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Mostrando entradas de julio 30, 2023

#2242 - ASIAIN: Lo que hay es la luz

  Lo que hay es la luz Lo que hay es la luz. Lo demás es silencio. Lo que hay es tu voz. Allí plantar un árbol. Cultivar una piedra. Y comernos un higo. Lo que hay es un higo. Lo hemos dado a luz. Míralo: es ya una piedra. Ya le crece el silencio. Musgo sombra de árbol. Ramas hojas tu voz. Como el viento tu voz. Con dos sílabas: higo. Un fruto que da un árbol. Que lo planta en la luz. Escúchalo en silencio. Te convido a ser piedra. Sé en mi jardín mi piedra. Sé lo que eres: voz. Sé tu voz en silencio. Sé también ese higo. Tú ya me has dado a luz. Yo te daré a ti un árbol. Una palabra: árbol. Y debajo una piedra. Una sílaba: luz. Para otro: tu voz. Pruébalo: sabe a higo. Cómela así, en silencio. Y mira así, en silencio. Oye el rumor del árbol. Piensa el sabor del higo. Mira el musgo en la piedra. Devuélvete a tu voz. Ponlo todo a tu luz. Hay luz en el silencio. Hay tu voz y hay un árbol. Y una piedra es un higo. Aurelio Asiain (1960) El Lejano Oriente en la poesía mexicana Introducción

#2241 - SÁNCHEZ IZQUIERDO: Valente torea en la Gloria | Campo bravo

  2241 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria. 4-VIII-2023. Selección de Felipe Garrido. Miguel Ángel Porrúa, editor; Academia Mexicana de la Lengua; Creadores Eméritos FONCA Valente torea en la Gloria Se fue Valente el torero, se fue, porque lo invitaron a una corrida en el cielo; sin su emoción nos quedamos. En Peñolito, los toros, como ya no los tentaba, quedaron tristes y solos, mucho extrañaban su capa. La niña Salma bonita estaba llorando a mares, ni los ángeles podían consolarla en sus pesares. “Te lo pedimos prestado, no te enojes con nosotros, lo queremos ver torear, también en la Gloria hay Toros." La Virgen tuvo que hablar con su madre, Doña Sonia: "Te lo cuidaré muy bien en mi casa, que es la Gloria". Don Valente, bien bragado, aunque estaba compungido, se mordía fuerte los labios, no soltaba ni un quejido. Y nosotros, los tristes aficionados a la Fi

#2240 - ROMÁN DE DIOS: Pasos de cristal albahaca y yerba santa

  Pasos de cristal albahaca y yerba santa A Emilio Fuego I Es el tiempo del aroma de la albahaca. Nace de mis manos el cenzontle, su vuelo dibuja señales: manto de pétalos. Los ángeles rojos muestran el filo de sus alas, sus abanicos. Aroma en los pliegues de la noche. El oído despierto avanza por remolinos y puentes hasta llegar a la orilla del cielo. Ahí, arde la piel, no distingue lagarto de tigre, quetzal de guanábana porque toca con los ojos. La noche también se quema, incendia de alborozo el cuerpo. Las gotas rojas se hacen pétalos, llovizna sobre la cabellera. Del roce del silencio nace el árbol de las garzas. II Mis hombros: dos remos me llevan hasta la orilla cerca del brillo del agua sobre la roca. Desde la barca, contemplo un semblante de niña esperando la caricia de una voz, un silabeo. Albahaca y yerba santa, aromas del camino de agua. nos cirier III De la orilla nacen lirios para el tacto, cenzontles, alabanzas para la lengua. Traigo luz en las manos. Me enciendo porque m

