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#2207 - LAVÍN CERDA: Visiones de México

 

Visiones de México

1. Vendrá la lluvia

Al fin vendrá la lluvia más antigua.
Vendrá en medio del relámpago como la serpiente
que recién ha nacido,
la más antigua que aún se desliza sin mover la cabeza.
Después de todo, vendrá el granizo
en la sangre inmóvil de la lluvia.
Vendrá con la máscara del sol
en movimiento casi perpetuo.
Seguramente vendrá como pelota de hule
con espíritu de serpiente emplumada
que todo lo adivina después de confundirlo.
Al fin vendrá la lluvia en el temblor del aire.
Vendrá de color verde, como el espíritu del ámbar,
vendrá formando círculos
como la máscara del sol en movimiento casi perpetuo.
Vendrá en medio del relámpago que fertiliza.
Después de todo, vendrá el granizo
emplumado, aun emplumado
en la antigua sangre, aquella sangre inmóvil de la lluvia.

2. Música en El Tajín

Tan sólo el caminar sobre su propia sombra,
sobre el cadáver de uno mismo,
al tiempo que el tempo se suspende...
Tajín, el trueno, el mito, el sacrificio.
y despues, nada.
Efraín Huerta

Entonces suena la música, está casi muda
y suena deslizándose, sopla la música
desde el soplo más antiguo, suena la música
en la pirámide más antigua con sus nichos,
ya está soplando, suena en su vuelo El Tajín,
ya esta soplando.
Entonces los nichos hablan, sueñan, cantan en el ojo
del viento.
Entonces soplan los nichos y son flautas
suspendidas en el aire.
Suena y sopla la música, sueña la música deslizándose.
Suena y sopla la música de las serpientes emplumadas.
Entonces sueña la música y somos, al fin, aquel silencio
cómplice.

3. Una flor en la ventana

Ha nacido una flor en la ventana.
Es una víbora roja: --¿Un viborezno?
Su cuello es interminable
y tiene la gracia de un caballo
que galopa sobre las víboras.
Hay álamos rojos en el cuello
de esta flor con sus estambres ocultos.
Álamos como caballos que nadie ha visto,
y el rumor de un galope en la ventana.
No hay sombra que pueda destruirla,
y el cáliz es la resurrección de esta ventana
donde aún aparece el desliz sinuoso
de la víbora con su gracia indescifrable.
Ha nacido una nueva flor en la ventana.
Sin duda es un viborezno: --¿ La sombra de otra víbora?
Su cuello es interminable
y exhibe la gracia oculta de una víbora
que aún galopa sobre las flores.

4. Mediodía en palenques

Roja será la vida después de la muerte:
azul será el asombro
en el equilibrio del rojo,
azul será el vuelo de la lluvia
en el desequilibrio de la muerte.
Más allá de la sabiduría del sol
será el amarillo después, negro en su luz, muy negro
será el amarillo después
de la profundidad de la lluvia
en el vuelo interminable de la muerte.
Y tú vendrás con júbilo, al fin, efímera
y dispuesta a parirme de nuevo
con todo el amor del mundo, después
del obstinado equilibrio de la muerte.

Hernán Lavín Cerda (1939)
La Sublime Comedia.
Editorial Praxis, México, 2006.

2207 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
19-VI-2023. Selección de Felipe Garrido.
Miguel Ángel Porrúa, editor; Academia Mexicana de la Lengua; Creadores Eméritos FONCA


Reacciones a la selección previa:

José Luis Talancón: Genial. El maestro Zaid simplemente genial.
Tere García: Muy queridos compañeros. Hoy, Día del Padre, con gusto les comparto una de las más hermosas lecturas de mi infancia: “Amor filial”:
“Yo adoro a mi madre querida, / yo adoro a mi padre también; / ninguno me quiere en la vida / como ellos me saben querer. // Si duermo; ellos velan mí sueño; / si lloro, están tristes los dos; / si río su rostro es risueño: /
mi risa es para ellos el sol. // Me enseñan los dos con inmensa / ternura a ser humano y feliz. / Mi padre para mi lucha y piensa, / mi madre ora siempre por mí. // Yo adoro a mi madre querida, / yo adoro a mi padre también; / ninguno me quiere en la vida / como ellos me saben querer.” Amado Nervo (1870 - 1919).
Maya López: En la entrega 2206, tres versos compendian el mero nudo del asunto: “si él se bio captibo, / y si él ardía vivo, / yo me abrasé allí.”
Laura Fischer me hace llegar un texto mío que publicó la UV hace años, “Déjame que te lea”: una invitación a celebrar el Día Nacional del Libro en 2014. Reproduzco sus primeros párrafos: “Yo tengo cuatro hijos. Y les debo muchas lecciones. […] Si alguien me enseñó a leer, fueron mis dos hijas, mis dos hijos. // Es cierto que yo lo hice antes con ellos. Innumerables veces les conté y les leí. Si estábamos tristes, la historia aquella de la niña que quería a su padre tanto como a la sal nos devolvía el buen humor. Es cierto, yo lo hice antes. Pero, ¡qué mal lo hacía! ¡Qué mal contaba y qué mal leía! Hasta que ellos, los cuatro, poco a poco, juntos o separados, me fueron enseñando a contar y a leer. Ellos me enseñaron a concentrarme, a esforzarme por entenderlo todo, a disfrutar una aventura, una frase hermosa, un disparate, una información que no tenía, una idea que jamás se me había ocurrido. Al acompañarlos en sus / nuestras lecturas, fui haciéndome un mejor lector. Al leer con otros, con los jóvenes, con los niños, con quienes van descubriendo lo que creemos saber, todos podemos, siempre, hacernos mejores lectores.

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