De agua
La vida no es un río sino un mar
no corre hacia ninguna parte
se mueve apenas
cuando hace viento o hay luna
nosotros navegamos a través suyo
de repente cazamos una tortuga
sin hambre
disparamos a las gaviotas
vamos diciendo adiós
Por buscar continentes perdemos islas.
Agustín Cadena (1963)
Temascal
Al principio había humedad, paños blancos,
hacía frío.
Al final de un túnel estaba la vida.
Todo era negro pero dorado,
naranja en las rodillas y en las sienes,
y olía a sangre, a jugos,
a vida nunca derramada.
Al fondo de aquello estaba la energía,
los ojos del jaguar detrás del agua.
La oscuridad era pequeña y sin fronteras.
Vertimos en nuestros cuerpos flores blancas,
el agua caliente del pulso solar.
Sonaban metales dentro del mundo,
murciélagos rojos, palomas abrasadas.
Se sentía la carne de la tierra.
Ahí dentro nació la primavera.
Agustín Cadena (1963)
Chacala
Abril llegó con un collar de lágrimas y flores.
Los demás se fueron antes.
Dejaron su ropa a los cangrejos y se fueron;
no esperaron aquella última luna.
La playa fue más grande y alguien dijo:
"No es cierto, nadie vuelve".
Quiero recordar tu ser de marzo,
tan diferente, por inmenso, al de otros meses:
tu voz fluyendo con la vida,
tu corazón mojando con su sangre; las hamacas;
la cocina de madera llena de frutas,
el pescado para el día en el fregadero,
bajo el chorro de agua.
Fuimos casi los últimos en irnos.
La hierba había borrado los caminos.
Nadie subió más a las palmeras.
Agustín Cadena (1963)
Orgía de palomas.
UNAM, México, 1993
2156 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
27-IV-2023. Selección de Felipe Garrido.
Reacciones a la selección previa:
Maya López: En la entrega 2139, el verso de Ricardo Castillo “encarar el horror para conjurarlo” literalmente me toca un punto ciego, me abre un ojo interior que esperó a este verso para abrirse. // En la 2151, Alberto Vital interroga al asesino: “¿Es que nadie te dijo que no se mata? ¿Nadie te besó esa mañana?” // Y en la siguiente, 2152, dice Óscar Oliva: “...mi voz ecoica suena a mi padre: cuando hablaba de ríos todo se detenía,” Y palabras adelante: “...se nos vino encima la eternidad con sus demonios...”
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