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#2008 - GARRIDO: Zona sagrada | PÉREZ BONALDE: Tienen razón

  Zona sagrada Hay una zona de silencio y polvo, de pasto ralo en las orillas, quemado por las heladas o por la sequía. Hay, en las casi invisibles fronteras del campo, hombres, muchachos, niños agazapados, enchamarrados, ocultos por bufandas y por la niebla; confundidos con los montoncitos de ropa, con los zapatos de calle, con las maletas que vigilan los viejos y unas mujeres desmañanadas. Hay, dentro del terreno, hombres, muchachos y muchachas, niños de pie, en actitud de alerta. Algunos visten camisetas de colores vibrantes, calzones cortos, medias no siempre uniformes, zapatos erizados. Brincotean con los brazos sueltos, flexionan las piernas, arrancan a correr y en seguida se detienen. En el centro, en la línea que divide en dos el campo, está el balón. De negro rigoroso, junto a la pelota, el árbitro alza una mano más allá de la cabeza y en la otra muñeca mira el reloj. Los jugadores de un bando llegan al centro. Hay quienes se persignan. Otros palmotean, dan voces...

#2007 - VILLARREAL: De "Poeta de provincia". Antología poética (1981-2021)

  No es el plan leer los libros que tú leíste, aunque la biblioteca sea una y ésta apenas comience a notar tu ausencia en el polvo que cubre los tomos de María Moliner. Buscar tus huellas en el arreglo de la casa, comprar un cuadro, un tapete, ir a la tienda por un juego de toallas. Internarme en el súper e ir directamente a la sección de frutas y verduras con el firme propósito de comprar aguacates sin pedir ayuda alguna. Las persianas tienen su ritmo. Por la mañana un cuarto; después de las dos, totalmente abiertas y el Cerro de la Silla aparece. También el destello metálico del Estadio del Monterrey; el hospital de Ginecología, la joroba de Félix U. Gómez y la avenida Garza Sada que se pierde hacia el sur. Por la noche la ciudad se transforma. Se destaca el Paseo Santa Lucía, se iluminan sus árboles, la gente va de aquí para allá. El Museo de Beisbol, las lanchas y el Parque Fundidora al fondo del paisaje. El Cerro de la Silla está ahí, pero ahora su presencia, pese a todas sus ...

#2006 - FLORES: De "Luz de la materia"

  Ayer, la escritora Malva Flores recibió en la Capilla Alfonsina de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en Monterrey, el Premio Internacional Alfonso Reyes. Hace dos años, obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores. Felicidades para Malva Flores. De Luz de la materia 2010 LOS LARGOS PASAJES que el viento prefigura, la distancia tan breve entre el sol y la espuma, la sombra de la flor, el cacto: la materia es visible Las manos cobijan al espacio y lo imaginan. Pueden mirar también la historia de las piedras. Alguna vez los ojos tocan al fin el borde de las cosas y siguen su camino con una luz distinta, apenas distinguible. Sólo si canta es plenitud la boca; si acomoda el sonido para volverlo almohada es beso. Un fresno para escuchar la noche. La risa, para saber del agua. Visible es la materia. AYER COMPRÉ ESTE ÁRBOL, enorme, altísimo, escalera de hormigas y de hiedra. ...

#2005 - CAMPOS: La estudiante de 1966

  La estudiante de 1966 So sahst du sie im frohen Tanze walten Die lieblichste der lieblichsten Gestalten. Goethe, Elegie von Marienbad Tendría mi edad si no fuera por el frío. Era ligera y sus piernas tocaban los dedos al sólo tocarla. Al erguirse en el patio de abajo, desde su falda tableada sobre las rodillas, el mundo comenzaba a parecerse a sus piernas y las cinco letras de la palabra mundo se alteraban por las cinco letras de la palabra deseo. ¡Qué cintura, qué música lineal, qué rítmicas las piernas al salir de clases! Callada, era callada como un pasillo negro, y al dejarla dejaba en el corazón algo como una duda, como culpa o niebla. Acabó por dolerme en todo el cuerpo y cada centímetro del cuerpo era de su arco una flecha atravesada. Cuántas veces desde entonces, cuántas, ha atravesado el corazón como una flecha, como una luz que sangra el corazón. Y cuando pasa eso, cuando la flecha cruza, cuando la luz sangrienta cruza el corazón (lo deja en cruz), algo en mi íntimo pro...

