La historia no se detiene. Hay nuevos, inmensos amores y nuevos rompimientos. Sigue ocurriendo toda clase de sucesos. Hay catástrofes. Nuevos y más graves crímenes, desde el gobierno, diversas organizaciones, los ciudadanos de a pie. Crecen la pobreza y la violencia y la corrupción. Los poetas no pueden callar. Alzar la voz, tomar la palabra, decir, evitar que se ignore o se olvide lo que va sucediendo son actos de esperanza, de fe en un porvenir que llegará por impredecibles derroteros.
Soy ese martes
Soy ese martes de 1983;
provengo de la ruptura,
aligerada por las aguas de mi madre.
Soy el panteón de la Guerrero,
al que me llevaban como a un parque.
El tianguis del miércoles de la Portales;
de pez beta en una bolsita
y esquimos de rompope.
Soy las seis primarias a las que fui.
Soy todas las rentas que he pagado.
Los eternos viajes en metro y camión
a cualquier lugar que deseara ir.
Soy el eclipse total de Sol
cuya oscuridad me atravesó
a través del hoyito que mi tío Jorge
hizo en una hoja de papel.
Soy el temblor del 2017,
y lo que me contaron del 85, del 68, del 71.
Soy la crisis económica del Fobaproa,
y los Mundiales en el Canal 4.
Soy los noticieros que hablaron del asesinato de Colosio,
y de Yolanda cuando mató a Selena.
Soy Sailor Moon y Los caballeros del Zodiaco
los domingos a las siete de la mañana.
Soy los internados de monjas,
soy el miedo al robachicos
y al “ya se la sabe mi gente”
cuando me subo a los camiones.
Soy Rita Guerrero con sus bellos alaridos,
y el posterior recuerdo de su cabeza rapada.
Soy la ropa negra y los tatuajes,
los pantalones cholos y los masivos de C.U.
Los boletos del Vive Latino, de Pulp, de los Deftones,
los gritos que di cuando vi a Bjork y a Lauryn Hill.
Soy el anhelo del mar
y la frustración del concreto.
Soy la madre que no se olvidó de sí,
por tanto, la mala madre.
Soy los ombligos de mis hijxs.
Soy mi grueso archivo médico,
mi cicatriz de apendicitis,
mis recetas de ansiolíticos y antidepresivos.
Soy la tristeza y la furia,
soy la utopía que a veces no avanza.
Soy la Anzaldúa escribiendo en la cocina,
soy las marchas del 2 de octubre,
soy el 132, la primavera violeta, soy el 25N
y el retumbar del suelo en los 8M.
Soy Lesvy, Ingrid, Fátima, Mireya, Karen.
Soy los dedos que me duelen cuando bordo mucho.
Soy el olor a cloro que me deja la alberca.
Soy la cadera abierta de mis partos.
Soy las historias de mis compañeras,
y los chocolates de Sanborns que me compraba mi mamá.
Soy venir a Tláhuac, a Iztapapunk y Mata Úrsula.
Soy llorar viendo las noticias de las once muertas diarias
y el miedo de que mi hija crezca y salga al mundo.
Soy: el astigmatismo de mi ojo izquierdo.
Soy: la carta del tarot del día para dar respuesta a mis sueños.
Las copias de las páginas de la Guía Roji
que se convirtieron en Google Maps.
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