2257 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
21-VIII-2023. Selección de Felipe Garrido.
Pregunta retórica
Dónde ha volado, no,
dónde ha caído,
arrugado e inútil,
el día que perdimos,
el tristísimo día,
malhumorado, inválido,
cubierto por las furiosas
escamas de la asfixia.
Pusimos un metrónomo
sobre el tiempo,
como gas inflamable sobre agua,
y el crepúsculo nos va a llegar
obsesivo y baldío.
La vida así se engaña
hacia la rama alta
para allí desplomarse.
Ida Vitale (Montevideo, 1923)
Magnitudes improbables
¿Un día como otro?
¿Un cielo azul igual
a otro cualquiera?
¿Es idéntico un sol,
venga del cielo, de voz o de violín?
¿De dónde la ventura,
la desdicha o esta neutralidad?
¿De un sueño incierto,
de una sonrisa matinal, ausente,
de un papel derrotado?
Preguntas para oráculos
que vinieron a menos:
como si uno o dos
fuera lo mismo.
Ida Vitale (Montevideo, 1923)
Programa
I
Recuerda, clara y lentamente, el agua.
Escucha al pájaro:
¿canta apenas su miedo
o demuestra esperanza?
Llega a la rosa y piensa en ella.
No te preocupe el hombre.
Él se basta:
a solas
prepara su cuchillo.
II
Mira, sin olvidar fatalidades,
la creciente, mas disminuida especie.
Ánclate en lo que tantos desdeñan,
discreta ignora lo que tantos buscan,
para sí recibir, ya sin enfado,
tu bandera sin viento, que desciende.
III
Abre los ojos
a cada parcela de mundo,
brotes de sauce o rostro apático.
Una vez más quedarás deslumbrada
o buscarás tus culpas en el aire:
todavía eres presa de la vida.
Ida Vitale (Montevideo, 1923)
Mella y criba
Colección La Cruz del Sur
Pre-Textos, Valencia, 2010
Dicen los lectores:
David Noria: Gracias, querido Felipe, por traernos estos versos de Castañón. En ambos poemas, labrados con alta sinceridad y decoro, asoma el hombre maduro que ve su recorrido por el retrovisor. En ambos se saca la cuenta de una vida en sus dos vertientes: con Marie, su esposa, y consigo mismo. Dualidad que habita, como camino arquetípico, en cada uno: sus cifras podrían ser el Cantar de los Cantares y la Eneida. De los dos caminos, el poeta puede decir que ha conseguido la "experiencia y asimilación" que decía Joseph Campbell en El héroe de las mil caras; puede decir también, como lo hace, que ha sido bendecido: "en la intrincada ruleta/ nos tocó el premio de estar juntos", y "gozo la otredad de ser el mismo". Al leer los poemas se entiende, o se intuye, el largo proceso de maduración y auto-conocimiento, ese pasar por las pruebas iniciáticas, que hace de este poeta, para tantos de nosotros, un referente y faro. Valentía, lucidez y libertad son las tres gotas de rocío que, gracias a la lectura que nos regalas, querido Felipe, quedan brillando trémulas al sol de este sábado, en la Ciudad de México.
Rodrigo Martínez Baracs: Queridos amigos, Adolfo escribió el más bello, sincero y profundo canto de amor. Un abrazo,
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