El próximo lunes, 25 de julio, se cumplirán cien años del nacimiento del filólogo Antonio Alatorre, uno de los personajes centrales de la cultura de México y del español. Un maestro que se ocupó siempre de la poesía y los poetas, de los distintos modos de la escritura. Incluso en un tomo de microhistoria sobre su pueblo natal y sobre su paisano de tres siglos antes, Marcos de Monroy, El brujo de Autlán. Además de la novela de Marcos y de la novela de Autlán, hay la novela del investigador que “se quemó las pestañas” transcribiendo y analizando los asuntos del proceso de Marcos, escritos algunos de ellos en letra bastante dificultosa. Ese investigador soy yo. Y mi novela comienza en la cuna. Yo nací en el mismo Autlán de Marcos. Sólo otro autleco como yo podría haber puesto en la investigación el gusto, el interés personal, el amor casi, que yo he puesto. En ningún momento pensé limitarme a la transcripción paleográfica y publicarla, con unas cuantas notas pertinentes, como “Contribuc
Blog donde el poeta César Guerrero Arellano recopila, para leer y consultar en la web, la selección diaria de poesía que el escritor Felipe Garrido distribuye por WA y por FB a una amplia red de personas.