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#2085 - GUTIÉRREZ VIDAL: Inventario | El durazno

 

Inventario

teníamos la piel cosida al labio
una sutura esmerada en la costumbre
teníamos voz teníamos manos
y un beso eterno consumado al margen de la carne
teníamos también una ausencia fugitiva
un artificio contrapuesto a la orfandad
y celebrábamos el pan lo mismo que la roca
porque no había en nuestro inventario nada perentorio
teníamos fruta recién cortada
granadas higos nísperos
también soledades y caprichos
pero teníamos la piel cosida al labio
y no había jugo o pulpa que bastase
nos habitaba el desierto
letargo de los cuerpos
y cada abrazo nos llevaba del delirio a la miseria
teníamos vocación para el naufragio
profanaciones quemaduras y misterio
teníamos un perfume amargo y la espuma de los mares
pero también apuestas enterradas como huesos
y porque habíamos puesto aquello al centro de la herida
y todo beso era sutura capricho apuesta muerta
compensábamos lo omiso con el llanto
lo roto con lo ausente
y compensábamos lo erróneo en la garganta
exilio y profecía
desbordado apartamiento

Carlos Adolfo Gutiérrez Vidal (1974)


El durazno

no hay gloria sin vacío
ni voluntad que no contemple
la propia desnudez
tampoco hay fruta
sin zumo y sin mordida
sin árbol o cuenco que la ampare
pero es el durazno cosa distinta
casi animal y casi monstruo
si se come durante el crepúsculo corta la leche
si se lleva al desierto aumenta la sed y mata
no debe consumirse un durazno
cuando se está indefenso
tampoco es buena su piel
al contacto con las lágrimas
no debe presentarse el fruto ámbar a los presos
ni verter su jugo en las garrafas
y es que el durazno es cosa mala
la tersa piel que miente
la pulpa venenosa
el seco corazón que oculta
una almendra amarga
tiene malas intenciones el durazno
es casi un liquen que se encarna
hasta fundir la entraña
y no hay vacío sin gloria
ni contemplación voluntariosa
de las faltas
tampoco hay fruta
que se rehúse en presencia de la sed
ni quemadura que sane entre la hierba
pero uno se aferra al hueso del durazno
y anida el desvelo en los riñones
uno suspira y ablanda la substancia
hasta que aquello aquella fruta mala
se consagra bajo el pecho
como savia trasplantada
no hay alimento en el durazno
tampoco es bueno llevarlo entre las manos
o acercarlo sin peligro hasta el regazo
vino el durazno de un árbol penitente
como una roca iluminada en tierra extraña,
sucio tributo de batallas raras
insultante ofrenda que descama
y no debe acariciarse la piel de ese durazno
ni debe uno desbordarse cautivado por su aroma
no debe buscarse el gozo entre su carne
ni ceder a la congoja de su almendra
porque vino el durazno de un árbol que castiga
las aguas del lago que lo nutre
vino el durazno a pronunciar su sal en la inocencia
y a condenar el barro y los canastos
pero no hay gloria sin desnudez
ni voluntad que no involucre
otro vacío
tampoco hay corazón
sin fruta y sin veneno
sin piel o raíz que no se muerda

Carlos Adolfo Gutiérrez Vidal (1974)
Omisiones
Pinos Alados, Querétaro, 2022

2085 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria. 13 -II-2023. Selección de Haydé Zavala / Felipe Garrido.
Miguel Ángel Porrúa, editor; Academia Mexicana de la Lengua; Creadores Eméritos FONCA


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