Ir al contenido principal

#2195 - COHEN: Cuatro de sal

 

Cuatro de sal

I


Se esparce la mañana por mis ojos
adormecidos en miradas lentas
que me imprimes, paciente oscuridad.
Quisiera, no sé cómo,
anublar mi ventana
con una piel más honda que la mía,
vela endeble de un barco apolillado
que naufraga constante por el sol,
por estas noches y sus camas, únicos
testigos del desvelo, la sentencia
de una noche de versos inconformes,
de piernas que no encuentran su pareja,
de ojos clavados en un techo blanco,
más blanco que el vacío, demasiado
blanco:
la noche fosforece llagas
que iluminan palabras impotentes,
cada herida que inflijo, cirujano
gozosamente doloroso, escriba
imbécil en espera de milagros.

II


La mañana jamás fue la promesa.
Las hojas que se dejan de los vientos,
de mi vista de sueño sin descanso,
son relleno, amenaza, distracciones
inútiles que invento
desesperadamente para ver
si así no caigo, y me convenzo, asi,
de que el dolor no sea razón de vida;
la soledad, estado de una gracia
impune, codiciada por los necios
que se hacen las preguntas imposibles
y duermen cada noche entre las sábanas
impías y frescas, esperando que alguien,
algún día, las pueda compartir.


III


Percibo la bondad en tu presencia
cuando pienso que caigo para siempre,
cuando tus manos me prenden del pecho
por dentro, cuando intuyo en la garganta
la presión de tus manos.
No sé por qué, pero no tengo miedo.
Es un aire que envuelve silencioso
mis pasos, la mirada, los olores
que dejo como herencia sin querer,
un testamento, un grito, una disculpa.
Cierto es que me pregunto por tu ausencia.
Me pregunto por qué jamás me esfumas
según lo prometido en tu contrato
de cada noche; sólo una visita,
médico de mortaja,
salvador que no cumple con la muerte.


IV


Guárdame de los nervios y los días
veintisiete, el recuerdo repentino,
las mañanas que siempre son infancia.
Guárdame de la sala, la que nunca
tuvimos, bibliotecas ordenadas
y con alfombra, sueños de ese tipo.
Guárdame, sobre todo,
de la felicidad y su mentira,
de mis hojas en blanco, mis palabras.
Guárdame, tú, de todo esto que eres.
Poco importa.
Tomo caté, preparo el desayuno,
lavo los trastes que dejé de anoche,
aparece la fecha en mi reloj
y te digo:
Guárdame de los nervios y los días
veintisiete. Hay castigos
mucho más crueles, yo lo sé.
Pero no siento nada,
porque lo siento todo,
y descanso en las brasas del derrumbe.

Sandro Cohen (Newark, 1953 - Ciudad de México, 2020)
Los cuerpos de la furia.
A Josefina Estrada
Editorial Katún, México, 1983

2195 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
6-VI-2023. Selección de Felipe Garrido.
Miguel Ángel Porrúa, editor; Academia Mexicana de la Lengua; Creadores Eméritos FONCA

 
Adolfo Castañón: Gracias por el envío 2194 de este lunes 5 de junio del 2023 de Un poema al día. Transcribe la Endecha de Sor Juana Inés de la Cruz en que '”Expresa, aún con expresiones más vivas el sentimiento que padece una mujer amante de su marido muerto”. El poema apareció en el número de diciembre de 1939, enero febrero de 1941 de la revista Taller, codirigida por Rafael Solana, Alberto Quintero Álvarez, Efraín Huerta y Octavio Paz. Se trata de la Endecha 78 en el tomo I, “Lírica personal” de las Obras completas de Sor Juana Inés de la Cruz, editadas, prologadas y anotadas por Alfonso Méndez Plancarte (FCE, Biblioteca Americana, 1ª ed, 1951, 5ª reimpresión, 1997, pp. 204-207. La ficción que arma este poema podría ser entendida a la luz de la conflictiva red que suscitaba en Sor Juana la ausencia de los muertos y en particular la de Pedro Manuel de Asbaje su padre, según pondera Octavio Paz en el capitulo “Juana Ramírez” de Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe. (OC. T, III.ed. compacta, México, 2014, p. 534.)
Más allá de esta sugerencia, cabe subrayar la capacidad de la poeta para vivir vicariamente la experiencia y compadecer al otro, a la otra. El motivo subyacente de la ausencia se declina en la Lirica de Sor Juana de muchas formas. Esta es una.

Comentarios

Entradas populares de este blog

#2219 - ZENTENO: En la punta | Chatarreros | Los retos de amar las aceitunas

#2090 - MOZ: El poema infinito | ¿Quién?