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#1882 - CURIEL-FERMAN: Contemplación y recogimiento | Carta de amor devoto y buena fe | Esta mañana, al despertar...


Contemplación y recogimiento

Los límites del mar se borran
cuando tu Mano aparece tomando la mía,
mi amante dorado,
mi creador y héroe de viento.
Y creo poder vislumbrar,
desde mí y en la tersura
del suelo que precede a la montaña,
tu vestimenta y tu desnudez,
tu grandeza que se esparce
como un canto de gorriones divinos
traídos desde el principio de los tiempos.
Quiero llorar y puedo hacerlo.
Podría escribirlo a diario y no quiero:
al proceso divino y su misterio
hay que abrazarlo como el único,
el indeleble poema.

Marlén Curiel-Ferman (1982)


Carta de amor devoto y buena fe

Te amo
aunque no escuche que me escuchas
y por tanto no tenga acuse de recibo,
y con la cuenta a mi favor
de los paisajes todos
con los que adornas mi alma:
Niebla, playa,
pardo amanecer,
noche lenta.
No sé muy bien todavía
pero me gusta caminar contigo,
Amor Primigenio,
mojar mi cabello en tu luz
y tonsurar mis labios con los detalles pueriles
–los más perfectos–
de tu increíble sagrada magia.
Saber que la Casa de Luz está abierta,
y aun así caminar tranquila
a las afueras de su jardín y oratorio,
sin prisa,
sin tiempo,
con la única limitante de escribirte,
cada tres noches de desierto,
el amor más puro
que mira dentro de ti
mi corazón de ciervo.

Marlén Curiel-Ferman (1982)


Esta mañana, al despertar…

Esta mañana, al despertar
sobre la atemporalidad que me envuelve
como un manto de luz infinito,
adoré los brotes floridos
de múltiples cantos para la hermosa vida,
la mía, la que me merece así,
contrita de caricias y suaves miradas, así,
ahíta de resplandores de un amor
emanado de mi propia lengua
la muy amada por Él, que también es Ella
cuando vive en mí,
cuando de noche me atraviesa
con sus notas de piedra y primavera.
La muy amada por mí,
antigua fiera
siempre tan sola
siempre tan por mí mismo abandonada
la nunca sacrificada,
la nunca oída desde mi oído bueno
la siempre justificada en el silencio
que ahora canta.

Marlén Curiel-Ferman (1982),
La balada de las orquídeas púrpuras,
Attica Libros, Monterrey, 2020.


1882 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria. 13-VII-2022. Selección de Felipe Garrido. Miguel Ángel Porrúa, editor; Academia Mexicana de la Lengua; Creadores Eméritos (INBAL)


Imagen de Nowaja, vía Pixabay

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