En lugar del poema que no envié para el 23 de abril –hubo demasiados lugares donde festejar al libro– publico hoy aquí apenas tres comentarios, tomados al azar, sobre mi libro Mentiras transparentes. Las y los miembros del Círculo de Lectura Felipe Garrido, que se reúne, lee, escribe y dialoga en Guadalajara desde 2001, bajo la sabia y afanosa guía de su presidenta, la querida Tere García, acaban de leerlo y comentarlo. Para agradecer su generosidad lo mejor que puedo hacer es redoblar mis esfuerzos para seguir trabajando en su fraterna compañía.
FG
Luz Silvia Real: Mentiras transparentes no se puede leer “de corrido”. Hay que tenerlo a la vista, ir leyendo cada relato con calma y analizarlo a fondo. Uno encuentra personajes del pasado y el presente. Uno mismo se encuentra allí. Me encantan los finales. “En Catedral” Manuel realmente ama la lectura. Para la chica, en cambio, el libro es sólo un medio para atraerlo. Si lo amara, lo habría hojeado porque estuvo en manos de Manuel, y entonces se habría operado el Milagro… “El duelo” es un relato muy fuerte y muy corto; retrata el maltrato psicológico que pude ser mucho más dañino que el físico, y que es frecuente en muchas familias, así como en medios de trabajo y de estudio. Para librarse del maltrato la víctima tiene que morir. Muy duro.
Leticia Vega: Me causó risa y me puso a pensar lo que cuenta “Náufragos” en la página 77 de Mentiras transparentes. Un viejo que acaba de saludar a un antiguo y querido compañero de trabajo entre las mesas de un restaurante regresa a la que ocupa su familia y con grandes aspavientos y risas contenidas se asombra de lo viejo que ve a su colega de otros días.
Creo que a nuestra edad nos sucede a todos. Como estamos acostumbrados a vernos todos los días, no vamos advirtiendo nuestro paulatino deterioro. En cambio, cuando nos encontramos con un viejo amigo, con una amiga de juventud, nos sorprende ver cuánto han envejecido… de seguro que ellos piensan lo mismo de nosotros. Es ley de vida.
Tere García: "Lágrimas" está en la página 117 de Mentiras transparentes. Es una historia intensa, donde los sentimientos que viven los personajes envuelven al lector. Todo se resuelve en una sola escena. La niña, sentada en el piso, lo mira con los ojos arrasados de lágrimas. Él esquiva su mirada, mientras aprieta los dientes y guarda su última camisa. La mujer miraba hacia otro lado, como si no supiera lo que pasaba. –Nunca había estado dónde debía.
Un relato que muestra el dolor y la angustia del rompimiento.
Comentarios
Publicar un comentario