta vez la red del pescador de poemas en el océano de las letras y de las voces, recoge uno de la poeta, nacida en Copala, Citlali Guerrero, en 1971. Autora de Llorando el naufragio, y de Los pantanos son algo verde como el deseo, entre otros libros.
El poema aquí transcrito está firmado en julio de 1997, es decir cuando la autora contaba 26 años. Está recogido en el libro XV premios de poesía María Luisa Ocampo 1999-2013, editado por Mantis Editores, de Guadalajara. Si las noticias expuestas por la red y la homonimia no nos engañan, Citlali Guerrero ha sido titular de la Dirección de Cultura Popular de Acapulco.
El poema en cuestión baraja un juego de infinitivos que le permiten a la autora moverse en el espacio de la asociación con libertad y sencillez. Trasponiendo las fronteras de lo oral y de lo escrito y pasando de las consideraciones de índole anecdótica al examen y al autoexamen, va Citlali de ida y vuelta por el mundo como mecida por una hamaca que arrulla al lector con la cadencia de su monólogo y el compás de su reiteraciones. El uso de locuciones “como que”, “mejor”, “qué estará haciendo” le permite transitar de las orillas de la infancia al vértigo de la soledad que la lleva a sentir el extravío... Al lector u oyente curioso le sugiero que vaya a Youtube y compruebe hasta qué punto la lectura que hace ella de sus poemas en un Festival de Poesía en Guerrero comprueba la percepción sensitiva de este descalzo oyente y lector. Gracias. querido Felipe.
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