El jueves 19 de enero de 2023, en Villahermosa, Tabasco, Felipe Garrido presentará a las seis de la tarde su libro Mentiras transparentes en el Centro Cultural Villahermosa, acompañado por su editor, Esteban Ascencio.
El Gentil
Por estos rumbos se habla del Gentil. Dicen que es un animal que parece hombre, pero que está cubierto de escamas; que tiene aletas y membranas en las manos, como de pato. Que vive en los esteros y se lleva a las muchachas; que las hace sus mujeres para que lo atiendan. Que en una noche puede hacer felices a tres o cuatro y que una vez que lo ha probado, ninguna lo deja. Dicen que así como vamos, cinco o seis entre primas y amigas, al caer la tarde, cuando la arena todavía está caliente y el Sol se va metiendo, no hay que acercarse al estero. Pero nos reímos, hacemos como que no lo sabemos o como que no nos hemos dado cuenta. De pronto oímos un ruido; alguien ha salido del agua. Las garzas vuelan, Lynda grita, con su voz aguda Ya lo vi, ahí está, por los mangles; los perros del rancho ladran y gruñen: todas salen corriendo, riéndose aún. Yo estoy sudando. Me descubro los pechos y la brisa los acaricia. Quiero ver si es cierto eso del Gentil.
Prioridad
Verdaderamente –dijo, los ojos en blanco– los indígenas –titubeó antes de pronunciar la palabra, hasta que tuvo la certeza de que era la que debía; un rumor de aprobación confirmó que había acertado–, sobre todo los pobres, en especial los adultos en plenitud, en la tercera edad, y más aún si son pobres y encima de eso son indígenas –otra vez vacilante, por el temor a equivocarse–, o si son pobres y además indígenas y para colmo los cubre la senectud, deben constituir –otro verbo le restaría solemnidad–nuestra primera prioridad. ¿A quién, si no, irían las pensiones, las becas, los apoyos? ¿Con quién podremos mostrar caridad o, mejor, solidaridad? Tengamos pues cuidado, les ruego que reflexionen en lo que digo, de que no desaparezcan. Los hombres y las mujeres de la tercera edad, los y las indígenas –ahora lo dijo con seguridad–, las y los ancianos –sintió que no se había equivocado–, sobre todo los y las pobres, son para nosotros una necesidad.
Háblame
--Dulce, ¿te acuerdas que sobabas a mi mamá?
--No soy Dulce, mamá. Soy yo.
--¿Quién?
--Yo, mamá, tu hija.
--Pensé que eras Dulce. Porque cantas como ella, ¿sabes? Así sin abrir la boca. Y porque eres buena pa sobar. Más arriba, hija, allí, más fuerte, no le pares. Pero, sí te acordarás que te conté que Dulce sobaba a mi mamá, ¿no es cierto? Allí no, hija, junto al hueso, más fuerte. Me acuerdo como si fuera ayer. Así, hija, así, no le pares, no sabes cuánto me sirve. A ella eran las piernas, ¿te acuerdas?
--No, mamá, yo no la conocí.
--¿No eras tú que la sobabas?
--No, mamá.
--Pero... O sea, tú eres nieta de María, ¿no es cierto?
--Sí, mamá, pero acuérdate, yo no la conocí. Acuérdate que cuando yo nací ya se había muerto. Y no andes volteando, madre, no te muevas, no me mires.
Una larga pausa en el sopor de la tarde que empezaba a llenarse de chanates.
--Y ¿por qué, Dulce, por qué no iba yo a mirarte? ¿Ya te moriste tú también? Contéstame Dulce, ¿no me oyes? Háblame.
Prudencia
Una vez iba un rey a caballo, con los cortesanos y los soldados y los mendigos que siempre lo acompañaban. Y todos sus súbditos dejaban las casas para verlo y, a su paso, se arrodillaban, o se lanzaban de bruces al suelo porque decían que quien lo viera a la cara quedaría ciego. Todos menos un hombre que estaba comiendo un mango. El rey se detuvo y le preguntó por qué no se inclinaba.
El hombre alzó la vista y dijo: -Majestad, todos se humillan cuando pasas porque aunque todos desean lo que tienes, temen tu poder y creen que a ti nadie te gobierna. Pero yo he visto que tú eres ignorante y eres esclavo de tres dueñas: la ira, la ambición y la carne.
La muchedumbre enmudeció, contuvo la respiración, y hubo algunos que dejaron escapar un suspiro de aprobación, o al menos de duda, así que el rey supo de inmediato lo que debía hacer y ordenó que ese hombre fuera colgado, con lo cual la paz volvió al reino. [De las historias de san Barlaán para el príncipe Josafat.]
Felipe Garrido (1942)
Mentiras transparentes.
Laberinto, México, 2022.
2060 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.18-I-2023. Selección de Felipe Garrido.
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