Hase movido, dama…
Hase movido, dama, una pasión,
entre Venus, Amor y la Natura,
sobre vuestra hermosísima figura,
en la cual todos tres tienen razón.
Buscan quien les absuelva esta cuestión,
con viva diligencia y suma cura,
y es tan alta, tan honda y tan oscura,
que no hay quien darle pueda solución.
Ponen estas querellas contra vos:
Venus, que le usurpáis su sacrificio;
Amor, que no lo conocéis por dios;
Natura dice –y jura por su oficio–
que de vuestra impresión nunca hizo dos
y que ingrata le sois del beneficio.
Francisco de Aldana (1537-1578)
“¿Ya te vas…
“¿Ya te vas, Tirsis?” “Ya me voy, luz mía.”
“¡Ay, muerte!” “¡Ay, Galatea, qué mortal ida!”
“Tirsis, mi bien, ¿do vas?” “Do la partida
halle el último fin de mi alegría.”
“Luego ¿en saliendo el sol?” “Saliendo el día.”
“¿Te vas sin dilatar?” “Me voy sin vida,”
“¡Ay, Tirsis mío!” “¡Ay, gloria mía perdida!”
“¡Mi Tirsis!” “¡Galatea, mi estrella y guía!”
“¿Quién tal podrá creer?” “No hay quien tal crea.”
“¡Oh, muerte!” “Acabaré yo mis enojos.”
“¡Ay, grave mal! ¡Ay, mal grave y profundo!”
“Tirsis, adiós.” “Adiós, mi Galatea.”
“Tirsis, adiós.” “Adiós, luz de mis ojos.”
“¡Oh, lástima!” “¡Oh, piedad, sola en el mundo!”
Francisco de Aldana (1537-1578)
¿Cuál es la causa…
“¿Cuál es la causa, mi Damón, que, estando
en la lucha de amor juntos, trabados
con lenguas, brazos, pies, y
cual vid que entre el jazmín se va enredando,
y que el vital aliento ambos tomando
en nuestros labios, de chupar cansados,
en medio a tanto bien, somos forzados
llorar y suspirar de cuando en cuando?”
“Amor, mi Filis bella, que allá dentro
nuestras almas juntó, quiere en su fragua
los cuerpos ajuntar también tan fuerte
que, no pudiendo, como esponja el agua,
pasar del alma al dulce amado centro
llora el velo mortal su avara suerte.”
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