[24 greguerías]
–¿Oyes ese olor? –dijo ella en el jardín.
Los recuerdos encogen como las camisetas.
Sólo el poeta tiene reloj de luna.
La luna necesita gatos, pero no puede hacer que llegue a ella ninguno.
La luna es el ojo de buey del barco de la noche.
La luna y la arena se aman con frenesí.
El día en que la luna se compre un automóvil, la noche será mucho más breve.
El reflejo de la luna en el lago es como el teclado de luz de un gran piano de agua.
El peor atavismo que tenemos es el atavismo de morir
La media luna mete la noche entre paréntesis.
El murciélago pretende tijeretear la luna.
La isla tropical es una luna que se baña.
La luna es un espejo en que no nos alcanzamos a ver por cortos de vista.
La vida es decirse ¡adiós! en un espejo.
Lo que le da más horror a la luna es el bostezo del cocodrilo.
Cuando la luna se pasea por el paisaje nevado parece la novia de larga cola camino del altar.
La luna pone en el bosque luz de cabaret.
La luna es la exclamación de sorpresa de la noche, su ¡oh! luminoso.
La luna es el espejo de la experiencia de los siglos.
La luna tiene noches en que se ve que ha estado en el salón de belleza toda la tarde.
Lo más importante de la vida es no haber muerto.
¿En la muerte se sueña? He aquí el terrible problema.
El buen escritor no sabe nunca si sabe escribir.
¿Qué está haciendo en realidad la luna? La luna está tomando el sol.
Ramón Gómez de la Serna (1888-1963)
Greguerías
Edición de Rodolfo Cardona
Cátedra, México, 1990.
Imagen de Engin Akyurt en Pixabay
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