Solitario
Alguien
toca los vidrios de la ventana
Yo
estoy desnudo escribiendo una carta
a un
amigo muerto hace un montón de años
Me
asomo a la ventana y no hay nadie
sólo
un gato camina por un muro vecino
Debe
ser el viento digo
Vuelvo
a sentarme a la máquina
Alguien
ha borrado lo que yo
había
escrito
Se
nota claramente que lo han borrado
Quién
diablos ha hecho esto
Abro
el closet
Busco
debajo de la cama
Muevo
la mesa
Debo
estar viendo visiones
Hace
tres días que no como
Empiezo
de nuevo a escribir la carta
Le
cuento lo difícil que está la vida
que
sería bueno pensar en un viaje
Ahora
mueven la puerta
Alguien
da golpes con la aldaba
Pregunto
que quién es
Nadie
responde
Mi
cuerpo se pone carne de gallina
Disimulo
tener valor y abro la puerta
Adelante
digo bondadosamente
No
entra nadie
Debo
estar loco
Estoy
perdiendo el juicio
Me
hace falta una mujer
Haré
pedazos esta carta
Retiro
el papel de la máquina
Apago
la luz
Dudo
si masturbarme o rezar
En
ese momento me acuerdo
de
una película en la TV
Enciendo
el televisor
Mañana
escribiré la carta
Tomás Harris (1956)
Debo estar viendo visiones
Te
voy a contar una historia,
te
voy a contar una historia, paloma,
aquí
en esta solitaria playa de Cipango,
desnudos
tu y yo,
aunque
sólo sirva para disminuir un instante de tu odio;
a
esta historia miserable
la
investiremos de gesta,
de
gesta individual y podrida,
gestada
entre el silencio y el cielorraso,
entre
los crujidos de la noche en medio del vacío
y
con el deseo como único sol fulgurando al borde
de
la muerte;
esta
gesta de la nada que te narro
debe
ser como una fuente de perlas y rubí,
el
blanco y el rojo confundidos
en
estas sábanas junto al mar
para
derramarnos al siguiente paso
este
es mi deseo: así como te he cubierto,
así
como me he derramado en tu cuerpo tan joven,
así,
derramarme
y cubrir este panorama desolado
que
contemplamos
mar
y silencio,
rezumantes
de jugos corporales,
tú y
yo:
ya
se apagaban los últimos neones como emblemas
de
un falso mundo luminoso,
ya
se iban los 90,
la
peste desbordó por esos mismos parajes:
estas
que ves frente a tu cuerpo todavía tembloroso,
pálidas
y desmendradas,
a
punto de apagarse para siempre al primer soplo
de
verdadera pasión
son
las últimas ciudades de Sudamérica:
Cipango,
Tebas,
Cathay,
California,
Argel,
Tenochtitlan:
perros
son esos que ladran en las esquinas
contra
el miedo;
viento,
esos murmullos que sobrevuelan los callejones
borrando
las señas de la muerte;
tiempo,
eso que transcurre sin huella,
empedrando
las ganas, esas momias de nuestros pueblos;
estas
que ves son las 7 últimas ciudades de Sudamérica
como
7 planetas de barro y silencio
fulgurando
sin luz propia
en 7
descampados estancos:
aunque
el camuflaje sea perfecto,
la
ornamentación de la decrepitud y las tablas y la tierra,
esta
gesta transcurre en pleno Reino del Poder;
soy
el viejo Helicón y no miento,
es
peligroso, paloma,
que
estemos aquí en esta playa baldía
hablando
como hablamos
de
la muerte,
del
amor,
del
silencio;
es
peligroso hablar así:
yo
no sé nada de poesía,
sólo
me sé a tu lado
en
esta intemperie,
en
los márgenes de Cipango,
bañados
por la luna cruel.
Tomás Harris (1956)
En
el mismo río, antología
con selección del autor (1985)
Ediciones
UDP, Santiago, 2017
1985 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.2-XI-2022. Selección de Horacio Cárdenas Zardoni / Felipe Garrido.
Miguel Ángel Porrúa, editor; Academia Mexicana de la Lengua; Creadores Eméritos (INBA).
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