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#1985 - HARRIS: Solitario | Debo estar viendo visiones


 

Solitario

 

Alguien toca los vidrios de la ventana

Yo estoy desnudo escribiendo una carta

a un amigo muerto hace un montón de años

Me asomo a la ventana y no hay nadie

sólo un gato camina por un muro vecino

Debe ser el viento digo

Vuelvo a sentarme a la máquina

Alguien ha borrado lo que yo

había escrito

Se nota claramente que lo han borrado

Quién diablos ha hecho esto

Abro el closet

Busco debajo de la cama

Muevo la mesa

Debo estar viendo visiones

Hace tres días que no como

Empiezo de nuevo a escribir la carta

Le cuento lo difícil que está la vida

que sería bueno pensar en un viaje

Ahora mueven la puerta

Alguien da golpes con la aldaba

Pregunto que quién es

Nadie responde

Mi cuerpo se pone carne de gallina

Disimulo tener valor y abro la puerta

Adelante digo bondadosamente

No entra nadie

Debo estar loco

Estoy perdiendo el juicio

Me hace falta una mujer

Haré pedazos esta carta

Retiro el papel de la máquina

Apago la luz

Dudo si masturbarme o rezar

En ese momento me acuerdo

de una película en la TV

Enciendo el televisor

Mañana escribiré la carta

 

Tomás Harris (1956)

 

 

Debo estar viendo visiones

 

Te voy a contar una historia,

te voy a contar una historia, paloma,

aquí en esta solitaria playa de Cipango,

desnudos tu y yo,

aunque sólo sirva para disminuir un instante de tu odio;

a esta historia miserable

la investiremos de gesta,

de gesta individual y podrida,

gestada entre el silencio y el cielorraso,

entre los crujidos de la noche en medio del vacío

y con el deseo como único sol fulgurando al borde

de la muerte;

esta gesta de la nada que te narro

debe ser como una fuente de perlas y rubí,

el blanco y el rojo confundidos

en estas sábanas junto al mar

para derramarnos al siguiente paso

este es mi deseo: así como te he cubierto,

así como me he derramado en tu cuerpo tan joven,

así,

derramarme y cubrir este panorama desolado

que contemplamos

mar y silencio,

rezumantes de jugos corporales,

tú y yo:

ya se apagaban los últimos neones como emblemas

de un falso mundo luminoso,

ya se iban los 90,

la peste desbordó por esos mismos parajes:

estas que ves frente a tu cuerpo todavía tembloroso,

pálidas y desmendradas,

a punto de apagarse para siempre al primer soplo

de verdadera pasión

son las últimas ciudades de Sudamérica:

Cipango, Tebas,

Cathay, California,

Argel, Tenochtitlan:

perros son esos que ladran en las esquinas

contra el miedo;

viento, esos murmullos que sobrevuelan los callejones

borrando las señas de la muerte;

tiempo, eso que transcurre sin huella,

empedrando las ganas, esas momias de nuestros pueblos;

estas que ves son las 7 últimas ciudades de Sudamérica

como 7 planetas de barro y silencio

fulgurando sin luz propia

en 7 descampados estancos:

aunque el camuflaje sea perfecto,

la ornamentación de la decrepitud y las tablas y la tierra,

esta gesta transcurre en pleno Reino del Poder;

soy el viejo Helicón y no miento,

es peligroso, paloma,

que estemos aquí en esta playa baldía

hablando como hablamos

de la muerte,

del amor,

del silencio;

es peligroso hablar así:

yo no sé nada de poesía,

sólo me sé a tu lado

en esta intemperie,

en los márgenes de Cipango,

bañados por la luna cruel.

 

Tomás Harris (1956)

En el mismo río, antología con selección del autor (1985)
Ediciones UDP, Santiago, 2017

1985 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
2-XI-2022. Selección de Horacio Cárdenas Zardoni / Felipe Garrido.
Miguel Ángel Porrúa, editor; Academia Mexicana de la Lengua; Creadores Eméritos (INBA).

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