Marsella
Si me es concedido que vuelva a ver Atenas, que mi navío
bajo la santa Guarda sea
de Aquella que preside las rutas del mar;
Aquella que brilla por encima de las corrientes y el sol;
la gigante erguida al fondo de las horas azules;
la alta moradora de oro de una amplia comarca blanca;
Palas cristiana de los galos.
Valery Larbaud (1881-1957)
Tr. David Noria (1993)
Marseille
S’il mést donné de revoir Athènes, que mon navire
Sous la sainte Garde soit
De Celle qui préside aux routes de la mer;
Celle qui brille au-dessus des flots et du soleil;
La géante debout au fond des heures bleues;
La haute habitante d’or d’un long pays blanc;
Pallas chrétienne des Gaules.
Valery Larbaud (1881-1957)
ŒUVRES,
Edition de Georges Jean-Aubry et Robert Mallet
La Pléiade, París, 1957
Después
Cuando tu voz
haya abandonado mi casa
regresarán de más allá del muro
palabras roncas de viejos
para nombrar en la oscuridad
invisibles montes.
Oiré rebaños
atravesar la noche:
el viento –curvo
sobre el lecho de los torrentes–
escarbará
valles que no se llenan en el silencio.
Antonia Pozzi (1912-1938)
Tr. Librado Basilio (1918-1994)
Dopo
Quando la tua voce
avrá lasciato la mia casa
ritorneranno di la del muro
parole rauche di vecchi
a nominare nell’ oscurita
invisibile monti.
Udiró greggi
traversare la notte:
il vento –curvo
sul letto dei torrenti–
scavera
incolmabili valli nel silencio.
Antonia Pozzi (1912-1938)
En Poesía italiana moderna.
Seleccionada, prologada y traducida
por Librado Basilio (1918-1994)
Universidad Veracruzana,
México, 1988.
2071 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria. 29-I-2023. Selección de Fernando Salazar Torres / Felipe Garrido.
Miguel Ángel Porrúa, editor; Academia Mexicana de la Lengua; Creadores Eméritos FONCA
Reacciones a la selección previa:
Rosana Romo Pérez: En el “Diván de las palabras” (entrega 2070) también se guardan los aromas de mujeres que marcaron mi existir. La rebeldía no ejercida por prohibición, quedó guardada en el útero enfermo de mi abuela que estalló de apretar obediencias obligadas.
Y renació en otra generación una loba que amamantó a sus lobeznos con leche fortalecida, capaz de vencer a cualquiera que quisiera mancillar su linaje… mi madre.
Bernardo Bátiz: Hoy Maríángeles Comesaña nos pone ante dos poemas punzantes, que penetran a nuestra conciencia. Está en ellos la memoria de lo bello que va quedando atrás. Las tías en la sobremesa, el calor de la familia, el viejo ropero con su gran espejo, las abuelas al centro de la vida, Estos poemas, tan bellos y nostálgicos, nos prueban que son las mujeres quienes, además de transmitir la vida, tienen el encargo de perpetuar el recuerdo y embellecer la nostalgia. El espejo, la medianoche, el diván de las palabras. La evocación de los muertos, que abarca a las muertas, abuelas, bisabuelas y las viejas y añoradas costumbres. La poesía es la banda de transmisión, pensé.
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