2249 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
12-VI7I-2023. Selección de Felipe Garrido. Y.G. 02
Miguel Ángel Porrúa, editor; Academia Mexicana de la Lengua; Creadores Eméritos FONCA
Ayer en la noche una tormenta nos dejó sin energía eléctrica, sin luz, en Tepoztlán.
fue una mañana de mayo
cuando la sagrada familia
dejó partir a su único hijo
los guardias de inmigración
la losa fría
el techo alto y enrejado
el tren de un lado de la estación
el lado desde donde desprenderse
se hace más fácil
shalom
shalom
los escuché decirse
y no hubo pesebre
ni concierto animal
no hubo estrella
ni reyes que acunen
u orienten
al único hijo
la sagrada familia
yace sobre una fría banca
en la estación de Zúrich
mochila pesada
desorientada como él
busqué el sol
de los carteles de información
abandoné la fugacidad de la luz
empecé a dibujar un
nuevo cuadro
en el lugar de la estación
más proclive a la desilusión
y al olvido
Las luces de los trenes
la tenacidad del vacío
el desenfundado orificio del túnel
que me devolverá a la entrada
de la estación
como al paraíso materno
el reloj del padre vaciando
como si nada
las horas
que nada tienen que ver
con los muros que aquel unico hijo
había aprendido a construir
construyó el muro
¿aprenderá a derribarlo?
tararea
el estribillo de una pegajosa canción
shalom
es como si lo escuchara decir
siempre hay un deber
una lógica
que se desliza como piel enemiga
en la sangre
una casa por demoler
un tiro que dirigir
la sagrada familia no abandonó
a su hijo
sólo lo dejó ir
hay que decirlo
desde el lado de la estación
que hace más fácil
la demolición
el olvido
cada día nos encontramos
cada día nos encontramos en el balcón
a la misma hora
vecinas
del mismo quehacer
ventilamos ropa
dejamos caer agua sucia de lo que acabamos de limpiar
esperamos los mismos
aires
nuestros hombres llegaran a la misma hora
desde su balcón
el cielo es igual para ambas
en el mío mi amante cultiva rosas
y un modesto jardin japonés
que me estuerzo por no destruir
yo no me acerco a las rosas
su delicadeza me aturde
las destruiria
pero ahora ambas leemos
amamos
esperamos
los capullos
se sonrojan a esta ahora que el sol
nos mira de trente
inquisidor
y desafiante
y las montanas disponen sus pechos
como camas tibias
y las muchachas judías
deslizan el abandono de sus faldas
sobre patinetes de aire
las golondrinas lo hacen
absolutamente todo
volando
pajaros así jamás armarían nido en nuestros techos
predispuestos a los accidentes
y a la humedad
el arco iris une a los dos balcones
después de la lluvia
y la furia
y dos muchachas lavan la ropa dentro
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