En la punta
Hay algo que te quiero decir desde el inicio de este libro, pero no recuerdo qué. Cada vez que estoy a punto de acordarme, empieza una nueva historia y hace que se me olvide. Y lo peor es que era algo bien importante. No sé por qué eso sí lo recuerdo, que era importante, sólo no me acuerdo qué es lo que te quería decir. Y entre más pienso y más lo intento recordar, más siento que llega sin terminar de llegar. Como que lo tengo en la punta de la lengua. Justo aquí, mira. En la mera puntita. Pero por más que la apachurro entre los dientes y se pone blanca y hasta me empieza a doler, no quiere salir, y entonces no te lo puedo decir.
Chatarreros
¿De casualidad te suena esta canción?
“Se compran dragones, favores, abotonadores,
pelusas, roncadoras, anacondas,
o algo feo y viejo que vendan… “
¿No?, ¿y qué tal así?
“Se chocan aviones, castores, atornilladores,
chalupas, tejedoras, rotondas,
o algo de cuero viejo que quieran…”
¿Tampoco? Bueno, pero ya casi. ¿A ver ahora?
“Se doblan jamones, motores, destornilladores,
burbujas, zarzamoras, macroondas,
o algo de cuero viejo que pierdan...”
¡Espera, ya la tengo!
“Se roban calzones, olores, hipnotizadores,
pelucas, manchadoras, barbacoas,
o algo de tiempo viejo que tengan...”
Sí, así es como suena de donde yo vengo.
Los retos de amar las aceitunas
Jazmín tiene un sombrero. Lo usa para esconder las aceitunas sin las que no puede vivir. Cada que se acaba una, se lleva la mano a la cabeza, fingiendo que se la rasca, y saca una nueva aceituna.
Todas las mañanas rellena su sombrero, que tiene de alto lo que un edificio. Jazmín de verdad come muchas aceitunas. Vive por y para ellas.
Menos mal que las aceitunas son pequeñas. Si viviera de meIones o sandías tendría que tener un tráiler de doble remolque, y entonces le costaría más trabajo fingir que sólo tiene comezón. Claro que, si en su lugar fuera adicta a las semillas de ajonjolí, podría simplemente guardarlas en sus bolsillos y nadie andaría por ahí preguntándose qué demonios hace una niña tan pequeña usando un sombrero de copa más alto que ella.
Silvia Zenteno (Ciudad de México, 1988)
El libro de los niños singulares
y otras cosas inusuales
Premio Bellas Artes de Cuento Infantil
Juan de la Cabada 2021
Literatura, INBAL, México, 2022
Armando Olvera: Disfruté mucho la entrega (2216) donde la gran poeta Irma Pineda nos regala un erotismo impactante, acompañado de metáforas hermosas, llenas de música y de un lenguaje tan vivo que perfora los sentidos. Me encantó su propuesta y estoy a la búsqueda de Rojo deseo, por ahora no disponible en muchas librerías. Felicidades a doña Irma Pineda, en donde se encuentre.
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