Así
Algunas veces llego
presuroso, rodeo
tus rodillas, toco
tu pelo. ¡Ay Dios, quisiera
decirte tantas cosas!
Te compraré un pañuelo,
seré buen chico, haremos
un viaje… No sé,
no sé lo que me pasa.
Quiero morir así,
así en tus brazos.
José Agustín Goytisolo (Barcelona, 1928 - Barcelona, 1999)
Fondos documentales de José Agustín Goytisolo.
Biblioteca de Humanidades de la
Universidad Autónoma de Barcelona.
La enredadera
Recostado en la hierba del jardín,
me llamó la atención la enredadera.
Levanté con las manos la cabeza
para mirar su impulso de raíz.
Y supe que en su fuga se concentran
los ritmos de las sombras y un fluir
de insectos en las sombras. Comprendí
por ella la salud de la sorpresa.
Incorporé la espalda ante el prodigio
de la verde cortina vegetal.
Me sacudió su exuberancia en orden.
Y entendí su silencio primitivo,
su terca lentitud de oscuridad,
sus notas graves y su fuga enorme.
Víctor Manuel Mendiola (Ciudad de México, 1954)
Antología general de la poesía mexicana.
Poesía del México actual.
De la segunda mitad del siglo XX
a nuestros días.
Selección, prólogo y notas
de Juan Domingo Argüelles.
Océano, México, 2014.
Esos locos furiosos increíbles
Llegan apresurados y nunca dicen para qué
ni de dónde proceden
y enseguida te piden dos mil francos
que casi siempre te han de devolver
o te quitan la toalla sin respeto
cuando te estás duchando
se ponen la colonia los polvos el masaje
la loción de tu novio o de tu hija
te arrastran a lugares espantosos o bellos
y ni siquiera piden tu opinión
y beben prodigiosamente se ponen a cantar
en cualquier parte
o arman la del gran dios en un bar miserable
y por motivos nimios
siempre siempre avasallan te compran un sombrero
o unas flores
y un día salen al galope quizá hacia los infiernos
qué desastre.
Señora caballero muchachita asustada
militante de un partido ecologista:
si se tropieza usted con uno de esos
locos furiosos increíbles
no le deje escapar llévelo a casa
son tiernos como niños
a veces tienen frío quién sabe si es porque
les han pegado duro
duermen poco se lavan todo el rato y son muy
besucones y mirones
pero cuidan los libros sacan todas las noches
el cubo de basura a la escalera
y están sólo pendientes de tener siempre
un cenicero al lado.
Tienen por fin el gran inconveniente:
se van mas vuelven pronto
duran toda la vida.
José Agustín Goytisolo (Barcelona, 1928 - Barcelona, 1999)
Fondos documentales de José Agustín Goytisolo.
Biblioteca de Humanidades de la
Universidad Autónoma de Barcelona.
2237 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
31-VII-2023. Selección de Felipe Garrido.
Dicen los lectores
Adolfo Castañón: Gracias por estos oasis de música pautada en verso. Canciones llenas de gracia y brío en las que se entreteje la fauna y la fabula en un tapete cuyo vivaz vocerío trae ecos rancheros y reflejos de manigua. El toro y el vaquero, el lazo y la lagartija, el amor y el deseo zumbando su cascabel llevan los pies descalzos a los pastizales y las rocas en que deletrean el paraíso lagartijas enamoradas de la luz.
Gracias a Rubén Vázquez Domínguez por esta vivaz transcripción de los sones veracruzanos y gracias a ti Felipe por tu oficio de navegante entre las memorias de México.
Nicolás Reyes: En mayo de 1779, el inquisidor de Veracruz, José María Lazo de la Vega, tuvo noticia de un baile llamado Zacamandú, al que se calificaba de muy deshonesto, introducido al puerto por un negro de La Habana que estuvo forzado en San Juan de Ulúa. En 1803 el cura de Cosamaloapan relataba al Santo Oficio que se oía entre los plebeyos de la ciudad y pueblos comarcanos un son llamado El torito. “Baílase el torito entre un hombre y una mujer: ésta sigue el ademán de torear, y el hombre el de embestir: la mujer provoca y el hombre se vuelve cuernos para embestir a la toreadora y la mujer toda se vuelve banderilla para irritar al toro. En los movimientos de torear y de embestir unos y otros se combaten, y ambos torean y embisten a los espectadores que siendo por lo común personas tan libertinas, fomentan con gritos y dichos la desenvoltura y la liviandad de los bailadores”. De las coplas que se cantaban en el Zacamandú nada se sabe. Pero la descripción del Torito hecha hace doscientos años coincide con la manera en que actualmente se baila el son del Toro zacamandú, uno de los sones más escuchados. En la Huasteca es usual la grafía zacamandú. Diccionario Enciclopédico Veracruzano / R. Peredo / II ESES / UV.
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