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#2086 - LÓPEZ COLOMÉ: Tríada | De paso

 

Tríada

1

Cientos de trinos reunidos en su nombre,
contándose sus vidas
sin la más leve intromisión.
Su ritmo íntimo, fatal,
fue para mí una confesión
guardada tanto y tan hondo
que se llega a olvidar,
que sólo sale a flote
al perder volumen.
Cuando cerebro, cráneo,
músculos todos,
se llenan de aquellas confidencias
y el velo del paladar delata.
Acaso hablamos por la herida,
lesión cantábile
purulentamente deslumbrada:
”Deja de opacar, de dañar,
deja fluir la transparencia,
deja que ocupe su lugar.”
Amarga la desafinación,
más que amargo el miasma,
el desatino,
cuando la voz se sabe
fuerte, firme.

2


El Gran Cantor, ruiseñor,
se estrelló en el ventanal.
Los niños cavaron su fosa con esmero,
metieron la caja poco a poco,
pusieron tierra de por medio;
configuraron luego
la parte que se ve,
que se vería en adelante.
Como si aquello fuera un templo
de cúpula translúcida
donde el cadáver alabara al mundo
desde una plena soledad.
Eso que en un descuido
sale en vida por los ojos,
por el tono agudo
del continuo.:

3

Naturaleza en estado de gracia,
atiende a mi pregunta:
¿dónde deseas estar?
En una cierta habitación del hospital,
llena de frascos colgantes, frutos,
tanques de oxígeno, trigales,
tubos, pesadez, olores químicos.
Allí, al lado de un hombre sonriente
pese a su cuota de dolor,
una traba muy antigua se soltó…
No duró mucho. Casi nada.
Fue transcurso imantado
hacia una exigua sucesión
de hechos sin sentido,
con la lengua y la memoria
en libertad, un grito
como nunca,
perforada oscuridad,
mirlo silencioso,
uno y trino.

Pura López Colomé (1952)


De paso

Las primeras
de las últimas
alas del mundo.

Paul Celan

1

Aves del claustro
de la primera luz,
las vivas siempre
en el cautiverio del amor,
las sin el aire libre,
las sin el amplio movimiento.
Hoy mismo estarán contigo en el Paraíso,
disfrutando, sorbiéndose
cual jugos nutritivos
para el cóndor, el águila,
el buitre.

2

El día que la mujer
se dio cuenta de todo,
puso término por propia mano
a sus temores más profundos.
Abandonó la casa,
elegante y perfumada,
al escuchar las campanas
del templo cotidiano,
pero con rumbo bien distinto.
Una jaula en cada mano
y un salmo que desde ahí
ascendía: madre míaaaa…
Regresó al atardecer,
las manos secas;
se sentó en su mecedora,
otra cuna, otra jaula,
y no volvió a despertar
al estrépito del viaje.
Diríase, entre humanos,
que fue clavando el pico.
Entre pájaros,
que alguien decide prescindir
de alhambras,
emoción,
emblemas.

Pura López Colomé (1952)
Intemperie
Juan Pablos Editor / Ediciones
sin Nombre, México, 1997.

2086 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria. 14 -II-2023. Selección de Haydé Zavala / Felipe Garrido.
Miguel Ángel Porrúa, editor; Academia Mexicana de la Lengua; Creadores Eméritos FONCA


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