Soneto de Terrazas
Dejad las hebras de oro ensortijado
que el ánima me tienen enlazada,
y volved a la nieve no pisada
lo blanco de esas rosas matizado.
Dejad las perlas y el coral preciado
de que esa boca está tan adornada,
y al cielo, de quien sois tan codiciada,
volved los soles que le habéis robado.
La gracia y discreción, que muestra ha sido
del gran saber del celestial maestro,
volvédselos a la angélica natura,
y todo aquesto así restituido,
veréis que lo que os queda es propio vuestro:
ser áspera, cruel, ingrata y dura.
En Flores de baria poesía.
Prólogo, edición, crítica e índices
de Margarita Peña.
UNAM, México, 1980
1925 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
1°-IX-2022. Selección de Felipe Garrido.
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