Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de marzo 12, 2023

#2118 - BARANDA: XI

  XI A mis hijas Y fuimos a volar papalotes aisladas en lo alto, hermosas niñas frescas corriendo en la pradera, con la risa entre guijarros junto al cántaro que el agua rebosaba. Y como el agua era el ímpetu que abría los gestos penetraba a campo iluminado para afianzar la vida un poco más y siempre en lo que fuimos, en lo que nos hacía partir y regresar como la cuerda tensa que jalaba el aire cada día. Y llegamos a un punto de la imaginación donde los ojos ven siempre lo que falta: un mar, aquel mar con sus olas inmensas recalando en medio de las algas y sobre la arena: peces, peces de varios colores cual hojas blanqueadas al abismo. Y como nuestro corazón retumbaba entre las voces de ese mar de vidrio trenzamos redes inmensas y brillantes, sábanas bajo la aurora de lo que nunca fuimos. Y encontramos la sed de quien golpea fuertemente y de quien mira aquellas cosas por pequeñas, de quien espera siempre una copa, un pedazo de pan entre las migas de un poema. Y como

#2117 - ECHEVERRÍA DEL PRADO: Trayecto | Fleco | Prisa de rosa | Ancla en la brisa

  Trayecto Tu cuerpo, espiga de temblor maduro que en aire de blancura se resguarda, es la palpitación en donde aguarda su granero de luz mi claroscuro. Espléndido latir en blanco apuro el conjuro de todo lo que tarda si en el pecado de mi apremio, guarda impurezas de afán el afán puro. Te recorren mis manos sigilosas con un tacto de ilímite desnudo para sentirse del trayecto, esposas. Tanto eres tú lo que en mi voz anudo, que mis manos despiertan a las rosas con acercarme a tu contorno, mudo. Vicente Echeverría del Prado (1898-1976) Fleco La luz con que te hallé se me ha dorado temblorosa en los labios como abeja llamada por la rosa de una queja de altura herida que cayó en el prado. Porque duele tu luz, se me ha sembrado en la sombra feliz que más me aqueja: la que en el fleco de tu sol me deja más dichoso de ver por más cegado. Soy tuyo sin dejarme ni un orgullo de reverberación que me despierte sobre la noche de ignorarme tuyo.

#2116 - GOROSTIZA: Romance | Se alegra el mar | ¿Quién me compra una naranja?

  Romance Tus ojos eran mi aire y el aire para sí jugaba a ser redondo, rodando. Tus ojos eran mi aire y mi fuego, y los dos entre sí jugaban uno a mantener al otro, consumiéndose. Tus ojos eran mi aire y mi fuego, pero también mi agua, y los tres entre sí jugaban uno a consumir el otro, manteniéndose. Porque tus ojos eran mi agua mi fuego y mi aire, tengo transida de rumor el alma como el árbol de pino la madera, y tengo más: las raíces anudadas a ti, porque tus ojos eran mi aire mi fuego y mi agua, pero también mi tierra. José Gorostiza (1901-1973) Se alegra el mar A Carlos Pellicer Iremos a buscar hojas de plátano al platanar. Se alegra el mar. Iremos a buscarlas en el camino, padre de las madejas de lino. Se alegra el mar. Porque la luna (cumple quince años a pena) se pone blanca, azul, roja, morena. Se alegra el mar. Porque la luna aprende consejo del mar, en perfume de nardo se quiere mudar. Se alegra el mar.

#2114 - CAMARILLO: A una sombra | Al mar | Así dijo el agua

  A una sombra Sólo te vi un instante… Ibas como los pájaros: sin detener el vuelo, sin mirar hacia abajo… Cuando quise apresarte en la red de mis manos, sólo llevaba el viento un perfume de nardo, y ya lejos, dos alas, borrábanse en ocaso… ¡Oh, visión que brillaste como fugaz relámpago! ¡Oh, visión peregrina que, cual ave de paso, cruzaste por el cielo de mis soñares vagos! Tras ti, cual mariposas, mis anhelos volaron, y aun no tornan del viaje que soy fiel y te amo. Te amo con locura porque en tu vuelo rápido, no viste que se alzaban hacia ti mis dos manos… Porque ante mí pasaste como sueño fantástico, porque ya te extinguiste como los fuegos fatuos. ¡Oh, aparición divina, bella porque has volado! ¡No retornes del viaje! Yo, con pasión te amo, porque fuiste en el cielo de mis soñares vagos, solamente dos alas y un perfume de nardo… María Enriqueta Camarillo (1872-1968) Al mar Mientras tu canto resuena, yo pienso en la patria mía… Por sólo enterrar mi pena en tus orillas de arena, vin

#2113 - FRANCIS: Décimas bucólicas

  Décimas bucólicas I El hueco de mi razón se vuelve un ramo de oliva cuando mi mano furtiva me hunde en la suave canción; siempre empezada oración de las hojas de la yerba: blando regazo de selva que me invita a hacerme niño. Me envolveré en su cariño que cada estío renueva. II Mis ojos dicen: ¡admira! Y miro todas las cosas: las piedras, el sol, las rosas. Arde mi vista en la pira del Universo. Sí, mira, porque nada quedará por mucho tiempo. Estará el mundo como hoy existe; ¡pero lo que tú no viste con tus ojos morirá. III Pompa de jabón, el mundo, de colores irisada en ella lleva pintada su historia. Alfombra mentida por donde pasa la vida cediendo bajo sus pasos. Asiré al mundo en mis brazos con todo lo que tuviere, porque en cada hombre que muere estalla el mundo en pedazos. Susana Francis (1932-2018) Desde la cárcel de mi piel. FCE, México, 1967 2113 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria. 14-III-2023. Selección y notas de Felipe

#2112 - CAMPOBELLO: Cuatro soldados sin 30-30 | Elías - CASTELLANOS: Al árbol que hay en medio de los pueblos | A fiesta

  II Fusilados / Cuatro soldados sin 30-30 Y pasaba todos los días, flaco, mal vestido, era un soldado. Se hizo mi amigo porque un día nuestras sonrisas fueron iguales. Le enseñé mis muñecas, él sonreía, había hambre en su risa, yo pensé que si le regalaba unas gorditas de harina haría muy bien. Al otro día, cuando él pasaba al cerro, le ofrecí las gordas; su cuerpo flaco sonrió y sus labios pálidos se estiraron con un “yo me llamo Rafael, soy trompeta del cerro de La Iguana”. Apretó la servilleta contra su estómago helado y se fue; parecía por detrás un espantapájaros; me dio risa y pensé que llevaba los pantalones de un muerto. Hubo un combate de tres días en Parral; se combatía mucho. “Traen un muerto –dijeron–, el único que hubo en el cerro de La Iguana.” En una camilla de ramas de álamo pasó frente a mi casa; lo llevaban cuatro soldados. Me quedé sin voz, con los ojos abiertos abiertos, sufrí tanto, se lo llevaban, tenía unos balazos, vi su pantalón, hoy sí era