2259 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
23-VIII-2023. Selección de Felipe Garrido.
Destiempo
Como el más profundo aliento de la vida
la respira el mundo gigantesco de los astros,
que flotan, en danza sin reposo, por sus mares azules.
Novalis
1
Decir el nombre deslumbrante
de la filacteria.
La otra conciencia
poblada de luz.
La huella
que resplandece apenas
es línea vertical
que toca mi piel de mito.
Golpea con fuerza,
anticipa el relieve nuevo de la forma
en su espesura.
Me opongo a dar vuelta
bajo la luna despejada
porque siembro el relámpago
tenaz
en todas partes.
2
Ignora mi sangre
la arista ciega.
El nombre incomprendido
de lo que no existe.
El delineo nocturno
en la garganta estrecha.
La sílaba movediza
descarta los acordes
para mantener la calma.
Henchida de tiempo l
a mirada
es el delirio sordo
del salto.
La claridad con que se abate
esa otra voz primera.
3
Vence el movimiento
a la locura
en el renacer de otra orilla,
con la voz alimentada de ritos.
Somos astro que arde
entre palabras,
gota que corre llena
y se ilumina.
Constantes migraciones
bajo una certidumbre.
También la médula solar
es desprendimiento.
4
Abate cegada la noche de mi cuerpo
el sofisma que explora el infinito,
el sonido etéreo
sigue el largo sentir de la semilla,
el umbral donde retorna
el interior
apenas resplandeciente al tímpano.
Absorto al sonido
el laberintico gritar enlaza
la voz sombría de la tregua.
Apenas un desalojo de palabras
presiente el impulso de la muerte en ripio,
recupera en otros ojos
la realidad
en que estamos construidos.
Otra mente observa
el filo no mellado
del espaciotiempo.
5
El rostro en el sueño fronterizo
es propio umbral
frente a nosotros.
Alimentamos la forma inmóvil
para mirarnos de frente
en el lento sentir de la naturaleza.
Nada permanece,
pero la sangre
se filtra en el espejo ciego
de la imagen que se afirma.
En las intermitencias
encontramos
el interior revertido.
El último trazo
brota de la dermis
para ver si algo queda
bajo la carne.
Sobre el silencio
hay un cerco indivisible
para volver al germen.
Beatriz Saavedra Gastélum (Culiacán, 1971)
Ritual de espacio.
Ediciones El Mono Armado,
Buenos Aires, 2021
Dicen los lectores
Beatriz Corona: Es increíble cómo las palabras nos transportan a fronteras insospechadas si estamos dispuestos a entregarnos al discurso. Y no lo digo sólo por esta última selección, estimado Felipe, sino por varias de las recientes. ¡Gracias por llevarme en este mágico viaje!
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