De Elementos para un poema
XII
Encuaderno todas mis cartas y pongo los legajos en las bancas del parque, los olvido en oficinas, en tiendas, sobre la mesa de una cafetería. Los regalo a los ciegos. También meto algunas hojas en botellas y las arrojo al agua que corre junto a las aceras, la que baja por las calles en los días de tormenta. Los deposito en el lecho seco de los ríos. Todo con la finalidad de que un lector eventual pueda ser testigo de mis torpezas, y de hallar el camino más sereno hacia la tumba.
XIII
Un poema se construye con desperdicios, con la materia informe o putrefacta, con la sombra de una realidad que nace y el olor de los cirios en noviembre, con el eco. Para escribir un poema es necesario huir del poema, de las formas cerradas del discurso. Un poema es un ensayo, libre fluir de las palabras, salto del sentido hacia el silencio. Un poema es un teléfono que suena en la quietud de una casa vacía, una gota de miel en la despensa, los pasos de un gato entre las sombras, también el dolor que mana de la herida, la luz del rayo contra un cielo nocturno, el sonido que anuncia los desastres. Es imposible escribir un poema, las palabras no pueden aprehender la forma definitiva de la flama ni del agua. Casi ningún poema da en el blanco, si acaso, algunas líneas pegan cerca. El centro de la diana se oculta, inevitablemente, en el misterioso latir de lo indecible.
XIV
Puedo asegurarte que jamás escribiré un poema que me salve. Ninguno más allá del ruido de los platos en la mesa, ninguno más musical que un canto de paloma solitaria en la sequía, ninguno con más calor que la tibieza de una sábana limpia. Llevo la marca inevitable de la muerte y, sin embargo, regreso, para perder el tiempo, a la misma mesa del café todas las tardes. No escribiré pues un poema que se vuelva mi sarcófago; mi carne, sin bálsamo, se perderá en la arena.
Norberto de la Torre (1947)
Tiempo es una metáfora que duele.
Universidad Michoacana de San
Nicolás de Hidalgo, Morelia, 2002.
2121 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
21-III-2023. Selección de Felipe Garrido.
Miguel Ángel Porrúa, editor; Academia Mexicana de la Lengua; Creadores Eméritos FONCA
Adolfo Castañón: Gracias por los textos entresacados de Miscelánea, de Eduardo Hurtado, editado en Baja California en 2021. Son apuntes que parecen escritos al margen de los poemas que ha venido dando a la estampa este poeta, ensayista y editor, nacido en la ciudad de México en 1950.
Hurtado es autor de varios libros de poesía y su obra ha sido traducida al árabe, al inglés y al francés. En 2004, con selección del autor, Prólogo de David Huerta y traducción de Émile Martel, la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM y Écrits des Forges, de Québec, publicaron Bajo esta luz, y aquí. Es autor también de ensayos como Este decir y no decir (Aldus, 2004). Los apuntes aquí transcritos forman parte de esa tarea. Tarea conspicua del que ajusta la hora de su reloj; tarea reflexiva como la que se planteaba Jorge Guillén en sus ensayos sobre Lenguaje y poesía. originalmente publicados como Language and poetry y dictados por el poeta español como conferencias en la Cátedra Charles Eliot Norton, en Harvard, en 1961. La asociación no es accidental. Las reflexiones de Eduardo Hurtado asedian y buscar encontrar el lugar del canto en la poesía contemporánea. Gracias, estimado Eduardo. Gracias, querido Felipe.
Bernardo Bátiz: Luis Cardoza y Aragón es solamente medio poeta, aunque muy buen medio poeta. Me parece. No mide sus versos ni los rima; sólo los escribe como salen de su pluma y de su genio creador. No hace poemas, digo, pero lo que escribe lo escribe muy bien y nos pone a pensar. A mí me hace recordar que toda mujer inteligente es forjadora de historias, cuentos, tragedias, relatos variados. Sin retórica, con pura imaginación y sutil deslizamiento de sugerencias.
Elisa Josefa Hernández Aréchiga: Que Cardoza y Aragón es medio poeta… En eso difiero, estimado maestro Bátiz. La poesía es más que medir versos y rimas, en mi humilde pensar. Y sobre Sherezada, ¿qué sería de nosotros sin sus historias? Una respuesta inicial la encontramos en las escuelas donde hoy estudian miles de niños y niñas que en su mayoría, antes de conocer y deleitarse con la palabra, quedaron criminalmente expuestos al mercado de las imágenes.
Bernardo Bátiz: Dices bien, querida maestra, la poesía es más que encontrar consonancias y medir sílabas. Por eso digo de Cardoza y Aragón que es un muy buen medio poeta. Y reconozco con humildad que sin Sherezada, ni la vida del sultán ni la mía, ni otras, encontrarían sentido. Sin conversar, sin lectura, sin hablarnos, no concibo cómo los seres humanos podríamos vivir.
Comentarios
Publicar un comentario