#2239 - DÍAZ: Danza propiciatoria | Danza de la destrucción

  Danza propiciatoria Apoyé la planta en el piso cinco, seis veces, y las diosas cantaron. Aventuré una pirueta en el aire y el universo giró en su centro. Evoqué los cuatro nombres de la santa y se encendieron los fuegos sagrados. Repetí los mudras místicos y el vacío se disolvió. Pero no encuentro todavía pasos, música, palabras o silencios para que tú, amado, como un ave, vengas gozoso hacia mí. Danza de la destrucción No hemos tenido otra visión que no sea la de la guerra la de manos amarradas vientres abiertos y cabezas sin cuerpos o resplandores agrios en las noches naranjas. Pero los ciclos de las estrellas son largos inimaginablemente y las vidas de los hombres se cuentan en días que para ellas son instantes. ¿Algún día la diosa vendrá a abatir a los que sirven a la muerte? Sus manos, que se abren como un loto hurgarán sus entrañas. Diez brazos y diez armas insondables sobre el cosmos tigre bengala negro. Ilse Díaz, (Aguascalientes, 1985)

#2238 - PERI ROSSI: Después | No sé por qué me quejo - CORTÁZAR: Después de las fiestas

  Después Y ahora se inicia la pequeña vida del sobreviviente de la catástrofe del amor: Hola, perros pequeños, hola, vagabundos, hola, autobuses y transeúntes. Soy una niña de pecho acabo de nacer del terrible parto del amor. Ya no amo. Ahora puedo ejercer en el mundo inscribirme en él soy una pieza más del engranaje. Ya no estoy loca. Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941) No sé por qué me quejo No sé por qué me quejo porque al fin estoy sola. Y el placer de tirar la ceniza en el suelo, sin que nadie te riña. Y untar pan en la salsa y beberse los posos, y limpiarse la boca con el dorso de la mano, cantar al vagabundo porque al fin fue valiente, ir matando los besos como si fueran piojos, beber blanco, pronunciar ciertas frases decir ciertas palabras, exponerte a que un día te borren de la nómina... No debiera estar seria pues vivo como quiero, sólo que a veces tengo un leve sarpullido. Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941) Después de las fiestas Y cuando todo el mundo se i

#2237 - GOYTISOLO: Así | Esos locos furiosos increíbles - MENDIOLA: La enredadera

  Así Algunas veces llego presuroso, rodeo tus rodillas, toco tu pelo. ¡Ay Dios, quisiera decirte tantas cosas! Te compraré un pañuelo, seré buen chico, haremos un viaje… No sé, no sé lo que me pasa. Quiero morir así, así en tus brazos. José Agustín Goytisolo (Barcelona, 1928 - Barcelona, 1999) Fondos documentales de José Agustín Goytisolo. Biblioteca de Humanidades de la Universidad Autónoma de Barcelona. La enredadera Recostado en la hierba del jardín, me llamó la atención la enredadera. Levanté con las manos la cabeza para mirar su impulso de raíz. Y supe que en su fuga se concentran los ritmos de las sombras y un fluir de insectos en las sombras. Comprendí por ella la salud de la sorpresa. Incorporé la espalda ante el prodigio de la verde cortina vegetal. Me sacudió su exuberancia en orden. Y entendí su silencio primitivo, su terca lentitud de oscuridad, sus notas graves y su fuga enorme. Víctor Manuel Mendiola (Ciudad de México, 1954) Antología general de la poesía mexi

#2236 - VÁZQUEZ DOMÍNGUEZ: El torito jarocho | La iguana | El Sacamandú

  El torito jarocho Este torito que traigo no es pinto ni colorado, no es pinto ni colorado, este torito que traigo. Es un torito barroso de los cuernos recortados, este torito que traigo no es pinto ni colorado. ¡Lázalo, lázalo! ¡Lázalo, que se te fue! ¡Échame los brazos mi alma y nunca le olvidaré! iLázalo, lázalo! iLázalo, que se te va! ¡Échame los brazos mi alma, si me tienes voluntad! Yo le pregunté a un vaquero cómo se ordeña una vaca, Y me dijo, el embustero: --Se le amarran las dos patas… --Se le amarran las dos patas y se le arrima el becerro... iLázalo, lázalo! ¡Lázalo, que se te va! ¡Échame los brazos mi alma, si me tienes voluntad. ¡Lázalo, lázalo! ¡Lazalo, que se te fue! ¡Échame los brazos mi alma, y nunca te olvidaré! La iguana Dicen que la iguana muerde; pero yo digo que no: yo agarré una por la cola, nomás la lengua sacó. Iguana mía; ¿Pa' dónde vas? Voy para el pueblo de Soledad. Que ser