[Que cada una de mis lágrimas…]
Que cada una de mis lágrimas
ahogue en sal cada uno de tus días
y cada uno se te convierta en roca
y cuando sueñes sólo seas tú solo
perdido en las salinas,
muerto bajo un viento de sal.
Que mires los ojos de la muerte
en los ojos que mires y te miren
y los caminos intrincados de mis lágrimas
de aquel viernes
se hundan en tu piel
hasta volverte una máscara tatuada.
Que ellas tengan la virtud
de borrarte la memoria de la dicha
y días vacíos encadenen tu tedio.
Baste una sola
para amargar el más dulce de los frutos
y otra para cegarte a la belleza.
Una, ligera, leve,
se te convierta en roca
y todas en río caudaloso
en el que nades a contracorriente
por todas las edades venideras
persiguiendo un punto luminoso
engañosa estrella fija
como esta inexplicable desdicha
de perseguir aquel viernes
aquel balcón de piedra
aquel adiós
aquel árbol flotando solo en el aire nocturno
alejándose más a medida que avanzo
en la memoria.
Elena Garro (1916-1998)
Cristales de tiempo.
Poemas inéditos
Edición, estudio preliminar y notas
de Patricia Rosas Lopátegui.
Centenario del nacimiento
De Elena Garro (1916-2016)
Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, 2016.
1917 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
24-VIII-2022. Selección de Felipe Garrido.
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