El invencible verano de Liliana
[…]
Debió haber sido en noviembre, o en todo caso cuando ya el clima afuera
estaba frío y el agua tibia de la alberca despedía un vaho entre espectral y
tenebroso en las últimas horas del atardecer, que salí súbitamente del agua.
Iba a ir hacia los vestidores, pero no alcancé a llegar. Sin decisión personal
de por medio, me quedé sentada sobre las gradas de madera, con los googles y el
gorro en la mano. Estaba quieta y despavorida, chorreando agua por todos lados.
La respiración alterada. Me quedé observando a los nadadores que iban y venían
y, de repente, sin ningún aviso de por medio, me eché a llorar. No hice ruido y
las lágrimas se confundieron fácilmente con el agua, pero aun así me cubrí la
boca.
Su
nombre me atravesó los labios sin darme tiempo de pensarlo. Dije: Liliana. Y
entonces lo oí. Me quedé paralizada un rato. El olor a cloro, que inundaba el
lugar, se introdujo de súbito por las
narinas y me llenó por dentro. Esto es
algo que yo siempre hice contigo, dije. Y oí eso que dije. Desorientada, sin
saber qué hacer, me zambullí de nueva cuenta en el agua en lugar de ir a los
vestidores. Toqué el piso con los pies y, con ellos, me impulsé con fuerza
hacia la superficie. Liliana, dije al salir. Liliana Rivera Garza. Y volví a
repetir su nombre bajo el agua, llenándome la boca de burbujas, mientras
intentaba tocar el piso de la alberca otra vez.
[…]
Nadar era lo que hacíamos juntas. Íbamos juntas por el mundo cada una
por su lado, pero acudíamos a la alberca para ser hermanas. Ese era el espacio
de nuestra más íntima sororidad.
Y todavía lo es.
Hace casi un año me lastimé el hombro derecho y tuve que suspender mis
visitas a la alberca. El mangyuto rotador. Una tendinitis. En lugar de nadar,
empecé a escribir este libro. Si la herida se cierra volveré a nadar.
Quiero volver a encontrarla en el agua. Quiero nadar, como siempre lo
hice, al lado de mi hermana.
Cristina Rivera
Garza (1964)
El invencible
verano de Liliana (pp. 295-296 y p. 298.)
Penguin Random
House, México, 2021.
5-VII-2022. Selección de Felipe Garrido.
Miguel Ángel Porrúa, editor; Academia Mexicana de la Lengua; Creadores Eméritos (INBAL)
Imagen de Daniel Perrig en Pixabay |
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