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#2149 - MORENO: Se traspasa cómplice personal | LÓPEZ: Es por esto…

 

Se traspasa cómplice personal

Se traspasa cómplice de luz y de sombras.
En la luz, los lúmenes están fuera de especificación
y en la sombra, el negro tampoco coincide ya
con el Pantone solicitado.
Seminuevo. Discreto.
Probado en correrías extramaritales
y en ambientes laborales hipersensibles.
En buenas condiciones, pero fuera del
plan de desarrollo actualizado.
No compatible con histerias de moda
y traumas añejos,
pero sabe escuchar y es solidario.
(Quizá demasiado.)
Poetiza moderadamente,
en buena compañía o por reflexión,
aunque también suele ironizar sin freno.
(Y se derrapa en lo más inoportuno.)
Tiende a encariñarse con la Manager en turno
y esto sí es problemático.
(Alega que la afinidad no es desechable ni se puede planificar.)
Se traspasa sin más referencias, sin pagos anticipados
y sin devoluciones.

Gilberto Moreno (1975)
Publicación en trámite.


Es por esto…

No voy al día, Felipe, con todos los poemas.
Es que no puedo lidiar con tanta luz, maestro.
Como cuando manejo en el crepúsculo
con el sol cegándome y voy a tientas,
descosida de la tierra,
adivinando apenas el dibujo del camino.
Lo difícil es que la poesía
—con su arco y sus flechas—
me hace blanco.
Me escudriña la memoria
y sacude los abismos,
me cambia los ojos de colores
me hace ver lo imposible
me desnuda, me vuela, me transforma…
¡cómo me desordeno entonces!
Y yo con el día a día, querido,
teniendo que dar las clases,
y entender la teoría,
y decirle a la hermana que me ayuda
cómo funciona la lavadora
y lo que comeremos esta tarde.
La poesía me llama
a una vida aparte,
a un convento laico
en el cual alejarme
del mundanal rüido
cuando la citadina vida
me lleva turbulenta
peleando metro a metro el camino
para recoger a la hija de la escuela.
Lo peor de todo es que tanta poesía
me obliga a escribir.
Me saca de los compromisos inminentes
y me pone a maltejer palabras,
a ponerme el hígado de un lado
y los sueños del otro.
Resulta que la vida es aquí y ahora,
pero la poesía es aquí y siempre.
¡Qué cuestión insoluble, maestro!

Maya López (1963)
Publicación en trámite

2149 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
18-IV-2023. Selección de Felipe Garrido.
Miguel Ángel Porrúa, editor; Academia Mexicana de la Lengua; Creadores Eméritos FONCA

Reacciones a la selección previa:

Josefina de Diego: Estimado Castañón:
Muchísimas gracias por su envío y por sus palabras sobre mi padre. Ya el año que viene se cumplirán 30 años de su muerte, pero me consta que sigue vivo en el corazón de muchos.
Sólo quería comentarle algo. Hasta donde yo sé, mi padre no tradujo Orlando de Virginia Woolf, sin dudas, una de sus escritoras preferidas. Escribió el prólogo a la edición cubana de la novela, que está incluido en los libros de ensayos suyos publicados en Cuba, México y España. Gracias, otra vez por su trabajo y por sus conmovedoras palabras sobre mi padre. Deseo que esté muy bien. Un abrazo.
Fefé

Adolfo Castañón: Querido Felipe: Gracias por el envío de esta segunda parte de la muestra de Eliseo Diego a partir de su antología La sed de lo perdido. En esta límpida página el poeta cubano entra con sigilo y por así decir descalzo, hablando en prosa sencilla, a desarmar el misterio del decir poético a partir de la conciencia de lo mínimo y de los personajes menores. Esto me hace pensar en una advertencia de Federico Nietzsche que decía que los grandes cambios vienen con paso de paloma. Con ese paso leve ha de acercarse el poeta a la celosa y despiadada Dama que presta su vestidura humana a la Diosa Blanca. Por cierto, en esa antología aparece una referencia al prólogo al Orlando de Virginia Woolf que mi cansada cabeza durmiente transformó en una supuesta traducción realizada por Eliseo Diego de esa maravillosa novela. Josefina de Diego. Fefé, me hizo ver mi error y aquí lo exhibo, compungido, con ruborosa letra.
El prólogo en cuestión está reproducido en La insondable sencillez. Ensayos, coeditado por El Equilibrista en la colección Pértiga de la UNAM, en 2007.
A Eliseo lo escuché recitar alguna vez en español y en inglés el poema de Oscar Wilde- ''Yet each man the thing he loves...”, como le consta a Diego García Elio. Esa fue una de sus tantas lecciones.
Gracias. querido Felipe. Gracias, Fefé. Gracias, Diego.

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