Tres canciones perseguidas por los esclavos y las esclavas de la corrección política.
La patita
La patita,
de canasto y con rebozo de bolita,
va al mercado
a comprar todas las cosas del mandado.
Se va meneando al caminar
como los barcos en altamar.
La patita
va corriendo y buscando en su bolsita
centavitos
para darles de comer a sus patitos.
Porque ya sabe que al retornar
toditos ellos preguntarán:
¿Qué me trajiste, mamá cuac cuac?
¿Qué me trajiste cua-ra cuac-cuac?
La patita, como tú,
de canasto y con rebozo de bolita, como tú,
se ha enojado, como tú,
por lo caro que está todo en el mercado.
Como no tiene para comprar
se pasa el día en regatear.
Sus patitos
van creciendo y no tienen zapatitos,
y su esposo
es un pato sinvergüenza y perezoso
que no da nada para comer.
Y la patita, ¿pues qué va a hacer?,
cuando le pidan, contestará:
¡Coman mosquitos,
cua-ra cuac-cuac!
Cri-Cri
Francisco Gabilondo Soler
(1907-1990)
El ropavejero
Ahí viene el tlacuache
cargando un tambache
por todas las calles
de la gran ciudad.
El señor tlacuache
compra cachivaches
y para comprarlos
suele pregonar:
¡Botellas que vendan!
¡Zapatos usados!
¡Sombreros estropeados,
pantalones remendados!
¡Cambio, vendo y compro por igual!
¡Chamacos malcriados!
¡Miedosos que vendan!
¡Y niños que acostumbren
dar chillidos o gritar!
¡Cambio, vendo y compro por igual!
Ahí viene el tlacuache
cargando un tambache
por todas las calles
de la gran ciudad.
El señor tlacuache
compra cachivaches,
y para comprarlos
suele pregonar:
¡Papeles que vendan!
¡Periódicos viejos!
¡Tiliches chamuscados
y trebejos cuatrapeados!
¡Cambio, vendo y compro por igual!
¡Comadres chismosas!
¡Cotorras latosas!
¡Y viejas regañonas
pa' meter en mi costal!
¡Cambio, vendo y compro!
¡Compro, vendo y cambio!
¡Cambio, vendo y compro por igual!
Cri-Cri
Francisco Gabilondo Soler
(1907-1990)
Cucurumbé
La negrita Cucurumbé
se fué a bañar al mar,
para ver si en las blancas olas
su carita podía blanquear.
La negrita Cucurumbé
a la playa se acercó,
envidiando a las conchitas
por su pálido color.
Quería ser blanca
como la Luna,
como la espuma
que tiene el mar.
Un pescado con bombín
se le acercó,
y quitándose la bomba
la saludó:
--¡Pero válgame señor!
¿Pues qué no ves
que así negra estás bonita
negrita Cucurumbé?
Un pescado con bombín
se le acercó,
y moviendo la colita
le preguntó:
--¡Pero válgame mujer!
¿Pues qué no ves
qué bonita es tu carita
negrita Cucurumbé?
Cri-Cri
Francisco Gabilondo Soler
(1907-1990)
Canciones completas.
Prólogo de José de la Colina, et al.
Clío / SEP, México, 2004.
2098 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria. 26 -II-2023. Selección de Felipe Garrido.
Reacciones a la selección previa:
Adolfo Castañón: Gracias por el envío de los poemas de Carmen Alardín, nacida en Tamaulipas el 5 de julio de 1933 y fallecida en la ciudad de México en 2014. En el horóscopo chino su signo era el del Gallo y en la astrología europea era Cáncer. Esta combinación acaso explique su sensitiva vocación poética. Es autora de una obra poesías y narraciones. Se formó como escritora con Juan José Arreola y Huberto Batis. Hizo una maestría en letras mexicanas. La atrajo la cultura alemana y el Instituto Goethe le abrió las puertas para que estudiara en Munich. En 1984 mereció el Premio Xavier Villaurrutia por su libro La violencia del otoño y por el conjunto de su obra. Pasó largas temporadas en Monterrey donde hizo amistades, dirigió la revista Armas y letras y tuvo discípulos como la poeta Minerva Margarita Villarreal quien trazó a su muerte una emotiva semblanza. En esa ciudad publicó varios libros.
Era Carmen Alardín una mujer taciturna de mirada fulgurante capaz de penetrar al interlocutor con la chispa de su simpatía o empatía. Sus comentarios y juicios, siempre constructivos e inteligentes, la hacían querida y respetada. Como poeta. su palabra limpia fue fiel a ciertos temas como la lealtad, el sueño y la conciencia del tiempo transcurrido. No es asombroso que el motivo del caracol aparezca en sus versos pues esta criatura es en cierto modo sinónimo de delicadeza. El viento y el amor, la conciencia del posible dolor causado por una palabra torpe se resuelven en su partitura con musical delicadeza, como si Carmen Alardín primero se dijera a sí misma cada poema antes de enunciarlo.
Quien quiera asomarse un poco más a su universo impecable puede visitar You Tube para escucharla leyendo sus poemas o en la entrevista que le hizo Martha Chapa en uno de sus programas. Tersa y sagaz, Carmen Alardín es recordada por no pocos de sus discípulos, amigos y lectores.
Sonya Garza Raport: Todo mi cariño y mi admiración por esta artista preclara que me hizo el grandísimo favor de prologar mi libro El oficio de Penélope.
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