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Mostrando entradas de octubre 9, 2022

#1968 - REYES: Sol de Monterrey

  Sol de Monterrey No cabe duda: de niño, me perseguía el sol. Andaba detrás de mí como perrito faldero; despeinado y dulce, claro y amarillo: ese sol con sueño que sigue a los niños. Saltaba de patio en patio, se revolcaba en mi alcoba. Aun creo que algunas veces lo espantaban con la escoba. Y a la mañana siguiente, ya estaba otra vez conmigo, despeinado y dulce, claro y amarillo: ese sol con sueño que sigue a los niños. (El fuego de mayo me armó caballero: yo era el Niño Andante, y el sol, mi escudero.) Todo el cielo era de añil, toda la casa, de oro. ¡Cuánto sol se me metía por los ojos! Mar adentro de la frente, a donde quiera que voy, aunque haya nubes cerradas, ¡oh cuanto pesa el sol! ¡Oh cuanto me duele, adentro, esa cisterna de sol que viaja conmigo! Yo no conocí en mi infancia sombra, sino resolana. Cada ventana era sol, cada cuarto era ventanas. Los corredores tendían arcos de luz por la casa.

#1967 - SANDOVAL ÁVILA: Un maderamen... | Abril | Septiembre

    Un maderamen…   Un maderamen de huesos conduce a los muchachos que éramos hacia la leyenda contada por María en torno a las mujeres de pubis arrogantes y cicateros.           Algo enfermizo era el libertino jadeo de quien sucumbió ante ellas. Ésa fue una ruta de los convidados: se exaltaban ante lo que bebían como si fuera el suspiro líquido de aquellas hembras.     Abril   Abril         alcanzaba las ventanas y los campanarios sonaban sordos. María disponía sus manteles ceñidos a otras memorias           laderas de capirotada y días de guardar para transfigurarlos ante el jolgorio. La casa estaba mejor abastecida.           Era el privilegio de los convidados que llegaban buscando el agridulce licor de la feria.           De ningún modo el silencio petrificó el umbral: ellos     radiantes     exaltados se acogían a nuestra mesa en donde los aguardaban    el pan     la sal     y el vino.     Septiembre   Septiembre sep

#1966 - MONTEJO: Algunas palabras

  Algunas palabras   Algunas de nuestras palabras son fuertes, francas, amarillas, otras redondas, lisas, de madera… Detrás de todas queda el Atlántico,           Algunas de nuestras palabras son barcos cargados de especias: vienen o van según el viento y el eco de las paredes.           Otras tienen sombras de plátanos, vuelos de raudos azulejos. El año madura en los campos sus resinas espesas.           Palmeras de lentos jadeos giran al fondo de lo que hablamos, sollozos en casas de barro de nuestras pobres conversas.           Algunas de nuestras palabras Las inventan los ríos, las nubes. De su tedio se sirve la lluvia al caer en las tejas.           Así pasa la vida y conversamos dejando que la lengua vaya y vuelva. Unas son fuertes, francas, amarillas, otras redondas, lisas, de madera… Detrás de todas queda el Atlántico.   Eugenio Montejo (1938-2008) Eugenio Montejo, el viaje total. Antología. Prólogo de Francisco José Cruz.

#1965 - NOVARO: Mujer en el vano de una puerta en un día claro y vacío

  Mujer en el vano de una puerta en un día claro y vacío   La mujer en el vano de una puerta, en un día claro y vacío, mira pasar de largo al tiempo, sin tomarla en cuenta, alta y sensual bajo el vestido rojo, como sus labios. Si alguien filmara su vida, piensa, llegarían hombres a pedir un vaso de agua o a buscar trabajo, pero su vida no es digna de una película. Por si las dudas, en su soledad, repasa gestos, coquetea con el aire, se imagina muerta de risa. (Su abuela dice: nada más peligroso que un hombre que hace reír a las mujeres.)           La mujer en el vano de una puerta, en un día claro y vacío, desespera. Cruza los brazos para sentir el peso de sus senos. ¿Para qué tanta luz, para qué este aire dulce? Se escuchan pasos y ella se esconde. Desea tanto a un hombre que cierra los ojos. El desconocido ni siquiera la nota. Los pasos se alejan y duele cada vez más su lejanía, Ella muerde su labio triste aunque sabe que él ya no puede mirar

#1964 - GARCÍA LORCA: Llanto por Ignacio Sánchez Mejías

  Llanto por Ignacio Sánchez Mejías   1 La cogida y la muerte   A las cinco de la tarde. Eran las cinco en punto de la tarde. Un niño trajo la blanca sábana a las cinco de la tarde . Una espuerta de cal ya prevenida a las cinco de la tarde . Lo demás era muerte y sólo muerte a las cinco de la tarde .           El viento se llevó los algodones a las cinco de la tarde .   Y el óxido sembró cristal y níquel a las cinco de la tarde . Ya luchan la paloma y el leopardo a las cinco de la tarde . Y un muslo con un asta desolada a las cinco de la tarde . Comenzaron los sones del bordón a las cinco de la tarde . Las campanas de arsénico y el humo a las cinco de la tarde . En las esquinas grupos de silencio a las cinco de la tarde . ¡Y el toro solo corazón arriba! a las cinco de la tarde . Cuando el sudor de nieve fue llegando a las cinco de la tarde , cuando la plaza se cubrió de yodo a las cinco de la tarde , la muerte puso huevos

#1963 - PELLICER: Sonetos fraternales | Esta barca sin remos es la mía

  Sonetos fraternales “Hermano Sol”, nuestro padre San Francisco A Jaime Sabines I Hermano Sol, cuando te plazca, vamos a colocar la tarde donde quieras. Tiene la milpa edad para que hicieras con puñados de luz sonoros tramos. Si en la última piedra nos sentamos verás cómo caminan las hileras y las hormigas de tu luz raseras moverán prodigiosos miligramos. Se fue haciendo la tarde con las flores silvestres. Y unos cuantos resplandores sacaron de la luz el tiempo oscuro que acomodó el silencio; con las manos encendimos la estrella y como hermanos caminamos detrás de un hondo muro. II Hermano Sol, si quieres, voy mañana a esperarte en la sombra. Tengo el canto que prefieres, y el cielo que levanto desde mi pecho, te sabrá a manzana. Quiero estar junto a ti. De ti dimana la energía de todo lo que planto. Tu tempestad de luz busco y aguanto con limpia desnudez y abierta gana. Y fui desde la ceiba que da vuelo hasta el primer escalafón del ci