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#2125 - PELLICER: Discurso por las flores

  Discurso por las flores A Joaquín Romero Entre todas las flores, señoras y señores, es el lirio morado la que mas me alucina. Andando una mañana solo por Palestina, algo de mi conciencia con morados colores tomó forma de flor y careció de espinas. El aire con un pétalo tocaba las colinas que inaugura la piedra de los alrededores. Ser flor es ser un poco de colores con brisa. Sueño de cada flor la mañana revisa con los dedos mojados y los pómulos duros de ponerse en la cara la humedad de los muros. El reino vegetal es un país lejano aun cuando nosotros creámoslo a la mano. Difícil es llegar a esbeltas latitudes; mejor que doña Brújula, los jóvenes laúdes. Las palabras con ritmo —camino del poema— se adhieren a la intacta sospecha de una yema. Algo en mi sangre viaja con voz de clorofila. Cuando a un árbol le doy la rama de mi mano siento la conexión y lo que se destila en el alma cuando alguien está j...

#2124 - NERUDA: Pido silencio

  Pido silencio Ahora me dejen tranquilo. Ahora se acostumbren sin mí. Yo voy a cerrar los ojos Y sólo quiero cinco cosas, cinco raíces preferidas. Una es el amor sin fin. Lo segundo es ver el otoño. No puedo ser sin que las hojas vuelen y vuelvan a la tierra. Lo tercero es el grave invierno, la lluvia que amé, la caricia del fuego en el frío silvestre. En cuarto lugar el verano redondo como una sandía. La quinta cosa son tus ojos, Matilde mía, bienamada, no quiero dormir sin tus ojos, no quiero ser sin que me mires: yo cambio la primavera por que tú me sigas mirando. Amigos, eso es cuanto quiero. Es casi nada y casi todo. Ahora si quieren se vayan. He vivido tanto que un día tendrán que olvidarme por fuerza, borrándome de la pizarra: mi corazón fue interminable. Pero porque pido silencio no crean que voy a morirme: me pasa todo lo contrario: sucede que voy a vivirme. ...

#2123 - VALLEJO: Poema XXIII | A mi hermano Miguel | Me moriré en París con aguacero

  Poema XXIII Tahona estuosa de aquellos mis bizcochos pura yema infantil innumerable, madre. Oh tus cuatro gorgas, asombrosamente mal plañidas, madre: tus mendigos. Las dos hermanas últimas, Miguel que ha muerto y yo arrastrando todavía una trenza por cada letra del abecedario. En la sala de arriba nos repartías de mañana, de tarde, de dual estiba, aquellas ricas hostias de tiempo, para que ahora nos sobrasen cáscaras de relojes en flexión de las 24 en punto parados. Madre, y ahora! Ahora, en cuál alvéolo quedaría, en qué retoño capilar, cierta migaja que hoy se me ata al cuello y no quiere pasar. Hoy que hasta tus puros huesos estarán harina que no habrá en qué amasar ¡tierna dulcera de amor, hasta en la cruda sombra, hasta en el gran molar cuya encía late en aquel lácteo hoyuelo que inadvertido lábrase y pulula ¡tú lo viste tánto! en las cerradas manos recién nacidas. Tal la tierra oirá en tu silenciar, cómo nos van cobrando todos el alqui...

#2122 - OLVERA: 13 poemas

  ¿Qué quieres dulce abismo? ¿Para qué me sostienes la mirada? Sutil Entre usted y yo, sólo la piel. Concupiscencia Cuelgan, de mis orejas, como aretes tus requiebros y mi boca se abre con palabras tanto tiempo guardadas en lo oscuro. Vértigo Para campo salvaje piernas cimarronas… al paso al trote al galope. Del casi Anoche rozó mis labios la flor del sí. Casi probó mi lengua su melodía. Vaticinio Cuando vi reptiles en tus ojos, lo supe: contra la mordedura de tu sexo no hay antídoto. Hechizo Rosa única. Sobre sí misma erguida. Cobra. Veneno de mil pétalos. Eclipses ge melos Luz de luz incontenible se esconde y fuga detrás de tus pupilas: luna negra en cada ojo. La otra …y era verdad mi pasión, mi pasión que se muerde la cola. Mas cuando dije yo ya era otra hablando contigo de mí. La espera Imagino mil veces la próxima vez: ¡Ah, tu silencio! (… Tu silencio junto al mío.) Declaración...

#2121 - DE LA TORRE: De Elementos para un poema

  De Elementos para un poema XII Encuaderno todas mis cartas y pongo los legajos en las bancas del parque, los olvido en oficinas, en tiendas, sobre la mesa de una cafetería. Los regalo a los ciegos. También meto algunas hojas en botellas y las arrojo al agua que corre junto a las aceras, la que baja por las calles en los días de tormenta. Los deposito en el lecho seco de los ríos. Todo con la finalidad de que un lector eventual pueda ser testigo de mis torpezas, y de hallar el camino más sereno hacia la tumba. XIII Un poema se construye con desperdicios, con la materia informe o putrefacta, con la sombra de una realidad que nace y el olor de los cirios en noviembre, con el eco. Para escribir un poema es necesario huir del poema, de las formas cerradas del discurso. Un poema es un ensayo, libre fluir de las palabras, salto del sentido hacia el silencio. Un poema es un teléfono que suena en la quietud de una casa vacía, una gota de miel en la despensa, los pasos de un gato entre las...

#2120 - HURTADO: Miscelánea (aforismos)

  Para hallar “una voz propia” hace falta cierta inclinación a ser un mal discípulo. * Somos fatalmente modernos. Todo lo que hacemos lleva la marca del presente. Aun cuando nos proponemos ser anacrónicos, el resultado deja ver las huellas de nuestra actualidad. * Un poema no solicita ningún tipo de interpretación, mucho menos de entendimiento. Nos reclama, en todo caso, involucrarnos con su particular forma de “operar” a través del lenguaje, el ritmo, las imágenes. No se trata de preguntarnos qué es lo que el poema dice sino de reconocer aquello que ocurre en su interior. * …antes de comunicar, hacer contacto. * Como contrapeso a la condición virtual de los espacios cibernéticos, algunos creadores postulan un reencuentro con la realidad más inmediata. Nada mejor, si se quiere avanzar en esa ruta, que cederles la voz a los objetos. * El filósofo Marc Augé llama “no lugares” a ciertos espacios homogéneos de circulación y consumo: aeropuertos, cajeros, centros comerciales, autopistas...

#2119 - CARDOZA Y ARAGÓN: Qué difícil tener tiempo | Sin un cuento cada día, | Tuércele el cuello al loro de la retórica

  Qué difícil tener tiempo para escribir brevemente natural y sencillo sin musiquita como el albañil el perro o el ángel sin imaginarse que se es un pequeño dios reír infinitamente deshabitarse amar emborracharse alguna vez junto a ti despertar perderme como todos en lo plural encontrarme mil veces tu viendo ahincadamente con los ojos vaciados iluminada por dentro abrazándome con tus brazos amputados. Luis Cardoza y Aragón (1904-1992) Sin un cuento cada día, como todo el mundo, el sultán se hubiese muerto. Sherezada, amenazada de muerte, lo salvó muchos años. Si ella no cumple, él hubiese perecido antes. Decapitarla era suicidio. Nunca supo que la vida del sultán dependía maternamente de la suya. Cuando éste murió, tras haber devorado una pierna de unicornio, y no por falta de poesía o por exceso de ella, Scherezada prosiguió su destino, como siempre, hermosa y joven, preservada por su misión. Más que su propia vida le importaba contar el cuento nuestro de cada día. Los nietos de l...