#2004 - GALLEGOS: D'Artagnan | Paranoia | Agallas | Mascotas | Redes | Pureza | Sueños húmedos IX

D’Artagnan / Esos villanos fracasaron por incultos: hicieron planes para derrotar a sólo tres mosqueteros. Paranoia / Decía que lo seguía una silueta oscura, pegada a sus talones, como una sombra. Agallas / No le importó que el agua le llegara hasta el cuello: tenía agallas. Mascotas / Tenían el gato con el mayor coeficiente intelectual en el mundo. Estaban orgullosos de ser sus mascotas. Redes / Los peces antisociales no caen nunca en las redes. Pureza / Era un amor tan puro que era incoloro, insonoro, inodoro… sobre todo, indoloro. Sueños húmedos IX / ¿Por qué será que siempre que te sueño acabo por escribir historias sobre el mar, ciudades lluviosas, tramas lacrimógenas, relatos de ahogados…? No lo sé, me dijo ella, esquiva como siempre, y al darse vuelta relumbró al sol su hermosa cola de pez. Juan Carlos Gallegos (1983) Hecho en Twitter Editorial La Tinta del Silencio, México, 2022.   2004 Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren e...

#2003 - ÁLVAREZ: Eros | ¿Por qué tú? | Desde entonces

  Eros Hoy descalza hasta el cuello, sin estorbo, Eros me da el porqué de su existencia: porque saber amar es arte y ciencia muy lejos de cualquier extraño morbo. Es un éxtasis real de sorbo en sorbo que paladea fiel nuestra conciencia y no a todos alcanza su presencia esta magia sutil en que me absorbo. No se puede vivir sin erotismo, viene del más allá como mandato, mueve células, raro mecanismo que se transforma en goce de inmediato; un artilugio fértil de sí mismo porque es contra natura el celibato. ¿Por qué tú? Eros me dio la voz de estos sonetos, el griego dios que ha sostenido al mundo. No hubiera humanidad si el dios profundo no tuviera mil trampas y amuletos. Todos hemos caído en sus secretos y en parejas, tal vez en un segundo hemos sentido el toque tremebundo que nos sacude el sexo en sus decretos. Y no sabemos qué nos convulsiona, qué incógnita nos mueve hasta los huesos qué elección nos impulsa y nos cuestiona ...

#2002 - PALACIOS: Huecos

  Huecos Primer tiempo Cabalgaba la tristeza, trenza tensa la rienda. Al aire, sin aire; sin aire en el aire. ¿Dónde perdió los estribos? Cabalgaba la tristeza. Camina lento, muy lento, para no alborotar la rabia que lleva por dentro. Habla mucho, mucho, para liberar dolores al viento. Duerme de lado, ladito, para abrazar al sueño. La sábila exuda, al golpe del machete; el río ruge si el cántaro lo hiere. Al fondo de una copa de cristal, rojo y rostro se confunden. Segundo tiempo ¡Mira, mira lo que miro! Un hueco, un hueco en mi cuerpo. ¿Dónde, dónde? Muy dentro, muy adentro. Un pozo de agua, de agua que, a veces, escapa por estos mis ojos. Silencio, el ruido me mueve. No me toquen, tengo un hueco en mi cuerpo. ¡Oh!, ráfaga de viento fresco, llévate mi caballera negra. Sólo lluvia sobre mi cuerpo desnudo en la playa húmeda del tiempo. Memoria, memoria mía, ¡dime!, ¿dónde dejé mis recuerdos si todos son olvidos? Recuerdos de la memoria, bruñidos por el tiempo, ¿dónde?, ¿dónde están?...