Símbolo
A mi tío, el poeta muerto don
José María Roa Bárcena.
Al débil y triste lampo
de un muerto sol de poniente
vamos los dos, quietamente,
por el silencioso campo;
y al pie de una mustia higuera,
entre la hierba polvosa,
vemos, de pronto, una fosa,
y a un lado, una calavera…
los vientos arrulladores
que de apartadas orillas
vienen, trajeron semillas
de maravillosas flores.
Y en este cráneo sombrío
que hoy nomás la tierra llena,
una pálida azucena
ábrese al sol del estío…
“¡Extraña combinación
de la muerte con la vida!”
murmuro sobrecogida,
levantando una oración.
Y mientras mi mente inquieta
piensa en la fosa, mi amado
dice: “Aquí fue sepultado,
ha mucho tiempo, un poeta”.
“Es por eso –luego advierte
el dueño de mis amores–
que, hasta después de la muerte,
ese cráneo engendra flores…”
María Enriqueta Camarillo (1872-1968)
La Falange, 1922-1923
México, 1° de enero de 1923, p. 94-
En Revistas Literarias Mexicanas Modernas
Primera edición facsimilar
Fondo de Cultura Económica, México, 1980.
1943 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
19-IX-2022. Selección de Felipe Garrido.
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