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#2229 - DE QUEVEDO: 38. Llama a la muerte | 39 Que la vida es siempre breve y fugitiva | 55. Enseña cómo todas las cosas avisan de la muerte

 

38
Llama a la muerte

Ven ya, miedo de fuertes y de sabios,
huya el cuerpo indignado con gemido
debajo de las sombras, y el olvido
beberán por demás mis secos labios.
Fallecieron los Curios y los Fabios;
y no pesa una libra, reducido
a cenizas, el rayo amanecido
en Macedonia á fulminar agravios.
Desata de este polvo y de este aliento
el nudo frágil, en que está animada
sombra, que sucesivo anhela el viento.
¿Por qué emperezas el venir rogada,
a que me cobre deuda el monumento,
pues es la humana vida, larga y nada?

39
Que la vida es siempre breve y fugitiva

Todo tras sí lo lleva el año breve
de la vida mortal, burlando el brío,
al acero valiente, al mármol frío,
que contra el tiempo su dureza atreve.
Antes que sepa andar el pie, se mueve
camino de la muerte, donde envío
mi vida oscura; pobre y turbio río,
que negro mar con altas ondas bebe.
Todo corto momento es paso largo,
que doy á mi pesar en tal jornada,
pues parado y durmiendo siempre aguijo.
Breve suspiro, y último, y amargo,
es la muerte forzosa y heredada;
mas si es ley, no pena, ¿qué me aflijo?

55
Enseña cómo todas las cosas avisan de la muerte

Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.
Salíme al campo, vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados;
y del monte quejosos los ganados,
que con sombras hurtó su luz al día.
Entré en mi casa; vi que amancillada
de anciana habitación era despojos;
mi báculo más corvo, y menos fuerte.
Vencida de la edad sentí mi espalda,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.

Francisco de Quevedo Villegas
Obras selectas
Prólogo de Arturo Marasso
El Ateneo
Buenos Aires – Caracas – Lima
Montevideo – Rio de Janeiro,
Buenos Aires, 1957


2229 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
11-VII-2023. Selección de Felipe Garrido.
Miguel Ángel Porrúa, editor; Academia Mexicana de la Lengua; Creadores Eméritos FONCA


Reacciones a la selección previa:

Maya López: De Rafael López: “La tarde risueña, dorada, lujosa cual reina andaluza / que baja de un bello albaicín. / insensatos goces y sueños carnales despierta y aguza / con la risa loca que entreabre sus labios llenos de carmín. / Y mira el torneo.” De Queta Navagómez: “Manglar / amárrate a mis huesos / seamos nido de garzas, / seamos nidos del sol.”
Elios Mitre: "Qué tristeza del árbol sin columpio…" Qué maravilla de frase; de Queta Navagómez.

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