#2025 - LÓPEZ RAMÍREZ: Insomnio de los guantes negros | LÓPEZ VELARDE: El sueño de los guantes negros
Insomnio de los guantes negros
A Michelle Cosme
Mi hermana me prestó unos guantes
¡Oh, cómo los recuerdo!
Qué bien se veían en la fiesta
mis brazos y mis manos
como serpientes de obsidiana
colmadas de brillos y de ojos.
Cuánto bailaron sobre el tambor
mis serpientes aladas
Cuántas miradas congregaron
en el centro de México.
Pero no los encuentro,
y ella ahora, justamente, los reclama.
¿Qué pude haberles hecho?
¿Los puse entre los sueños?
¿Hice un banderín con ellos
en la oscuridad de la noche
para que lo vieran los muertos?
¿Mandé un mensaje secreto
a Ramón López Velarde?
¿Acaso lo cité esta noche,
este otro invierno,
debajo de este océano insomne?
Él viene dulcemente
y repasa conmigo los rincones
Pregunta a mi vieja casa con paciencia
¿dónde los ha escondido?
Pero ella ríe de su travesura
nos los niega, cambia el tema,
se escurre por los pasillos oscuros
y apaga sus espejos.
Yo revuelvo los cajones nuevamente
y llamo a cada uno por su nombre
le hurgo las costillas a este clóset
y pregunto a los cuadros, ¿qué los hice?
Me ahoga su lluvia de silencio
Ramón se ha ido discretamente.
Entiendo, mis manos desnudas
no pueden sostener la fábrica de los universos…
¿Dónde estarán los guantes
de ese sueño?
Ustedes que me leen,
¿los han visto?
Pagaré bien por ellos
Bien lo valen
una noche de gozo
una noche de brillo
y esta noche de insomnio
Maya López Ramírez (1970)
El sueño de los guantes negros
Soñé que la ciudad estaba dentro
del más bien muerto de los mares muertos.
Era una madrugada del invierno
y lloviznaban gotas de silencio.
No más señal viviente, que los ecos
de una llamada a misa, en el misterio
de una capilla oceánica, a lo lejos.
De súbito me sales al encuentro,
resucitada y con tus guantes negros.
Para volar a ti, le dio su vuelo
el Espíritu Santo a mi esqueleto.
Al sujetarme con tus guantes negros
me atrajiste al océano de tu seno,
y nuestras cuatro manos se reunieron
en medio de tu pecho y de mi pecho
como si fueran los cuatro cimientos
de la fábrica de los universos.
¿Conservas tu carne en cada hueso?
El enigma de amor se veló entero
en la prudencia de tus guantes negros.
¡Oh, prisionera del valle de México!
Mi carne … de tu ser perfecto
quedarán ya tus …
y el traje, el traje aquel, con que tu cuerpo
fue sepultado en el valle de México;
y el figurín aquel, de pardo género
que compraste en un viaje de recreo.
Pero en la madrugada de mi sueño,
Nuestras manos, en un circuito eterno
la vida apocalíptica vivieron.
Un fuerte … como en un sueño,
libre como cometa, y en su vuelo
la ceniza y … del cementerio
gusté cual rosa …
Los puntos suspensivos van en lugar de palabras ilegibles en el original, que se conserva en los archivos de la Academia Mexicana de la Lengua.
Ramón López Velarde (1888-1921)
Obras, ed. de José Luis Martínez.
2ª ed., México, FCE, 1990
2025 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
13-XII-2022. Selección de Felipe Garrido.
Comentarios
Publicar un comentario